Mangrullos 2019

171 Verano violento

Quienes descreen que se está produciendo un cambio climático acelerado, solo tienen que mirar atentamente los eventos que suceden a diario, y contabilizarlos. Los que aceptan la existencia del cambio, pero proponen causas cósmicas y minimizan el efecto de las acciones humanas, son, generalmente, los interesados en defender su actividad económica o política, o su comodidad individual. Además del cambio climático universal estamos observando la aceleración –casi sin límites- de la contaminación ambiental. Principalmente la del agua de ríos, lagos y mares, lo cual representa una amenaza mortal a corto o mediano plazo. Los cordobeses tenemos cerca dos escenarios sobre los cuales reflexionar: el Lago San Roque, con sus imparables algas cuya toxicidad real se trata de ocultar, en defensa de la industria turística, y ahora el Lago Los Molinos, con una inocultable mortandad de peces en sus costas. Desde esos dos espejos de agua se abastece el agua potable, para consumo humano, de la Ciudad de Córdoba y localidades cercanas. Aproximadamente dos millones de personas dependen de esos reservorios de agua. El esfuerzo y costo que supone la potabilización del agua aumenta todos loa años. Hace pocos días Aguas Cordobesas, la empresa encargada de potabilizar el agua, tuvo que suspender el ingreso de la procedente de Los Molinos porque sus valores químicos superaban la posibilidad de su procesamiento. Se trató de disimular el hecho diciendo que el lago estaba bajo de nivel. No es así, estaba solo dos metros por debajo del vertedero, valor clásico para esta época del año. Lo que no es clásico es la velocidad de su contaminación observada en los últimos años. Que fue lo que produjo semejante contaminación? Sin duda alguna la urbanización desmedida autorizada en sus costas y afluentes, sin sistemas de tratamiento cloacal. Todos los que firmaron los estudios de impacto ambiental que las posibilitó debieran ser juzgados por crimen de lesa humanidad, que no prescriben. Ya es hora que la justicia opere de oficio en éstas y otras cuestiones similares. Comienza el año electoral. Buena ocasión para exigir se incluyan en las ofertas electorales el compromiso de solución de estos dramas, aunque se trate de obras que no tienen la visibilidad de los gasoductos troncales o la de los puentes esotéricos. Hace falta imponer el criterio que las “grandes obras” sean plesbicitadas previo a su ejecución, y no resueltas en oscuras oficinas entre políticos y empresarios ejecutores. Un ejemplo elocuente fue lo sucedido con la famosa autovía de la montaña ante la cual se expresaron miles de habitantes de la región, acompañados por instituciones y organizaciones sociales, e impidieron se ejecute la obra como se tenía resuelto en base a dudosos estudios de impacto ambiental que se lograron –triste es decirlo- con la complicidad de grupos técnicos de la Universidad pública y gratuita, esa que algunos defendimos durante muchas décadas. Los candidatos a ocupar puestos relevantes en la Provincia y principales municipios tienen que explicitar cuáles son los compromisos que asumen frente a estos problemas y comprometerse con declaración jurada, de modo que los ciudadanos podamos ponerlos frente a la justicia, si no cumplen, y no tener que apelar a los cuchillos, como se decía antes. Cuál es el plazo que se han dado las autoridades provinciales y municipales para terminar las redes cloacales de las localidades que contaminan los ríos y lagos de la Córdoba turística? Nadie lo sabe. Basta de gastar los recursos públicos en avenidas costaneras, ampliación de autopistas, puentes esotéricos (no se sabe todavía a dónde conduce), gasoductos troncales de dudosa utilización en las serranías, y cosas por el estilo, y aplicar el esfuerzo en resolver esta difícil cuestión de terminar con la contaminación. Defender seriamente a la naturaleza, los bosques serranos, los ríos, las vertientes, que fueron, son y serán, los verdaderos atractivos del turismo. Esa debe ser la consigna. El voto debe ser entendido como el arma previa que disponen los pueblos para defender sus intereses y valores. Mejor usarla, antes de tener que recurrir a las puebladas. Espacio Cultural El Sitio Enero 5, 2019.

172 Un comienzo reflexivo

En tiempos del feudalismo las sociedades estaban partidas. Divididas en clases que pretendían ser inamovibles. Las monarquías encaramadas al poder con transferencia familiar automática; las cortes, con sus espacios; la nobleza (que palabra) como categoría para distinguir privilegios heredados, pocas veces alcanzados por mérito; en fin, cosas que ya sabemos. El liberalismo, con sus socios, el capitalismo, la sociedad industrial, el fin de la esclavitud, el avance del conocimiento y las ciencias, al acceso social a la lectoescritura y a la cultura, fueron sumando factores tendientes a impulsar la igualdad social. La revolución francesa primero y la rusa después, pretendieron indicar que no habría retrocesos. Rodaron cabezas al pie de la guillotina; los pueblos despertaron e iniciaron su proceso; dos guerras mundiales que sumaron, mínimo, ochenta millones de muertos; dos bombas atómicas sumieron a Japón en la incertidumbre; guerras limitadas por aquí y por allá trataban de proponer un nuevo esquema de poder para las nuevas sociedades (Corea, Vietnam; Argelia); escaramuzas y revoluciones por todas partes anunciaban un inicio para los caminos de la liberación. Que pasó con todo ese impulso liberador? “No contaban con mi astucia”, dijo el Sistema. Sumó a la clase media no al privilegio, pero si al sueño de alcanzarlo, y terminó con las revoluciones románticas. Vistió de diablo a la violencia y convenció a los pueblos de la inconveniencia de portar armas, le propuso, en cambio, una tramposa balanza para distribuir la igualdad y las oportunidades. Repartieron imágenes dolorosas de un Ché no solo muerto sino también traicionado y destruido. Sumaron la de Sadam arrodillado y la de Kadafi claudicante. Y por las dudas, agregaron también a la exposición el cadáver de Osama bin Laden,, para ratificar que la historia viene como viene. Al Ayatolá Jomeini ya se lo había llevado un prematuro cáncer. En nuestra América, otro imprevisto tumor se llevó a Chávez antes de que culminara su ciclo. Y finalizó también la vida leyenda de Fidel. Sin embargo, unos cuantos comprendimos que la historia, desde hace algún tiempo, tiene categoría de ciencia, y las ciencias tienen su propia dinámica para que no puedan descubrir sus misterios con facilidad. El conocimiento requiere esfuerzos, sacrificios, y defender a las realidades impropias requerirá seguramente un sacrificio mayor. La aparición de los Trump y de los Bolsonaros suena a grito desesperado ante desequilibrios no calculados en el acuerdo de Yalta (allá lejos y hace tiempo). Parecía en ese entonces que el mundo (y el petróleo) estaba repartido. Aplacar a los rebeldes de los sesenta y setenta costó mucha menos sangre que la vertida en aquélla grandes guerras. Mantener limitado el conflicto árabe israelí fue poco a poco convenciendo que era factible, sobre todo luego que se pudo astutamente ir borrando (literalmente) a los líderes populares de ambos bandos, que no se tragaban semejantes burdas realidades. En algún momento lograron cansar, rendir y terminar a Yasser Arafat, sin pena ni gloria. Sin embargo, se pudo comprobar que la realidad no se comporta como en esas películas en las que se enfrentaban los cowboys con los indios. Tampoco las luchas aéreas son fieles al hecho de que el piloto rubio derribe siempre al desesperado oriental atrapado por una caída en tirabuzón. Clavar salvajemente dos aviones comerciales, con sus tripulantes y pasajeros, en las Torre Gemelas sonó como un campanazo desproporcionado sobre al alma pacífica de las nuevas generaciones, que pretendían cumplir la famosa rutina “de casa al trabajo y del trabajo a casa”, propuesta por un general argentino que impulsaba, al ritmo, del nuevo orden mundial, una “tercera posición”. Los sabios le otorgaron el privilegio de la muerte antes de ver tanto fracaso de los pueblos. Sucede ahora que no todos, por no decir muchos, o menos aún, demasiados, no tienen trabajo, tampoco casa, ni salud, ni educación. Cada vez son más los que viven cada vez peor. No solo en nuestro desencontrado país aparentemente castigado por aquellos viejos dioses que le otorgaron riquezas difíciles de alcanzar y, aparentemente, imposibles de repartir. Algo similar sucedió y sucede en los otros países de nuestra distraída América Latina. Pero la pobreza no termina aquí, se reproduce en rincones de Europa y en los suburbios oscuros de los mismísimos EE.UU., símbolo impropio de la distribución de las oportunidades y de la riqueza. Sonríe China vendiéndoles a los americanos y al mundo, productos inventados, justamente, por aquellos. Sonríe Mao Tse Tung en su tumba recordando que les anticipó ese destino proponiendo realizar un esfuerzo social que tendría sus tiempos de maduración, pero que finalmente daría sus frutos. Y por aquellas lejanas latitudes en la que nos cuesta diferenciar culturas (porque seguramente no las hemos estudiado o simplemente pensado lo suficiente) no son pocos los países que sonríen, acompañando a China, al vernos tan soberbios, tan distraídos, y tan empobrecidos, material y culturalmente. En América y Europa –dicen expertos- está haciendo estragos la obesidad prematura. Y en lugar de caminar, que se dice es saludable, se nos ha dado por las dietas artificiales, que muestran sus resultados mediante la flacidez muscular. O la falta de voluntad, que se le parece. A veces caminamos, pero algo lentos, mientras que aquéllos lejanos orientales, corren. O vuelan. No nos extrañe este casi 40% de pobreza que padece nuestro país. En las últimas décadas, siguiendo prolijas instrucciones del Sistema, hemos promovido unos cuantos ricos a expensas de miles de pobres. Fue un reparto de oportunidades pensado con mala leche por dirigencias no elegidas primero, y mal elegidas después. También interviene un desarrollo desparejo de nuestras producciones, acompañado de un orgullo nacional mal concebido. Nos jactamos de ciertas riquezas ocultas…dónde están? De quiénes son? Tuvimos oportunidades. No supimos aprovecharlas. Lamentablemente estas desgracias no se arreglan a corto plazo, nos falta todavía resolver las ecuaciones que nos permitan elaborar el modelo posible, y eso lleva su tiempo. Triste es reconocer que en este mundo acelerado, de viajes espaciales robotización y drones, nosotros nos dimos el lujo de perder cincuenta años….(ajustados los cronómetros según equivalencias, son como dos siglos.) …. Y lo más ridículo, es que quieren hacernos creer que nuestro futuro está en manos de una Vaca Muerta… muerta, sí, muerta. Antes de nacer. Que cagada!!!! Con estas preocupaciones (poco optimistas) comenzamos el año en el Espacio Cultural El Sitio Enero 12, 2019

