272. A mitad del verano

Es bueno ubicarnos en que momento estamos, cual es la situación y pensar qué debemos hacer.
Estamos a mediados de enero, primer mes del verano vacacional; falta todavía febrero y parte marzo, después vendrá el otoño, con su cuota de incertidumbre.
Veamos cual es la situación del rebaño.
Todavía está mayoritariamente no protegido. Y la fracción supuestamente protegida lo está – y esto es lo que se supone – por la aplicación de vacunas que todavía no sabemos mucho de su eficiencia y menos aún de su duración.
Esa es la cruda realidad.
A todo esto debe sumarse el cansancio social frente al encierro y al aislamiento, que han sido las únicas armas efectivas que tuvimos para evitar la avalancha de contagios.
Algunas situaciones previas de concentraciones sociales parecen indicar que en las condiciones que transcurren las vacaciones en diferentes lugares del país, tendremos situaciones de avalanchas de contagios.
¿Estamos preparados para manejarlas?
Estamos casi igual que antes. Suponiendo que la vacuna rusa funcione bien, en marzo tendremos protegida – solamente – a la mitad de la comunidad de la salud.
Salvo que suceda algo todavía no anunciado no dispondremos todavía de vacunas para sectores más amplios (policía, bomberos, quizá maestros). El resto de la sociedad tendrá que esperar y aguantar.
Para colmo de males, todo parece indicar que la vacuna china, nuestra segunda opción, es poco efectiva.
Sería socialmente prudente mantener el mayor grado de aislamiento posible.
Superar el cansancio y volver a aplicar todas las precauciones que ya conocemos.
Demorar el avance de los contagios masivos para seguir disponiendo de capacidad hospitalaria, esa fue la experiencia exitosa.
Pero el gobierno nacional ha decidido ahora descentralizar y pasar la responsabilidad del manejo de la crisis a las provincias.
Los gobiernos provinciales y municipales están fuertemente presionados y condicionados por los intereses económicos – legítimos, por cierto – de sus diferentes sectores sociales, y sin presupuesto para seguir solventando, desde los estados, la ausencia de la economía real.
Cierto es que diferentes provincias tienen situaciones distintas, pero, ¿Qué sucederá con la circulación? ¿Tendremos que, nuevamente, “cerrar fronteras”? Eso es muy difícil de volver a implementar, por aquello que las políticas se gastan.
Además está el tema del aprovisionamiento. Miles de camiones se mueven por las rutas.
En este estado de situación se aproxima marzo y el inicio de las clases. ¿Podrán ser presenciales? ¿Continuarán siendo virtuales? ¿Podremos implementar un mecanismo mixto? ¿Qué significa esto? Todavía nada se sabe.
Los chicos, por ser jóvenes, parece que no tendrán demasiado riesgo, pero serán trasladadores de contagios hacia los hogares. Este es el tema. Los maestros suponemos que podrán estar vacunados (si las vacunas alcanzan).
Todo un tema.
Estamos muy mal. La mitad de la población tiene ingresos que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. La inflación sigue aumentando continuamente. No hay forma de alcanzarla. Tendremos conflictos sociales. Inseguridad creciente. Posiblemente desorden institucional porque conviven, dentro de los gobiernos, diferentes visiones de la realidad y de las políticas que hay que implementar.
Esta parece ser la realidad.
Necesitamos un milagro.
Ojalá suceda.
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