273. Pasar el invierno

Quien haya realizado en estos días una vueltita por las sierras, o haya mirado y escuchado las noticias que vienen de las playas costeras, sabe que esta temporada, de floja, pasó a mala.
Aquella frase de Alsogaray que tomamos de título cobrará vigencia antes de que comience el otoño.
Hoteles ocupados menos que lo esperado; restaurantes y bares vacíos, calles y carreteras casi sin tránsito, son las preocupantes postales de esta temporada.
Grandes hoteles que cierran porque ya no pueden mantener a su personal.
Boliches de todo tipo que bajan sus persianas.
En Mar del Plata fracasó el teatro. En Carlos Paz funciona a medias.
Pequeños conciertos o recitales con poco público; streaming dudoso (como generador de ingresos), son las estrategias que ensayan los artistas después de largos meses sin trabajo.
La gente no ha salido. Porque tiene miedo. O porque no tiene plata.
Lo cierto es que la temporada será muy corta, y el invierno muy largo.
La verdadera crisis viene después, suelen decir los que saben. Y no se equivocan.
Ahora, en nuestras latitudes serranas, vendrá la crisis económica, con su secuela social.
Parece que ha llegado la hora de tener que inventar algo con lo cual sobrevivir.
A prepararse emprendedores, llegó la hora de innovar.
Algunas ideas ya han surgido, en Tafí del Valle ofrecen realizar un trekking que dura varios días. Una especie de crucero de montaña para pequeños grupos, que se van hospedando o acampando en diferentes lugares. Una linda idea para quienes gustan caminar.
El mismo viaje se podría hacer en caballos, por ejemplo.
El sistema bancario podría ayudar con créditos a otorgar a los turistas para costear sus vacaciones completas, pagando luego en cuotas. Como cuando compran algo grande o mediano. “Vacacione ahora y pague después”, pudiera ser la consigna.
Preparar las instalaciones para poder satisfacer los protocolos que exige la pandemia, que no sabemos cuánto tiempo durará.
Desarrollar un turismo de otoño, como alguna vez existió. Se prolongaba en los meses de abril y mayo, luego repicaba en julio, en las vacaciones de mitad de año.
Hay que inventar algo que no sea seguir vendiendo hoteles y dejando sin trabajo a mucha gente.
Hay que inventar algo, para lograr pasar el invierno.
Proponemos comenzar con un concurso de ideas. Una tormenta de ideas, como hacen, dicen, los japoneses.
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