173 Año electoral

Con mucho simbolismo, el año electoral se inició con fríos sorpresivos, lluvias exageradas e inundaciones imprevistas. Imprevistas, porque hasta hace poco teníamos el problema de la sequía. Se habla nuevamente de dos millones de hectáreas inundadas o afectadas por el agua. Varios pueblos, principalmente del litoral, cubiertos por el agua. Cultivos perdidos. Vacas y terneros ahogados, arrastrados por crecientes que no ceden. Mal comienzo para un año que tenía que ser “muy productivo” para calmar a los espíritus y para ver si se puede repartir un poco. Está comprobado que en años electorales es bueno y necesario repartir un poco. Para colmo el hanta virus asolando las zonas turísticas cordilleranas. Dicen que esos pueblos, que tenían expectativas de una buena temporada, están desiertos. No es para menos, quien se anima a ir de vacaciones con barbijo? Las serranías cordobesas tampoco están de parabienes. Dicen por ahí que la ocupación hotelera, en los diferentes valles, no supera. En promedio, el 70%. Dicen también que en Carlos Paz el negocio del teatro está alicaído. Poca concurrencia, y tampoco, salvo las excepciones que conocemos, hay una oferta de calidad. La gente no quiere pagar esas entradas costosas. Han surgido ofertas, pague una y lleve dos. Y los chicos gratis. Y si algo faltaba para emputecer la cosa turística, el clima. Separados por poco más de una semana dos días invernales en pleno enero. Increíble. Invierno, sin exagerar. Y entre fríos, el diluvio. Después del diluvio, las crecientes. No hay ríos disponibles. Quizá en compensación se hayan limpiado un poco los lagos. Escuchaba a hoteleros decir que si la temporada sigue así, costará pasar el invierno. El otoño, replicó uno que escuchaba. Año electoral, la instrucción política es contundente: no hablar sobre las pálidas. La culpa de todo esto la puede tener el mismísimo Dios, no nosotros. Nosotros necesitamos los votos. Por favor, no abandonen la sonrisa. Con fe y alegría, a lo Scioli. Los que todavía tenemos algunas neuronas funcionando, nos preguntamos: cuál es la razón por la cual votaré por este o por aquel? Es que nadie va a explicar nada sobre lo que se propone hacer? Muchachos, el cuarto es el que debe ser oscuro, no el horizonte. De lo único que se habla es de la logística de la conveniencia; si las adelantamos, si las separamos, si las mantenemos juntas, si hacemos internas, o elegimos a dedo a los candidatos,….unos se lanzan, otros se cruzan, nadie propone nada, nadie se compromete a nada. Esa es una palabra clave: compromiso. Saquémosla de la jerga política. Qué es eso de compromisos. Esa palabra es una ofensa…acaso dudan de nosotros? No les basta nuestro curriculum? Nuestro rostro? Acaso no piden que pongamos la cara? Miren, tapizaremos el país con caras sonrientes. Tenemos montones de caras. Miles de caras. Caras blandas y caraduras. Dígame jefe, hay alguna forma de viajar directo al año siguiente? Si, pasar de largo esta parada. No? Qué cagada. Espacio Cultural El Sitio Enero 19, 2019.

174 Entre asteroides

Alguna vez fueron los ovnis que permitían desviar la atención pública hacia temas que no les complicaran la vida a los políticos. Parece que ahora son los asteroides. Según investigaciones realizadas en la Universidad Estatal de San Petesburgo, un gran asteroide impactará nuestro planeta en el año 2068, Se trata de un cuerpo rocoso de 370 metros de diámetro, descubierto hace más de un década y bautizado Apofis 99942. Su nombre proviene de la mitología egipcia. Concebida como una gran serpiente, Apofis representa el caos y la destrucción. En el antiguo Egipto se creía que los eclipses eran obra de esta figura maléfica, y que las tonalidades rojas que aparecen en el cielo eran heridas causadas por esta serpiente. Los investigadores de la universidad rusa explican que el asteroide pasará en varias oportunidades cerca de la Tierra, y que el evento de mayor peligro ocurrirá en 2068. En ese eventual acontecimiento, el asteroide impactará a una velocidad cercana a los 37 mil kilómetros por hora. Los científicos estiman que Apofis pasará, previamente, cerca de la Tierra en 2029, 2044, 2051 y 2060. Para no quedarse cortos en la NASA crece la preocupación por Bennu, un asteroide que amenaza con impactar en la tierra. Es por esto que los científicos están siguiendo de cerca su curso. OSIRIS- Rex es el nombre de la misión que lanzará la NASA en el mes de septiembre de este año, para investigar las propiedades físicas y químicas del asteroide. Se estima que podría impactar la tierra entre el año 2175 y 2196, según así lo señala la comunidad científica internacional. Una nave no tripulada investigará la superficie del asteroide de 500 metros de diámetro que de impactar en nuestro planeta provocaría daños inimaginables y la muerte de millones de personas. El punto de mayor preocupación para la comunidad científica internacional es motivada por el cambio de trayectoria del cuerpo celeste, ya que si pasara entre la Luna y la Tierra, provocaría que la gravedad de nuestro planeta atrajera al asteroide Bennu hacia nuestro planeta.. Se estima que la fuerza de impacto del cuerpo celeste es comparable con el estallido de 3 mil millones de toneladas de explosivos. Muy bien señores, tenemos dos asteroides, de tamaños aproximadamente similares, y en el caso más crítico (el ruso) el plazo para encontrar una solución es de 40 años. Con la capacidad demostrada por las potencias para desarrollar armas destructivas ese plazo suena como una eternidad. ¿No alcanzará con tirarle la “madre de todas las bombas”, ensayada oportunamente por Trump para hacerles un hoyo gigantesco al Estado Islámico? ¿No acaba de hacer China un ensayo similar? ¿No disponemos acaso de centenares de explosivos nucleares en los depósitos subterráneos de varios países? ¿No han demostrado acertar un cohete en la ventana de una escuela en Medio Oriente? ¿Cómo no acertarle a un asteroide de cuatro cuadras? La verdad, parece tonto preocuparse por un asteroide que nos da una ventaja de cuarenta años para que le metamos un coñazo apropiado. ¿Acaso destruir no es lo más fácil en este mundo? Son otros los dramas difíciles de resolver en ese plazo: el efecto invernadero; las fuentes de energía no contaminantes; la provisión de agua dulce; la pobreza y el hambre de dos mil millones de habitantes que viven en el planeta blanco del asteroide. Analizando otras noticias, aparecidas en estos días, como el cambio en el campo magnético de la Tierra, atribuible al movimiento del magma ígneo en su interior; o la frecuencia aparentemente creciente de terremotos y tsunamis; o los incendios escapados de control en bosques poblados, como los sucedidos en Europa y en California; y la contracara: inundaciones escapadas de todo control que invaden campos y ciudades y rompen represas, como en Brasil; o las explosiones de oleoductos como las sucedidas en México. Todas estas referencias nos hacen pensar que los mayores peligros para la raza no vienen del espacio exterior sino de las oscuridades geológicas y sociales internas. No deben preocuparnos tanto los asteroides. Hemos demostrado ya que somos capaces de destruir el planeta en plazos menores que los que plantean las circunstancias cósmicas. Espacio Cultural El Sitio Febrero 2, 2019

175 Córdoba festivalera

Muchos nos preguntamos ¿hasta cuándo durará este modelo? Preanunciar una decadencia cercana quizá sea prematuro, pero comienzan a advertirse ciertos agrietamientos (en una sociedad que no sabe cerrar grietas). Por ejemplo. El festival de la doma y el folclore será cada año más cuestionado por el mal trato que sufren los caballos. No convencen los argumentos que esgrimen los organizadores. Habría que preguntarles a los caballos, que suelen ser más inteligentes que algunos improvisados. Y habrá que preguntarle a los artistas hasta cuándo soportarán ser cómplices a cambio de treinta dineiros. Eh, muchachos? No creo que a Don Atahualpa le hubiera gustado ver ese espectáculo propio de los circos, en épocas que están totalmente cuestionados los zoológicos y otros escenarios de tortura animal. No engañarse, la tradición es otra cosa. La tradición cuenta de un acercamiento fiel entre el gaucho y el caballo; cariño y respeto incluido. El festival folclórico de Cosquín es probable que sobreviva en esta versión menos apasionada que la histórica. No obstante es notorio que su trascendencia ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, posiblemente acompañando a la crisis del género musical que ofrece pocas novedades en temas e intérpretes. Vivimos un folclore con escaso compromiso social, como que vienen ganando algunas vanidades. Cosquín Rock parece tener oxígeno para algunos años más. Su organizador ha comprendido que es imprescindible incorporar innovación, siempre reclamada por las nuevas generaciones. Parece que Palazzo es consciente de esa cuestión decisiva. El predio con múltiples escenarios es atractivo. Y la organización es buena. Los riesgos todos sabemos dónde están: en la bebida y en los tóxicos, hasta ahora, bajo control, o limitado. Le deseamos lo mejor. La fiesta de las colectividades en Alta Gracia es un show gastronómico amenizado con algo de música. Dicen que se ha puesto un poco caro. Quizá se deba pensar más en los gastronómico, que es lo que más atrae, y genera trabajo regional, que en lo artístico. Y abaratarlo un poco. Para que vuelva a ser accesible. Nuevamente estamos frente a un evento dedicado más al turismo interno cercano. El resto festivalero es una exageración municipal de localidades con poca imaginación, que pretenden copiar el éxito de sus pares. En muchos casos el mal clima se ha encargado de ponerlos a reflexión a muchos organizadores. Es lógico, no se puede tener buen clima durante dos meses, sin interrupciones. Además es dudoso su objetivo turístico. Generalmente asiste la gente de la región, no ingresa mucho dinero genuino, más bien, circulan los fondos regionales. Parecido a lo que sucede con muchos casinos. El festival de peñas de Villa María ha logrado una personalidad diferente. Parece que quiere competir el espacio con Viña del Mar. En esa región central de la Provincia y del País hay bastante dinero. Se pueden dar ese lujo. Pero cuidado con darle mucho mérito en relación a promover el turismo externo. En síntesis. Demasiados festivales. Creemos que el modelo entrará en desgaste a corto o mediano plazo. Posiblemente sobrevivan algunos. Los que tengan capacidad de innovación y de concentrar calidad. Es posible que valga la pena pensar en otro modelo, basado no en festivales sino en conciertos, recitales y presentaciones de artistas en lugares y horarios adecuados. Como ejemplo puede ser tenida en cuenta la movida teatral de Carlos Paz, una actividad que suena impropia, pero que se viene imponiendo, algo afectada este año por la misciadura generalizada del honorable pueblo de la Nación. Misciadura que, si no se supera, hará estragos en la actividad turística regional, con o sin festivales. Entre otras cosas. No hay que dejar de lado la posibilidad de una Córdoba turística más calma, menos ruidosa, apta para el descanso, tan necesario en la vida difícil que se vive en las ciudades. Una Córdoba limpia y segura, con buenas instalaciones y variada oferta gastronómica. Y sin delfines, esos animales son de mar, no de montaña… Rescatemos la personalidad. Cada sitio tiene lo suyo. Que a nadie se le ocurra montar un glaciar en el Pan de Azúcar. Y roguemos que no venga por su propia cuenta. Por las dudas. Espacio Cultural El Sitio Febrero 9. 2019.

