276. Después del carnaval

Hoy se inicia el finde de carnaval. Será también una especie de final de la temporada vacacional.
Si las cifras no mienten no la hemos pasado tan mal. El número de contagios reportados desde los diferentes sitios de nuestras serranías no fueron tan exagerados como los que pensamos al comienzo. Aunque por supuesto, subieron.
En estas últimas semanas – pensamos – algo se van a incrementar. Hay más gente y se notan un poco relajados los protocolos iniciales. El clima – lluvioso y frío – ha contribuido a que la gente tuviera que ubicarse a menor distancia que lo aconsejable. En restaurantes y bares serranos se observaba esa situación. Inevitable, por cierto.
Una preocupación nos invade: ¿que se está haciendo con los turistas contagiados? ¿Se los pone en cuarentena en el lugar? ¿O se les permite regresar a su lugar de origen? La primera opción no es fácil de administrar, tiene costos impensados. ¿Quién se hace cargo de ellos?
La segunda opción es preocupante, y viene sucediendo. Regresan vacacionistas contagiados de diferentes lados, trasladando virus a sus ciudades. Eso se llama circulación. ¿Estamos aumentando la circulación? Es posible que sí. Eso se podrá medir en marzo, cuando finalice la etapa vacacional. Lamentablemente eso coincidirá con el supuesto regreso a clases en las escuelas. ¿Se podrá intentar el sistema presencial? Esto está en duda. Se piensa y se habla de formatos intermedios, mitad presencial y mitad virtual, algo así.
Un argumento que se usa en favor de las clases presenciales es que si los chicos vuelven al colegio, los padres podrán ir a trabajar. Es un argumento endeble. Si los chicos se contagian y vuelven a casa con el virus se complicará la situación de los mayores. Y tampoco podrán ir a trabajar.
El único argumento importante para el retorno a clases es la educación formal, la que se imparte en el aula y que no fácil hacerla toda en formato digital. Salvo en la educación superior donde la incorporación de conocimientos es diferente. Aunque siempre, en muchas disciplinas, es fundamental la práctica.
Otro argumento importante en las clases sociales más bajas, es que los chicos tenían asegurada la alimentación: el vaso de leche, la comida caliente, en fin, la alimentación básica necesaria para su desarrollo. En estos tiempos de pandemia dicen que les entregaban los alimentos para que los consumieran en sus casas. Eso es una solución parcial, a medias, muchos de esos chicos no viven en hogares confiables. Lamentablemente.
Después del carnaval comenzará realmente este año incierto. Volverá la gente a sus hogares, los maestros y los alumnos a las aulas, don Juan abrirá su comercio de barrio, e intentaremos reinstalar la vida normal. Un año después.
No disponemos de seguridades, estamos atemorizados por las imágenes que nos llegan desde Europa y otras partes del mundo. Estamos esperando las vacunas que van llegando como cuentagotas. Todavía no se ha completado la vacunación de los agentes esenciales. ¿Los maestros comenzarán las clases sin ser vacunados? Muchos de ellos pertenecen al sector de riesgo por edad o por enfermedades o deficiencias varias. Todo un dilema.
Marzo será un mes complicado por donde se lo mire o piense. Habrá que andarse con mucho cuidado, no pisar en falso.
Hay un conjunto de medicamentos que contribuyen para que los efectos del covid sean menores. Los están utilizando los equipos de salud como elementos preventivos, y parece que el efecto es bueno. El Estado y la Anmat debieran operar para que esos medicamentos estén al alcance de la gente. Se los publicite en programas especiales. No jugarse por entero a las vacunas que no llegan a tiempo para todos.
Entre estos productos se menciona a la ivermectina, combinada con el Sanitral, un aerosol nasal que parece impedir la penetración del virus en las vías respiratorias; el ibuprofeno líquido para nebulizaciones; el suero equino, y otros.
Pero un silencio misterioso por parte de los organismos competentes rodea a estos productos, aun cuando hay conciencia de la demora con que llegan las vacunas. En la mayoría de los hospitales los equipos de salud los utilizan para protegerse, ¿cuál es la razón por la cual no se quiere incluir a la gente?
El discurso de los operadores de salud recomienda no consumir medicamentos que no estén explícitamente autorizados por la Anmat. Pero los médicos y la gente los utiliza ante la ausencia de tratamientos confiables.
Después del carnaval pasará marzo y entraremos en esa zona de riesgo que es el otoño.
Debiéramos comenzar pidiendo a las autoridades sacarse el antifaz.
¿No les parece?
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