176 La cuestión marginal

Quienes gustaban de la literatura fantástica recordarán novelas apocalípticas que describían una sociedad del futuro sumida en la marginalidad. Sus autores proyectaban ingredientes como la superpoblación; la falta de energía por el agotamiento petrolero; el desempleo; las consecuencias de guerras que utilizaban alta tecnología; la falta de alimentos; nuevas enfermedades; y algunas calamidades más, que permitían imaginar un clima de inseguridad individual total, en el cual los individuos o pequeños grupos organizaban sus propios recursos para sobrevivir. Se planteaba entonces una sociedad de alta violencia, intransitable en los suburbios de las ciudades, dominados por muchachos sin códigos, producto de su propia necesidad de sobrevivir. La figura de bandas de motoqueros violentos que mataban por los últimos bidones de combustible para sus vehículos fue el argumento de películas como la saga Mad Max (Mel Gibson, Joanne Samuel) que describía situaciones que hoy, están más cerca del plano de la realidad cotidiana que de la fantasía literaria o cinematográfica. De la aparición de aquella famosa saga han pasado solamente cuarenta años, la saga se inició en 1979. No estamos lejos de esas realidades en nuestras carreteras y autopistas. A desprevenidos conductores nocturnos les arrojan un ladrillazo al parabrisas obligándolos a detenerse para saltarlos, a veces con resultados más trágicos. Camioneros asaltados y secuestrados para robarles su carga completa. Hace un par de meses en una pequeña localidad del sur cordobés (Canals) delincuentes sustrajeron dos grandes camiones cargados de cerveza y otras bebidas. Los camiones vacíos aparecieron luego en Alta Gracia. Las lamentables explosiones de oleoductos en México se originaron cuando delincuentes perforaron las cañerías para robar combustible, y grupos humildes, pobladores de las cercanías quisieron aprovechar el saqueo. La explosión dejó un centenar de muertos. Pocas semanas después se produjo un hecho similar, aunque esta vez la gente fue precavida. Atención con la figura: perforar oleoductos para robar energía. En nuestra zona de Paravachasca ya sufrimos las consecuencias de varios cortes de electricidad producto de cortes de las líneas realizados por delincuentes para llevarse centenares de metros de aluminio o cobre. Como se pueden imaginar, cada uno de esos cortes nos dejó sin luz por varias horas. Hubo que reponer los conductores. No terminamos de saber si la policía logró dar y atrapar a los ladrones. El control de seguridad que se aplica a los vehículos que transportan combustible es cada día más sofisticado. Se sabe que tratarán de echarle mano al valioso producto. En la actualidad puede ser más rentable robar un camión con 50 toneladas de nafta que apropiarse de un vehículo blindado de transporte de dinero. Los trenes que atraviesan villas y barrios marginales sueles ser descarrilados y saqueados. Eso ha frenado el desarrollo del Belgrano Cargas en algunos lugares. Nuestro tren de las sierras no podía cruzar la zona de la villa El Nylon, en Alta Córdoba, a no más de 20 cuadras del pleno centro de la Ciudad. El asalto callejero por parte de motoqueros hábiles para el arrebato y sin escrúpulos con las víctimas se ha vuelto cotidiano en casi todas las ciudades argentinas. Las salideras bancarias se repiten cotidianamente. El asalto violento a jubilados cuando cobran sus ingresos es oprobioso. La violencia de género – no prevista en la proporción que sucede, por la literatura de aquellos tiempos – se suma también a la ideología de la intolerancia reinante. ¿Es la necesidad lo que conduce a la violencia extrema que practica la delincuencia actual? ¿Es el consumo de drogas? ¿Es la desaparición de los códigos elementales de respeto a la vida? Mucho trabajo para sociólogos, psicólogos, filósofos, para tratar de encontrar claves que permitan reorientar el pensamiento y acción de algunos actores sociales con pensamiento marginal que pueblan, incluso clases sociales con satisfacciones resueltas, que aceptan la práctica violenta como una forma más de sumar adrenalina a sus vidas. Vemos diariamente conductores suicidas que atropellan, matan y también se matan. Juegos peligrosos con consumos extremos de substancias tóxicas como el alcohol y las drogas sintéticas o no sintéticas, y lo que es mucho peor aún, el consumo combinado. La literatura y el cine lo anticiparon hace cincuenta o sesenta años (recordar el famoso film que llevó a la cima a James Dean: “Rebelde sin causa” ). La sociedad no supo interpretar como mensaje o aviso, o no supo ni sabe resolverlo. Todo un tema para pensar. Las causas existen, y todo parece indicar que crecerán. ¿Estaremos volviendo a la filosofía del far west o a las realidades de la Edad Media? ¿Andaremos por los caminos esquivando violentos como los de Mad Max? ¿Y chicos de familias pudientes malos porque sí? ¿La marginalidad es solo una cuestión socio económica, o es cultural? That is the question. Espacio Cultural El Sitio Febrero 16, 2019.

177 Los Idus de marzo 2019

Está por finalizar febrero. Bien se sabe que la práctica del pesimismo no es conducente a la tranquilidad ni a la felicidad. No la recomiendan los terapeutas. Pero también se sabe que un optimismo obligado suele ser de corto alcance. La realidad se encarga de pegarte el martillazo. No fue un buen verano para Córdoba. El clima nos tuvo al borde del nocaut. Con sus altibajos térmicos nos desorientó en enero, el mes clave para el turismo. Lo de “Córdoba siempre de temporada” fue tan sólo una reminiscencia. Porque vino febrero, a cocinarnos a fuego lento. A poner a prueba la confortabilidad de nuestras instalaciones turísticas. Vergonzante ese recurso de pretender cobrarte el uso del aire acondicionado por separado, pero eso es solo una anécdota. Las abundantes lluvias, con sus grandes crecientes de los ríos, desbordaron los lagos varias veces, sin embargo no se fue la podredumbre; todo lo contrario, vemos en estos días que la formación de algas y su prematura muerte, posiblemente por el calor, puso nauseabundo el ambiente en Carlos Paz, antes de que finalice la temporada, como avisando a los distraídos, cual es la realidad del famoso lago. De paso, no se olviden los capitalinos, que de allí proviene el agua que la empresa concesionaria debe encargarse de potabilizar, seguramente a costos más altos, que se reflejarán en las tarifas. Sin eufemismos: el lago San Roque está moribundo, requiere terapia de urgencia. El bypass aéreo que le construyeron fue un desacierto clínico, lo que necesitaba era limpieza. Limpieza propia y de los afluentes que lo alimentan. No hay mucho tiempo disponible. Lo saben, pero van a paso lento, cuando los está corriendo el oso. Otro tema: el costo de la energía. ¿Cuándo terminará de subir? Ayer iniciaron paro los trabajadores de Epec en reclamo de que el BAE se lo paguen de un solo saque, no en cuotas, como propone la empresa. El BAR, un bono por eficiencia. Cómo se mide la eficiencia? Hubo fallas y cortes por doquier, con reparaciones demoradas o desatenciones ofensivas. Pero lo peor: el BAE promedio supera en monto lo que cobra un jubilado en todo el año. Esto es inexplicable, por lo injusto, por lo inconducente y por lo exagerado. Por dónde se lo mire. En las empresas, los bonos suelen estar relacionados a las utilidades anuales. Pero dicen algunos que Epec está endeudada, y que pese a sus tarifas astronómicas, no sale de su déficit…Entonces, porqué un bono si no hay utilidades? Encima lo cobran hasta los directivos.. Una vergüenza más. Qué difícil se hace así defender a la democracia, dice mi amigo. Durante el verano pasaron otras cosas. Prácticamente no funcionó la planta de Bajo Grande, las aguas cloacales se fueron directas al Río Suquía, atajen abajo. El Hospital de Niños (provincial) se inundó de agua y de ratones. Si ratones por los pasillos, en épocas de hantavirus. Y lluvia en los quirófanos. ¿Se habrán reparado y acondicionado las escuelas para que las clases se desarrollen normalmente? No queremos seguir con la lista, es larga y conocida. Año difícil el que estamos comenzando, para colmo, elecciones. Elecciones sin democracia previa. Candidatos designados a dedo por la mesa chica o auto designados, sin preámbulos, ni explicaciones. Nuevamente a votar por éste o aquel, puestos por ése y por el otro. Debe surgir una generación con ganas y capacidad de cambiar las cosas, por allí anida la esperanza. ¿Será posible? Espacio Cultural El Sitio Febrero 23, 2019.

178 Los Antiguos y los Breves

Hemos creado estas figuras para tratar de darle forma a una situación existente entre generaciones, muy compleja. Difícil de aceptar para algunos. Imposible de comprender para otros. Preocupante para muchos. Pero que hay que quitarle el dramatismo para poder hacer algo. Es que el desarrollo de la sociedad hasta hace pocas décadas se producía mediante lo que cada generación le entregaba a la siguiente. Nosotros tuvimos maestras y maestros que, en muchos casos, sus edades superaban la de nuestros padres. Lo mismo sucedía en el secundario y en la universidad. Mediante la pesada tecnología de la repetición lograban que adquiriéramos las reglas básicas del idioma y las matemáticas. Los valores y los códigos cambiaban entre una generación y otra pero las distancias eran transitables, aún con diferentes grados de vehemencia. Escuché, hace unos días, a un psicólogo explicar que los centennials, o generación Z, los que ahora son niños, han reducido su capacidad de atención a 5 segundos. Ese es el tiempo que pueden escuchar atentamente una explicación inter generacional. Agregaba el profesional que los centennials practican el idioma del zapping mediante un concierto de imágenes que disponen en sus celulares. Hacen ese zapping entre las dos o tres cosas a la vez que realizan, sin detenerse en ninguna en particular. ¿Acaso no puedes trabajar con tres pantallas activas? Piensan los Breves. Tienen a su favor algunas realidades informáticas: ¿Para qué escribir, si podemos hablar? (Aquí hay una verdad, todos, incluidos muchos Antiguos, hemos quedado atrapados por la simpleza de los mensajes hablados, grabados y enviados por el celular y cada día escribimos menos). ¿Pará qué incorporar información si la tenemos disponible en la pantalla cuando la requerimos? (Eso nos permite tirar muchos papeles). ¿Para qué aprender cálculos si las máquinas pueden hacerlo por nosotros, más precisos y rápidos? (Esto tiene ya un buen tiempo transcurrido). Podemos seguir con una larga lista que pone el jaque a los viejos conceptos de educación; aprendizaje; posesión de conocimientos; cultura general. La informática y las comunicaciones posibilitan un espacio virtual donde encontramos casi todo. ¿Cómo puede un centennial soportar el discurso clásico de una maestra? ¿Cómo puede respetar al profesor de matemáticas si lo ve torpe o lento a la hora de operar la computadora o el celular? ¿Cómo explicarles algo en 5 segundos, en medio de un zapping permanente? El mismo profesional dice que los centennials representan actualmente el 27% de la población. Todo un dato. Y que ya son considerados el más importante segmento comercial de los próximos años. A ellos apunta ya el marketing. Las empresas emprendedoras de las nuevas tecnologías están abocadas a la creación de emoticones y emojis para posibilitar ese nuevo idioma simplificado, que se asemeja a los ideogramas de las escrituras orientales. Esos orientales (chinos, japoneses) hace algunas décadas, debieron adoptar el idioma inglés, para posibilitar el aprendizaje rápido de las matemáticas y las ciencias básicas, y poder competir con occidente. ¿Estamos metiéndonos en un retorno idiomático? ¿Hacia dónde nos lleva? ¿A una eficiente y rápida comunicación o a la incomunicación? La extensión de cada generación es cada vez más corta. Ya casi no se entienden entre milennials y centennials, separados tan solo por algunos años. Para colmo se suman problemas que requieren estudio, atención y dedicación, como son la crisis energética; la defensa y conservación del medio ambiente; de los recursos básicos, y la superación de enormes desigualdades sociales. No es necesario aquí, entrar en detalles. Posiblemente nos encontremos frente a un enorme abismo, similar al que representaban los mares para aquéllos viejos antiguos, y lo que representa el espacio del universo para nosotros, los nuevos Antiguos. Pareciera que a los Breves mucho no les preocupan esas cosas. Dicen, los que los estudian, que son individualmente cuidadosos. No arrojan papeles al piso. Tratan de no pisar el césped. Comen poco y diferente. Caminan mucho. Les gustan las bicicletas. El ruido de la ciudad no los perturba, se protegen con sus auriculares. Posiblemente, cuando llegue el momento de la crisis, nos culparán a nosotros, los Antiguos, por habernos manejado tan mal. Por haber consumido tanto. Por no haber previsto el suministro de energía. Por no cuidar el agua. Por practicar más el odio que el amor. Y quizá, tengan razón. Y decidan ir a vivir a otro planeta. Espacio Cultural El Sitio Marzo 2, 2019.

179 El País es Buenos Aires

No se trata de un reconcomio federal. Se trata de una realidad política, social y económica, desde los comienzos de los tiempos. Desde aquel entonces las buenas familias de Buenos Aires quisieron vivir acorde con los patrones europeos. Basta ver su arquitectura – en los barrios tradicionales – para reconocer esta verdad. Desde aquel entonces, Buenos Aires fue una ciudad de alto costo. Para mantenerla, siempre se echaron mano a porcentajes onerosos de la producción nacional. Gran parte del déficit fiscal se genera allí, en nuestra bella – hay que reconocer que es bella – Capital. Un verdadero lujo que se dio el territorio, en tiempos de abundancia. Y en los otros también. Cuando los porteños se encuentran en el exterior no dicen “volver a Argentina, dicen: volvemos a Buenos Aires”. Cuando los extranjeros quieren señalar en un mapa a nuestro país, apoyan su dedo índice sobre Buenos Aires, la Reina del Plata, como dijo el poeta. Más allá de Buenos Aires hay tres, cuatro, quizá cinco ciudades que tratan de parecérsele un poco, sin lograrlo, por supuesto. Desde los fuertes desencuentros entre el interior y Buenos Aires han pasado cerca de doscientos años. Demasiado tiempo para sostener posiciones rígidas, atadas al pasado, y poco, para lograr que se acomoden las cosas importantes, como la economía y la cultura. Hay dos conceptos: Buenos Aires Ciudad, y Buenos Aires Provincia. La Ciudad está rodeada de un interior cercano. El conurbano, se lo llama. La pobreza que escapó de las provincias y países vecinos la fueron rodeando, creando un escenario tipo feudal, como el que existía en los alrededores de las ciudades amuralladas de la Edad Media. Eso no la ha debilitado, por el contrario, la ha fortalecido. Algo cercano a la mitad de la población nacional vive allí, en esa enorme urbe que requiere más y más recursos para mantener calmo semejante desequilibrio social. Sin embargo, allí reside ahora su poder actual. Allí se decide y se decidirá el destino del país todo. Ninguna mente sensata del interior se anima a alterar esa realidad explosiva. Por eso aceptan que los ferrocarriles existan solo allí, en lugar de recorrer los miles de kilómetros que separan al sur del norte y al este del oeste de un país demasiado grande para unirlo por medios poco colectivos. Por eso también terminamos aceptando una democracia unitaria en un país supuestamente federal. Los liderazgos federales del interior que circunstancialmente lograron alcanzar el gobierno nacional, en pocos meses se reconvirtieron y entendieron que sólo desde un pensamiento unitario se puede conservar el poder. El síndrome de Rosas, podríamos llamarlo. El dubitativo Urquiza, papa poder mantener su sello federal debió gobernar desde Entre Ríos. Alfonsín debió ser visto como un extraviado cuando se le ocurrió proponer trasladar la capital nacional a Viedma. ¿Dónde queda eso? Preguntaron sus propios correligionarios. Menem, con sus simbólicas patillas caudillescas sucumbió enamorado de las mansiones y jardines de Barrio Norte. Los medios, los famosos medios, que suelen ser acusados de ser culpables de todo, residen allí. Y desde allí nos muestran al mundo. Hay detalles mínimos. En las trasmisiones de fútbol es insoportable como tratan los locutores a los equipos del interior, en beneficio de los capitalinos. Se trata de un fanatismo personal? No, se trata que ellos saben que la mitad de los oyentes o espectadores viven en la metrópoli país. Y el futbol es un circo, allí no pueden ganar los esclavos, deben ganar los gladiadores del poder. Yo nací en Buenos Aires. En pleno conurbano. También viví y trabajé –algunos cortos períodos – en Buenos Aires, y supe como atrapan las enredaderas a los descuidados. Pero a lo largo de los años de mi vida aprendí a mirar al país desde adentro. Y la visión es diferente. No me imagino cómo hará el futuro para acomodar este problema. Posiblemente un fenómeno de globalización de corto alcance pueda hacerlo. Es una buena posibilidad. Por lo menos, reconforta pensarla. Espacio Cultural El Sitio Marzo 9, 2019.

180 El apocalipsis

Para escribir este editorial hay que asumir conducta apocalíptica. Esta conducta es despreciada por tres tipo humanos: el de los optimistas (todo a la larga tiene arreglo); el de los supersticiosos (hablar de lo malo es llamarlo) y el de los aturdidos (la vida es para disfrutarla sin preocuparse). Vamos a excluir estos tres tipos de lectores, con ello ahorraremos algunos comentarios. Allá por los cincuenta del siglo pasado, un francés de origen ruso, llamado René Barjabel escribió una novela apocalíptica, a la que le puso un final esperanzador. La novela, de ficción, se llamó Destrucción. La técnica literaria adoptada por Barjabel fue simple: se imaginó un hecho catastrófico y a partir de allí fue eslabonando las consecuencias. Eligió como hecho catastrófico la desaparición de la electricidad en una sociedad humana avanzada, no mucho más que la actual. La causa de la desaparición eléctrica no se terminó de entender, fue algo así como un fenómeno cósmico. En una novela de ficción esos hechos son posibles. En esa descripción muy bien detallada por Barjabel, fueron pocos los días necesarios para que la civilización prácticamente desapareciera. Los estragos comenzaron con la caída de todos los aviones que estaban volando; la reaparición de enfermedades que habían sido desterradas; los incendios que no se podían apagar porque los sistemas no funcionaban; la carencia de agua y alimentos en las ciudades desabastecidas; en fin, se pueden imaginar todo lo que Barjabel fue imaginando mientras escribía. En la novela, los rascacielos de París para ese tiempo, eran de quinientos pisos. Quedaron sin ascensores, sin luz y sin agua y alimentos. Suena cercana esa situación cuando frecuentemente falta la energía en nuestras ciudades del presente, con edificios de tan solo veinte o treinta pisos. Quienes han vivido esas situaciones, lo saben. En Venezuela, todo un país, lleva como cinco días sin electricidad. La causa no importa, puede haber sido un sabotaje o la falta de mantenimiento, o la impericia del gobierno. Da lo mismo. Lo increíble es que no logren reponerla. Ya hay algunas decenas de muertes en los hospitales, producto que no funcionan determinados procesos clínicos; la inseguridad es total en la penumbra de barriadas siempre peligrosas. La industria… qué pasará con la industria? Las fábricas de aluminio no admiten corte de luz. Son cientos de cubas electrolíticas conectadas en serie por las cuales circulan cerca de un millón de amperios. Piletas en las cuales se produce el aluminio líquido a partir de la descomposición del óxido por electrólisis, manteniéndose el lecho de aluminio líquido cercano a los 900ºC de temperatura. Si se corta la corriente se solidifica todo, y se acabó, hay que dinamitarlo y reconstruirlo. No es fácil imaginar el monto de la inversión que se requeriría. En las otras industrias metalúrgicas deben suceder situaciones parecidas. Lo mismo debe acontecer en las petroleras. Esos procesos industriales están preparados para soportar cortes de energía máximos de minutos, por ser exagerado, una hora. No hay posibilidad de disponer de fuentes generadoras alternativas para esos consumos. Leí por ahí que de los 23 estados la energía faltó en 22; posiblemente sea el Estado Bolívar, que es donde se encuentran esas empresas metalúrgicas, donde no haya faltado. Quiero creerlo. Pero no he podido confirmarlo. Lo de Venezuela es apocalíptico, más allá de cualquier consideración política, y más allá de las causas. Los efectos son apocalípticos. Si a su crisis le faltaba un broche, ya lo tuvo. Pero en otras partes del mundo también pasaron cosas. Cayeron, en un lapso corto de tiempo, dos Boeing 737 Max, prácticamente nuevos, son (o eran) la supuesta última joya tecnológica de esta enorme empresa que hoy parece tambalearse. Los restantes 378 aviones similares entregados por Boeing están tratando de que permanezcan en tierra. Los restantes 5000 que tienen encargados están en suspenso. ¿Qué pasó? Mejor dicho, ¿Cómo pudo sucederle eso a Boeing? En los próximos días se sabrá. ¿Se sabrá? La gente no quiere subir a esos aviones. Preguntan a las agencias qué tipo de avión tendrán en su vuelo. Pocos días después, por una falla supuestamente menor se cayeron, en todo el mundo, Facebook e Instagram, dos herramientas de comunicación de las grandes. Mucho más allá del hecho que muchos de nosotros nos quedamos sin el juguetito informático, debemos preguntarnos: ¿Qué puede suceder en el mundo si se produce una falla informática catastrófica? Por ejemplo, que se corten por maremotos los conductores de fibra óptica que atraviesan los océanos; o que una radiación solar exagerada interrumpa la comunicación con los satélites; o más simple aún, que un hacker logre desarrollar un virus definitivamente letal. ¿Qué le sucedería al mundo si de pronto se quedara sin sistema? ¿Podría sobrevivir? De tanto en tanto creo que es bueno dejar de hacer sonar los tamboriles de la comparsa y pensar un poco en estas cosas. No para sufrir. Para prevenir. De paso, lean la novela de Barjabel (Destrucción), encontrarán seguramente una copia en google, si no, me la piden, y les mando un PDF. Hasta la próxima semana (prometo un tema alegre). Espacio Cultural El Sitio Marzo 16, 2019.

181 Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE)

Durante la próxima semana se realizará en la Ciudad de Córdoba, este importante Congreso. Tendrá como sede física las instalaciones el principal teatro que dispone la Ciudad: el Teatro del Libertador General San Martín. Sintetiza el programa en su anuncio: “ Organizado cada tres años por el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española en colaboración con el gobierno del país anfitrión, el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) es el encuentro más importante relacionado con la lengua y la cultura de más de 500 millones de hispanohablantes. En su octava edición, el CILE – Córdoba 2019 es organizado por el Gobierno de la República Argentina, el Gobierno de la Provincia de Córdoba, la Municipalidad de Córdoba, la Universidad Nacional de Córdoba, junto a diferentes entidades públicas y privadas. Año tras año el CILE constituye foros universales de reflexión sobre la situación, problemáticas y retos del español como idioma. Pretende entonces avivar la conciencia de corresponsabilidad de las personas, gobiernos e instituciones en la promoción y la unidad de la lengua, como así también impulsar el diálogo de toda la comunidad cultural hispánica.” Participarán del mismo, importantes representantes académicos de España y de los principales países hispano parlantes de América Latina, y se tratarán en él toda una diversidad de temas vinculadas con el idioma y su expresión. Nuestro Espacio Cultural es un defensor de la palabra. Tanto hablada como escrita, por eso nuestros medios de comunicación incluyen ambas posibilidades, mediante programas radiales y mediante publicaciones que realizamos en las redes sociales. Desde este modesto rinconcito del Valle de Paravachasca saludamos a todos los participantes y les deseamos el mejor de los éxitos en sus propósitos. Con mucho gusto, una vez finalizado el Congreso, pondremos a disposición nuestros medios para promover las conclusiones logradas. Bienvenidos a todos. Espacio Cultural El Sitio Marzo 23, Valle de Paravachasca.

182 Homenaje al Congreso

Nos referimos al Congreso de la Lengua. En estos días deberíamos rendirle culto a las palabras, a la precisión de las palabras. No nos referimos a los pequeños y cómicos furcios del Rey (cuando confundió el nombre de Borges), o del Presidente (cuando se refirió a los idiomas bolivianos, uruguayos, etc.). Con buena onda, esos furcios son aceptables, producto de circunstancias poco frecuentes para esos personajes, como es participar en eventos culturales. Nos referimos a otras precisiones. Por ejemplo, si se dice “vamos subiendo” es fundamental que el paisaje adelante sea el cielo, y no el infierno. Ese error es fatal cuando lo comete un piloto de avión, y mil veces peor cuando lo comete quien dirige el destino de un país. Más oportuno sería decir cosas como “estamos bajando”, pero nos proponemos, con el apoyo de todos, volver a cobrar altura. En determinados momentos esos sinceramientos – confianza por medio – suelen ser convincentes. En el caso de nuestro Gobernador, algún asesor debió decirle: “no mencione la palabra luz”, en nuestra Provincia ese término se ha convertido en ofensivo para los usuarios, que somos todos los votantes. La gente embolada con el manejo de la luz es mayoría absoluta en estas latitudes. Justo es reconocer que las mujeres fueron más acertadas, Juliana con su silencio y con la petrificación facial de su sonrisa, y Letizia, comprando alfajores de la primera marca (histórica) de Córdoba para llevar a sus amistades madrileñas. Un buen gesto. Aunque no goce de la simpatía de unos cuantos, fue oportuna la frase de Vargas Llosa dirigida al presidente de México (López Obrador, bien castizo) que reclama el arrepentimiento de España de sus culpas durante la conquista y recordándole que son responsabilidades de los gobiernos locales del presente resolver la miseria y la marginación de los pueblos originarios. Las facturas pendientes de España y Europa de los saqueo de aquéllos tiempos son otra cuestión, pasados ya quinientos años. Muy torpes debemos ser si en ese plazo aún no construimos un mundo digno para todos, incluidos los originarios sobrevivientes. Éstos, no fueron sólo víctimas de la invasión europea medieval sino también de nuestras propias luchas internas, en las cuales los intereses del poder primaron sobre la vida de los dueños originarios de las tierras. No podamos culpar a los españoles o europeos actuales de aquéllas barbaridades criollas. Todavía hoy, en pleno siglo XXI, sabemos de violencias y saqueos que sufren los pueblos originarios en muchas latitudes de América latina. Del desprecio por la piel cobriza que todavía padecen muchos pueblos andinos. Y de la pérdida de hábitat natural de las etnias amazónicas o cordilleranas. La sinceridad del idioma es una herramienta importante frente a todas estas calamidades y otras, que padecen las generaciones del presente, para comenzar a diseñar y construir otro orden social para nuestros pueblos. Debemos tener palabras claras frente a la realidad, definiciones precisas, que nos conduzcan a acciones concretas y válidas para resolver los problemas que nos mantienen sumergidos en un mundo inclemente con los náufragos. Espacio Cultural El Sitio Marzo 30, 2019.

183 La cuestión del subsuelo

Según las leyes vigentes y la Constitución Nacional las riquezas del subsuelo no son del propietario de las tierras superficiales sino de cada Estado Provincial, es decir, del patrimonio de todos los habitantes de esa región. Hay fuertes interesas para cambiar esa cuestión. A pesar de su espíritu liberal, la Constitución de 1853 estableció expresamente la propiedad estatal de las riquezas del subsuelo. En consecuencia, a lo largo de la historia argentina la propiedad del subsuelo perteneció siempre al Estado, oscilando entre la jurisdicción nacional y la provincial. Los interesados privados aducen que el Código de Minería y La Ley de Hidrocarburos 17.319 violan los artículos 14 y 17 de la Constitución Nacional. El artículo 14 establece que “todos los habitantes tienen el derecho a usar y disponer de su propiedad”, en tanto que el artículo 17 dice que “la propiedad es inviolable y sólo se puede ser privado de ella por causa de utilidad pública, previamente indemnizada y calificada por ley”. Plantean estos inversores que la propiedad privada de la tierra incluye la propiedad del subsuelo, estableciendo de ese modo los derechos de los “superficiarios” para explotarlo. En los últimos años, la denominada “escuela neoinstitucionalista”, liderada por el Premio Nobel 1993, Douglass North, analizó el papel de las instituciones en el desarrollo económico de las naciones y puso de manifiesto los derechos de propiedad bien delimitados generan incentivos a la inversión, la toma de riesgo y la innovación. Es decir, la propiedad privada mueve a los individuos a generar riquezas, mientras que la propiedad estatal diluye y elimina los incentivos. Tras el objetivo de lograr la modificación de esta realidad plantean algunos argumentos de cierta solidez, como es la supuesta corrupción que conllevan las concesiones que hacen los estados para posibilitar la explotación de tales recursos. Aducen además que cuando la explotación es declarada por el Estado como de “bien público” están obligados a brindar todas las servidumbres requeridas por los concesionarios para facilitar la explotación, bajo la amenaza de la expropiación. En una línea diametralmente opuesta grupos políticos de tendencia nacional proponen la nacionalización total del subsuelo, para que las adjudicaciones para la explotación puedan ser controladas por el Congreso Nacional y evitar los negocios que hacen a veces los gobiernos provinciales. Actualmente, por disposición de la Constitución de 1994 las riquezas del subsuelo pertenecen a los Estados Provinciales, lo cual ha generado diferentes políticas para su manejo. Recordemos las contradicciones que se produjeron con la discutida ley de protección de los glaciares cordilleranos, la cual fue cuestionada por provincias mineras que en nombre de sus autonomías, evitaron su aplicación.. Se trata indudablemente de un tema espinoso, que poblará las agendas políticas del futuro frente a explotaciones mineras que se planifican, como la del Litio en el norte y el renombrado caso Vaca Muerta en Neuquén. También se debe tener en cuenta que las concesiones de explotación que hacen los Estados Provinciales en beneficio de grandes empresas transnacionales han generado dudas respecto de los beneficios recibidos y de las secuelas ambientales que se producen. Los propietarios superficiarios aducen que las explotaciones del subsuelo afectan sus intereses, contaminando tierras y aguas que ellos dedican, por ejemplo, a explotaciones agropecuarias. Por su parte, las Cámaras Mineras presionan fuertemente para lograr la modificación del Código Minero, que actualmente limita a las explotaciones que afectan al medio ambiente y a las actividades agropecuarias y turísticas. Otro tema controversial es el uso del agua subterránea, que es sin duda, un recurso importante del subsuelo. Las napas, en general, atraviesan campos de diferentes propietarios, y su extracción debe ser controlada por el estado. La gran pregunta es: ¿Pagan algo al Estado los productores por el uso de ese recurso? ¿Se controla? En síntesis, un tema complejo que la sociedad debe conocer y esclarecerse porque de él dependen importantes posibilidades que pueden perjudicar a la futuras generaciones argentinas. Espacio Cultural El Sitio Abril 6, 2019.

184 Agujeros negros

Ha sido una de las notas impactantes de esta semana. Espectacular la foto del agujero negro. Aplausos para los científicos que la lograron, no sin mucho esfuerzo y perseverancia. La publicación de la foto nos permitió – a los mortales normales- conocer un poco de que se trata ese complejo fenómeno que sucede en el universo. Según explican los científicos, la concentración de la materia hacia densidades infinitas crea tal concentración de fuerza gravitatoria que todo lo que se aproxima, materia o energía, cae en ese pozo gravitatorio y ya no puede salir. Funciona como un sumidero de materia y energía. Los neófitos nos preguntamos: ¿Qué sucederá con ellas allí adentro? El tema, además de hacernos sentir profanos y primitivos, nos lleva a pensar en fenómenos cercanos conceptualmente similares. Nos preguntamos: ¿A dónde va a parar el dinero que desaparece de nuestras manos? Más grave aún: ¿Dónde se meten los dólares que se escapan sin retorno visible del Banco Central? Somos conscientes que mucha vida de va con ellos. Se van también la esperanza y la credibilidad. Se van las ganas de empujar y las certezas de ser felices. Esos enormes agujeros de la realidad, cuyo tamaño desconocemos se tragan todo, no devuelven nada. Pensamos que deben existir muchos agujeros, aunque no logremos divisarlos, y menos aún fotografiarlos. Algunos suponen que se encuentran en el espacio del sistema financiero. Otros lo sitúan en el campo agropecuario, controlado desde las metrópolis. Unos piensan que fueron creados por la corrupción. Otros culpan más a la ineficiencia reinante durante décadas. Algunos opinan que es un fenómeno nuevo, creado por este gobierno. Pero aunque no sea preciso su origen, existen, y como dijimos, se tragan todo el esfuerzo nacional. Pymes; pequeños emprendimientos; comercios de barrio; empleados públicos; desocupados; estudiantes; científicos; profesionales de diversas especialidades, son tragados por esos enormes agujeros que – si como dice el propio Einstein – tienen dimensión en el tiempo, deben desembocar en los extramuros de la Edad Media, o un lugar semejante de la historia. Si, estos agujeros que nos tragan nos llevan hacia atrás. Hacia pasados que creíamos superados. Incautos pensamos que las experiencias vividas nos habían enseñado la lección; que no necesitábamos repetirlas. Pero no engañarse, a los argentinos nos gusta pisar la misma piedra. Somos aventureros, nos gusta explorar el misterio de las cavidades sin destino seguro. Allá vamos. Espacio Cultural El Sitio Abril 13, 2019.

185 La buena onda

Son muchos los especialistas que recomiendan defender el buen ánimo para preservar la salud. El desconsuelo y las rabietas afectan nuestras defensas y el organismo cede frente al ataque de innumerables males que nos acechan. Una fórmula infalible es la buena onda. La buena onda se construye, no se consigue envasada. El mecanismo de construcción supone tres pasos: primero, proponérselo; segundo: inventarse algo que te aleje de los malos augurios y de los consejos pesimistas, una actividad, digamos; y en tercer lugar:; buscar con quien compartirla, no practicarla solo, porque conlleva un peligro: muchos asocian la soledad con la mala onda. Yo no creo mucho en esto último, un dicho popular dice: más vale solo que mal acompañado. Más simbólico: buey solo bien se lame. También es prudente introducir mecanismos de selección en las comunicaciones directas (face a face) y en las indirectas. Particularmente las del wapp que es instantáneo y permanente. Borrarse de las redes pesimistas. Eliminar a aquéllos que utilizan la red solo para hacer para comentarios políticos agresivos (muchachos, chicas, deben alternar un poco, ya pasaron aquéllos tiempos de fanatismos ideológicos). La ironía sutil debe reemplazar al insulto y a la agresión verbal. Son inconducentes. Y generalmente logran lo contrario de lo que pretenden. Victimizan. Cuando se hacen críticas se debe calificar con mayor precisión. Hay bastante distancia entre un incapaz o inoperante y un H de P. Con tanto ignorante suelto, si aceptamos ese concepto, no quedará madre en pie. Y lo que es más importante: las conceptualizaciones imprecisas, confunden a la gente. Y en muchos casos: espantan. Tiro por la culata es la síntesis perfecta. Aceptar con gusto y ganas los envíos del buen humor. Sin exagerar, claro, no olvidarse del payaso, que de tanto reír termina llorando. Nuestro Espacio Cultural tiene un remedio parcial para la mala onda: la Fantasía. Si, la Fantasía nos permite imaginar mundos diferentes, cargados de relaciones especiales. Hacemos hablar a los perros (y en general a todos los bichos y animales) porque nos parece injusto y triste que por una diferente conformación bucal o mental, no logremos armonizar idiomas. En realidad, en El Sitio, somos, simplemente traductores. Porque hasta los insectos se expresan con sus gestos. Ayer mismo, una araña (que no son mis predilectas) me vio venir, me pensó agresivo, y levantó sus patas delanteras como diciendo “pará, no me ataques”. La miré y pensé decirle: “no pasa nada”. Y se fue tranquila a meterse en su hueco. Posiblemente interpretó mi gesto de paz. Las conversaciones con las calandrias que son charlatanas por naturaleza son maravillosas. Normalmente, a la siesta, se ubican en el espinillo que tengo junto a la ventana de mi pieza. Yo me tiro en la cama a descansar un rato y allí comienzan su parloteo. Cuando les hablo o les silbo se callan, escuchan, luego siguen. No nos entendemos mucho pero expresamos y sentimos los sentimientos mutuos que tenemos. Podría seguir contando historias, pero no lo creo necesario. Las dosis de buena onda son mejores cortas. Y permanentes. Espacio Cultural El Sitio Abril 20, 2019.

186 El drama de los mares

Es difícil encontrar una palabra diferente a catástrofe. La situación creciente en ríos, lagos, mares y océanos es catastrófica debido a la acelerada contaminación que los afecta. Todo lo que emitimos va a parar a ellos. Algunas substancias se degradan durante el viaje por los ríos, filtradas por las rocas y arenas mediante posibles reacciones químicas o transitorias retenciones físicas. Otras pasan de largo, arrastradas por la corriente. En los últimos tiempos, sin ser los únicos contaminantes, por su dimensión, permanencia y efectos, son los plásticos los que reclaman una reflexión y medidas urgentes. Leía en una breve nota publicada hace unos días por mi hija Florencia que vamos al supermercado, Recogemos de las góndolas leche envasada en plástico; mermeladas, mayonesas, aceitunas, artículos de limpieza, aceites, queso, jamón, gaseosas, agua, etc, etc. todo envasado en plástico, y luego, en la caja, nos sentimos defensores del ambiente cuando guardamos los productos adquiridos en cajas o en bolsas reciclables. ¿Somos realmente estúpidos? Todos esos envases primarios son los que llenan las fosas marítimas o integran las islas de basura flotantes en los océanos. Cierto debe ser que dejar de usar la bolsita plástica es una contribución ciudadana con el medio ambiente, particularmente con el paisaje, para no verlas colgando de las ramas en las cercanías de los basurales a cielo abierto o arrastradas por los ríos, o peor aún, ver a una tortuga marítima encerrada en ellas. Pero en términos precisos se trata de una contribución casi irrelevante frente a todo lo demás. Debiéramos marchar en todo el mundo con pañuelos negros exigiendo a los sistemas productivos que dejen de envasar en plástico. En esta era parece una exigencia imposible de cumplir –dirán- no hay cómo reemplazarlo. Es una gestión compleja, pero es fundamental salvar los mares, antes que terminemos con la vida no solo en ellos sino en el propio y completo planeta. ¿O acaso no saben que la muerte de los mares es la muerte de la vida? ¿No saben que en ellos se equilibra todo? La temperatura, el clima, la evaporación, la lluvia, todo se encadena para que “suba” el agua a las montañas y baje dulce y potable. Estamos matando al planeta. No solo con los plásticos, es cierto, pero la lucha contra el plástico puede ser la consigna que nos lleve a todas las reflexiones necesarias. Es urgente hacerlo. Pañuelos negros. De esos que recuerdan a la muerte. Ya, y comenzar las marchas en pueblos y ciudades para que en la próxima reunión, en China, se sepa que los pueblos estás despiertos. Pañuelos negros, esa debe ser la consigna y el símbolo. Espacio Cultural El Sitio Abril 27, 2019.

187 Hacia la conciencia social

Dos notas que publicamos esta semana provocaron múltiples reacciones y respuestas que nos llevan a pensar en la existencia de una fuerte conciencia sobre el problema. Ambas apuntaron a la contaminación con plásticos. La primera, correspondiente al Desde El Mangrullo 186, titulada El drama de los mares, tuvo algunas decenas de respuestas sumando los dos muros. Algo similar sucedió con la segunda, titulada Migraciones químicas. Nuestras propuestas apuntan a reducir drásticamente el uso de los plásticos en los envases no retornables de todo tipo, que son los que terminan en lagos y mares produciendo la muerte de muchas especies acuáticas y la contaminación física y química de las aguas. Este problema admite muchas soluciones. Utilizar los envases plásticos retornables es un primer paso. Un ejemplo son los bidones grandes que se utilizan para distribuir agua en los hogares. Otro, algunas gaseosas que se venden con envase plástico reutilizable. La recolección de los mismos es simple. Como tienen precio, el usuario los entrega en el comercio. Como siempre sucedió en el pasado con las botellas de vino, y sigue sucediendo con algunas marcas de cerveza. Leí por ahí, que éstas últimas circulan 18 veces antes de deteriorarse. Una lectora aportó en la segunda nota que en supermercados alemanes se venden productos “sueltos”, el cliente lleva el recipiente. Estamos hablando de uno de los países más adelantados del mundo, que nos da el ejemplo de cómo reponer buenas costumbres del pasado. Es obvio, con las tecnologías disponibles actualmente es posible facilitar ese tipo de distribución en muchos productos, incluso abaratando su precio al restarle el costo del envase. Si eso es posible en los grandes supermercados es fácil concluir que representa un arma de competencia en el comercio menor, que en muchos barrios populares se práctica ya con muchos productos, particularmente con los de limpieza. Se debe comenzar obligando a las empresas que dispongan la variante de entregar sus productos también en recipientes grandes para posibilitar la venta “suelta” de los mismos. El público consumidor se encargará de organizar la distribución, cuando compruebe que económicamente le conviene. Una segunda medida de aproximación sería prohibir la venta de bebidas en envases pequeños, salvo que sean de vidrio, y retornables. Sinceremos una cuestión: hay centenares de empresas que nos venden plástico lleno con algo. El negocio es vender el plástico, el pet, por ejemplo, representa el negocop, no el producto que envasa. Agua, por ejemplo. Acabemos con esto. Es un insulto a la inteligencia y un atentado contra la naturaleza. ¿Qué esto restringe la libertad de comercio? Por supuesto, en nombre de la vida. Atentar contra la naturaleza debe ser considerado un delito. Hay que establecer reglas de juego que vayan permitiendo adecuar una forma de distribución no contaminante. Regular el uso de los tipos de envase para cada producto. Reconocerle un valor al envase retornable para que el mismo consumidor se encargue de devolverlo y se organice la cadena de retorno. Aplicarle un impuesto especial a los envases no retornables para cubrir los costos ambientales que provocan. Eso los hará más caros que los envasados en retornables y el famoso mercado se encargará entonces de regular el uso. Es imperativo hacerlo. Es imperativo estudiar a fondo todo el manejo de los residuos. Ni hablar de las substancias tóxicas o venenosas cuyos envases abandonados van a parar a los basurales. O son enterrados en rellenos sanitarios. ¿No se piensa en la contaminación del suelo y de las napas? ¿De los ríos, lagos y mares? Nos jactamos de la inteligencia y del avance de las ciencias y los conocimientos, pero mostramos la hilacha en cuestiones elementales, como ésta que estamos tratando aquí. Parar esta locura es mucho más urgente de lo que muchos piensan o creen. Para colmo hay insensatos que defienden este “progreso” absurdo que puebla las góndolas primero, y satura los mares después. ¿Dónde está la verdadera inteligencia humana? ¿Acaso se ha rendido? ¿O la han comprado con treinta dineros? Espacio Cultural El Sitio Mayo 4, 2019.

188 Cosas que nos preocupan

Todavía no llegamos a la mitad del año. El clima (atmosférico). No ha decidido todavía comenzar en firme el otoño. No era frecuente tener lluvias en mayo. Bueno, más que lluvias, tenemos un mes lluvioso. Paravachasca se parece a la Bretaña. De las tormentas aisladas (chubascos le dicen ahora) pasamos a las lloviznas y las nieblas. Días y días con humedad superior al 80%. Las inundaciones no decrecen en extensas zonas provinciales, aguas abajo. Encima hay quienes quieren hacer un canal para traer agua del Paraná. Paren la mano, muchachos, hay que hacerlo de salida. Los anuncios de sol no se cumplen ni por aproximación. Otra: ¿vieron que las tormentas de ahora arrancan en la Patagonia y barren todo el país completito, de sur a norte? Si ayer llovía en Buenos Aires y La Pampa, hoy llueve aquí, y mañana en Santiago y Tucumán. Luego en Salta y Jujuy. Y siempre acompaña el litoral. ¿Qué tamaño tienen ahora las tormentas? ¿De dónde viene tanta agua evaporada? Solo el mar puede ser tamaño origen. ¿Y todavía hay algunos que niegan el cambio climático? Hay pueblos de nuestra provincia que llevan más de dos años con el agua adentro o en el borde de sus casas. Hay campos enormes vueltos lagunas. Hay nuevos ríos y esteros que debemos incluir en la geografía. Han comenzado a evolucionar algunas especies vegetales. Hay lagartijas que piensan seriamente en volverse caimanes. Y hubo guardaparques que tuvieron que refrescarse en los lagos con glaciares cuando la temperatura alcanzó los 39ºC en ese lugar. Punto. El clima (social). La pobreza está invadiendo nuestra tradicional sociedad de clase media. La llamada clase media baja ya se derrumbó. Si esto sigue cae la que sigue. Quieren terminar con los delincuentes. Error: lo que hay que resolver es la delincuencia. Esa es la matriz socio económica que genera a aquellos. Tampoco es correcto decir acabar con los marginales. Lo que hay que superar es la marginación. Son cosas diferentes verdad? ¿Saben con qué resolvieron esas cuestiones los países en ascenso? Con una palabra increíble aquí: Política. Si, con políticas sociales y educativas acertadas, orientadas a resolver los problemas se resuelven esas cosas. De eso se trata la política. Y no debe ser la mala palabra que suena aquí. La escribí con mayúscula ex profeso. Siempre debiéramos pensarla en mayúsculas. El clima (electoral). Terrible. Casi insoportable. Creo que damos vergüenza ante el mundo. Un país con intelectuales reconocidos. Con algunos premios Nobel. Con universidades calificadas. Un país en el que no existían los analfabetos desde hace más de un siglo. Con escuelitas en todo el territorio. ¿Cómo pueden tener un discurso tan pobre los candidatos? ¿Cómo podemos aceptar que se trate solo de cuestiones de imagen? Cuando la realidad se cae a pedazos. Señores, ¿realmente nos merecemos esto? ¿No pueden intentar asumir ideas serias que conduzcan a plantear soluciones y no a conformarse con el inventario de problemas? Promesas y más promesas. Obras sueltas que permitan fotos. Si alguien de la farándula arrastra gente, lo ponemos de candidato en algo. ¿No se les ocurre pensar en un plan? ¿En un proyecto que pueda conocer la gente? ¿Es demasiado ese compromiso? ¿No debieran participar especialistas? ¿No existen? ¿O los corren para poner gente de negocios? Por último. Una suerte de probable interrupción generacional. Algo como que las generaciones bien jóvenes no se preocupan por estas cosas. Como si estuvieran pensando en un mundo diferente, que nada tenga que ver con éste. Nuestro mundo, suelen decir. El que se cae es el de Uds. también dicen. Como si realmente hubiera dos planetas, uno diurno y otro nocturno. Dos mundos, dos culturas, dos idiomas. El de las palabras y el de las imágenes. El cerebro cultivado frente a las bondades genéticas de la belleza (muchas veces ayudada por la cirugía) o a la elaboración sacrificada de los cuerpos. De ellas y ellos. Dicen, los que saben, que en Grecia primero, y en Roma después, sucedieron cosas parecidas. También dicen que ambos imperios se derrumbaron, para dar paso a un Cristo poco musculoso y menos atleta, más parecido quizá a un poeta melancólico. Los de estribor andamos desinformados. A ver si los de babor nos dicen hacia dónde se dirige este barco. Gracias. Espacio Cultural El Sitio Mayo 11, 2019.

189 El Macho Alfa

Fue ocurrente y acertada la frase de Schiaretti, para poner límites y distancias. Los límites son necesarios, porque nada está claro. Y las distancias necesitan ser comprendidas, en un país que ha vuelto a poner la palabra “federal” en el vocabulario cotidiano. Las palabras no nacen solas, aparecen cuando son necesarias. La Argentina es y debe seguir siendo un solo país, pero no lograremos resolverlo si no entendemos que hay realidades diferentes en las regiones que lo integran; que cada una de ellas requiere políticas adecuadas, generalmente difíciles de visualizar desde la metrópoli globalizada que desde el comienzo de los tiempos nacionales, víctima de una tozudez implacable, no dejó de tener pensamiento unitario. Claro, ahora sin los fanatismos de aquéllos tiempos, pero unitario al fin. Ahora, algo impotentes y desorientados, los capitalinos andan buscando al Macho Alfa en el interior del país. Ya lo hicieron antes, sin éxito. Parece no llenar el vacío Lavagna y su ensoñación casi poética sobre el consenso, también Cristina se bajó del pedestal, se puso tacos bajos y se resignó a asistir al PJ tradicional, que quiere reconstruirse luego de padecer la decadencia. La opción federal, que está tratando de gestarse, no es necesariamente solo peronista. Eso es muy bueno, es hora de tratar de reconstruir el llamado “movimiento nacional”, que no es otra cosa que una visión global del país, cultural y productivo, que requerimos para superar los desdibujados límites partidistas. Lo que alguna vez fueron el peronismo y el radicalismo requieren reconversión de procedimientos y conductas. Muchas de las ideas tejidas por Irigoyen primero, y por Perón después, pertenecen a la formula post globalización que están tratando de recrear muchos países en el presente. Desde los preocupados europeos que miran de reojo a Inglaterra que fue pionera en desconfiar del negocio global, pasando por el neonacionalismo de los EE.UU. con Trump a la cabeza, hasta los confines del Oriente que lo saben desde hace milenios. La globalización cultural no retrocederá en tiempos de internet y de comunicaciones en tiempo real y sin distancias. No pasan por allí las restricciones. Lo que está en discusión son las economías, en un mundo amenazado por grandes crisis, con las energética y ambiental a la cabeza, y muy cerca, la superpoblación; la escasez de materias primas y la necesidad creciente de recursos estratégicos que van surgiendo, solicitados, precisamente, por el avance de la tecnología. Volviendo a la aldea. Seguramente no hace feliz al NOA que el Litio se negocie en Buenos Aires. Ni a los tucumanos lo limones, Junto con la soja y todo lo demás. Dejar confiados que la recaudación fiscal se realice en Buenos Aires es poner al zorro a cuidar el gallinero. Se lo sabe desde el comienzo de la historia. Esos dineros volvieron unitarios a todos los federales que fueron a gobernar desde allí. Ese tema debe preocupar por igual a unos y otros, me refiero a los que quieren que la cosa funcione, que el país recupere la confianza de los de adentro y de los de afuera. ¿Ha llegado la hora de resolver el trauma histórico? No debemos volver al mismo error de buscar la solución del Macho Alfa,. Lo que necesitamos es iniciar un proceso justo y patriótico, digno y ético, obviamente, con los porteños incluidos en un igual a igual sincero, sin cartas en la manga. Puede que esta vez acepten una Constitución Federal, y nos convirtamos realmente en un país. Para bien de todos. Espacio Cultural El Sitio Mayo 18, 2019.

190 A partir de mañana

No es un homenaje al fallecido Alberto Cortés, solo le robé el título. Esa frase encierra dos virtudes: compromete una propuesta, y propone un desarrollo no inmediato. Apela a la evolución, como una cosa posible. Vivimos tiempos acelerados en los cuales lo instantáneo se vuelve una necesidad. Recuerdo que décadas atrás llamábamos “instantáneas” a las fotografías. No lo eran, por el contrario luego del famoso clic debían afrontar un largo proceso físico químico, realizado en la oscuridad y en medio de olores nauseabundos. Al final del proceso obteníamos una imagen que muy lentamente se iba oxidando hacia el amarillento, como señal de vejez. Ahora, las instantáneas son instantáneas, por fortuna y por desgracia. Una fortuna cada cien desgracias, así calculan los chicos sus selfies para cargar en las redes y promocionarse. Promocionarse con su imagen, muchas veces agradables, y algunas bellas. Como país, estamos metidos en un atolladero, quizá un laberinto. No es fácil imaginar una salida, más allá de respetables y simples sentimientos que inspiran algunas figuras, a unos/as y otros/as. Hasta ahora las seguridades son pocas, los discursos breves y las propuestas nulas. Algunos ídolos se caen, sea por su propio peso o por algún empujoncito oportuno. Otros renacen de las cenizas, sonrientes, como si nada hubiese pasado. Varios, sabiéndose olvidados perdedores, ni aparecen. Dicen los buenos jugadores que hay pocos juegos que se realicen con dos competidores: uno es dar vuelta la carta más alta; otro, la criolla taba; las carreras cuadreras; el tenis y sus similares; el conocido wa-chi-pum (tijera, piedra, papel), con el cual decidíamos quién lavaba los platos; y seguramente algunos más. Se conocen pocos juegos de a tres, algunos, que siempre fueron peligrosos, ahora están logrando un espacio posible, dicho por mi amigo regaeton. Hay una frase aplicable a estos juegos de a tres: el tercero de la discordia. Los buenos juegos son los de cuatro, a solas o en parejas de a dos. El truco; el codillo; el mus; el póker; la generala (con perdón de la palabra, no quiero ser tendencioso); y muchos otros. Cuando la cantidad crece, los juegos se hacen más complejos y requieren cierta preparación; el baloncesto de cinco de cada lado; el voleibol de seis; el futbol, que suma once. Cantidades mayores de contendientes son juegos que pertenecen a otras categorías y tecnologías: el automovilismo y/o motociclismo; el propio ciclismo; las maratones, las puebladas; etc. En nuestro país seguimos en la duda si el juego será de tres o de dos contendientes principales (el resto opina desde atrás). Hay quienes afirman que pueden ser cuatro. En este caso estaremos en condiciones de decir ¡¡truco!! , para que el otro replique: se olvidó del envido, y la cosa se ponga tensa. A partir de mañana estaremos a la espera de tres sucesos. El primero en este propio junio que hoy se inicia: conoceremos candidatos; el segundo en agosto, cuando posiblemente se definan los candidatos triunfantes en sus internas. Y el tercero, cuando apostemos y comprometamos los próximos cuatro años de nuestras vidas. Hoy nos preguntamos: ¿Serán los que son? Detrás de cada uno de ellos duermen intranquilidades y desconfianzas. Nadie tiene claro qué representan realmente, y a quienes responden. Tampoco se sabe cuántos los apoyan realmente. Volvemos a preguntarnos: ¿Serán los que son? Comenzaremos a saberlo. A partir de mañana. Espacio Cultural El Sitio Junio 1, 2019.

191 Inconsciente colectivo

¿Habrá tenido una crisis de futurología, el Charly García, cuando se le ocurrió semejante título? ¿Se habrá imaginado allá por los ochenta que esas dos palabras, surgidas de la psiquiatría, vendrían -cuarenta años después- a describirnos?
Fue la música de un genio loco la que trata de explicarnos. No la aciertan los sociólogos, menos aún los politólogos, y ni por casualidad los economistas. Son las letras profundas y los títulos intuitivos de tangos y canciones que pueden explicar este país de locos, y su vigencia. Pese a todo. Lo anticipó Discépolo: “….vivimos revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados…”, escribió, cincuenta años antes que el Charly metiera, de tiro libre, aquel título angustiante. Seguramente ambos pensaron en la vigencia transitoria de sus títulos o letras atadas al presente que vivían. Seguramente no se sintieron visionarios. Y si alguno les hubiera insinuado tal posibilidad, habrían reído, pensando: “este es un país muy rico, en cualquier momento arranca y dejamos atrás la noche”. Pero no, contradictoriamente, a medida que avanza el tiempo tomamos conciencia del enorme retroceso que vivimos. Al segundo o tercer país del Litio se le agotan las pilas. La primera no entra, queremos arrancar en segunda. Imposible dicen los que saben. Están subiendo una cuesta. Deben poner primera. En últimas, subir en retroceso. Entonces damos vuelta el título: decimos que un colectivo inconsciente, a gran velocidad, en retroceso, cayó por el abismo. – ¿Viste? Te dije que podía suceder. ¿Y ahora, como salimos de aquí? – ¿Salir? No te resulta confortable estar en el fondo? – ¿En el Fondo Monetario? – No, en el fondo de este valle, lejos de las urgencias, mira hay vida campesina por allí…la gente parece feliz… los chicos está jugando… libres. – Me parece que estás algo loco. ¿Será el golpe? Yo no veo nada de lo que dices. – Es cierto, no hay nadie, estamos solos, abandonados en el fondo de un barranco…. Pero ¿qué diferencia hay? ¿Hacia dónde nos llevaba aquel camino? – Creo que íbamos hacia el futuro, junto con todos los demás, con los países en desarrollo, con los pueblos que pueden consumir…. – Y luego, ¿qué pasaría? ¿Seríamos felices? ¿Viviríamos en paz? – No lo sé….¿sabes una cosa? No está nada mal este vallecito…¿tendrá dueño? – Si, nosotros. – Aquí estaremos un buen tiempo. El progreso pasará por arriba, por la carretera, seguramente se desbarrancará más adelante. – Pero más adelante lo que hay es una laguna, y un pantano. – Si, tuvimos suerte. Espacio Cultural El Sitio Junio 8, 2019.

192 Frentes, alianzas y otras vainas.

Son siete las alianzas. Siete, los Orosco creo que eran seis. ¿Verdad León? Siete es un número cabalístico. Es un buen número. Suena a búsqueda, como todo lo cabalístico. Dentro de ese conjunto, una sorpresa: la izquierda se unió en torno a una propuesta. Parece que irán todos juntos. Era hora. Pocos y dispersos no llegan a masa crítica. Lo que está sucediendo no es malo, porque parece que después de estos reacomodos nada será igual. Y no es fácil que sea peor. Aunque existen los que afirman que lo malo no tiene fondo. Nosotros queremos ser un poco optimista. Veamos. El kirhnerismo ya no será el mismo. El saco y corbata de Alberto no pega con La Cámpora. De ésta no se habla. ¿Táctico? Creo que no. Creo que Cristina, que inteligencia no le falta, sabe que llegó la hora se sumarse –por lo menos en la presentación- al modelo institucional. Un dato: parece que no defiende a los De Vido y compañía. ¿Es una mala compañera o se descubrió demasiado usada? Defenderse a sí mismo no suele ser la conducta de un líder. Si al final se suma Massa, ni hablar. Eso ya no es kirchnerismo. Las internas se pondrán al rojo vivo. Y es bueno para ellos. Digo para los que creen y quieren con sinceridad un proyecto nacional. Debe explotar el submundo corrupto K para que eso sea posible. A propósito, ¿por dónde anda Luis? Cambiemos ya no es Cambiemos. No solo han comenzado a hacerse sentir los radicales preocupados por las derrotas sino que ahora, con un Pichetto adentro la fiebre neoliberal debe disminuir. Pichetto es moderno, no confundir, no es un neoliberal. Quiere apertura de los mercados, pero con una industria nacional en crecimiento. Desarrollo tecnológico dijo, no cartoneros. Hay quienes se ofendieron con esa frase. Perdón, pregunto, ¿defienden a la pobreza? Defendamos a los pobres, pero no a la pobreza. Protejamos a los marginales, no a la marginalidad. Ya lo dijimos antes. Lo de Lavagna no está mal. Es bueno que exista esa tercera fuerza. Lástima del pifie total de Schiaretti. Amigos me preguntan: ¿Qué le pasó al gringo? Inexplicable. Vendió el chalet a precio de rancho. ¿Enloqueció? Huyen despavoridas sus huestes que sienten que se quedan sin cargos. Se sumarán a Cristina o a quien sea con tal de conseguir un rinconcito nacional luego de no haber ocupado un carguito provincial. Los K que sumó hace un tiempo, ya se fueron, con Acastello a la cabeza. Martín Gil debe estar preparando su maleta. ¿Qué le pasó al gringo? Difícil de explicar semejante yerro. El precio será alto. Tiene menos de una semana para tratar de negociar algo. Pero adentro de su colmena es como que echaron raid. Las otras alianzas y frentes no trascienden demasiado. No juntarán votos suficientes como para adueñarse de un espacio en la Paso. Pero venderán a buen precio su granito de arena. En el mundo K falta definir el rinconcito de Massa. Debe ser un rincón, porque ese ha sido el sitio histórico para los castigos. Merece el castigo porque no se puede ser –impunemente- tan veleta. Se pasó. Recorrió completito el espinel de las traiciones. ¿Quién puede confiar en él? Esa es la cuestión. Me imagino a los chicos de la Cámpora… que no comen vidrio. Si apenas deben tolerar a Fernandez, que después de todo lleva el apellido de la jefa, ¿cómo vamos a tolerar al tilingo de Massa? Eso deben decir, puertas adentro. El susurro ha comenzado a salir por las ventanas. Hay un silencio dudoso en las huestes más aguerridas Nada será igual después de octubre. Allí anida la esperanza nacional. Espacio Cultural El Sitio Junio 15, 2019.

193 El Apagón

Un apagón cualquiera da en la vida….desde Maduro hasta Macri. Son sacudidas oportunas para reflexionar sobre la realidad tecnológica. Es tan importante el asunto eléctrico que para homologar un motor para uso aéreo, entre otras cosas, a esos motores les exigen tener doble circuito eléctrico. Ambos deben ser independientes y funcionar en simultáneo. Aun así, los aviones se caen. Pero rara vez por falla eléctrica. No habitamos un mundo de certezas. Solo un mundo de probabilidades. Es poco probable un apagón como el sucedido, pero suceden. Y suceden también cosas terribles e inesperadas, ante las cuales las tecnologías, hasta las más grandes, se hacen chiquititas. Basta pensar en huracanes; tsunamis; terremotos; incendios; terroristas; botón equivocado; las siete plagas de Egipto; el Diluvio Universal; los probables meteoros; los agroquímicos; Chernobyl; los combustibles fósiles; la factura que nos pasarán los mares, los bosques y los montes; y unas cuantas más… Además: Todo lo que sucede una vez, puede repetirse. Esta es una gran verdad. En el mundo funcionan más de quinientas centrales nucleares. Otras 55 están en construcción. Grandes parques eólicos utilizan los vientos para generar energía. Se están construyendo enormes colonias de celdas fotovoltaicas para conviertir la energía solar. Son claros indicios que la electricidad será, en el futuro cercano, nuestra principal fuente de energía. En ella estará instalada nuestra supervivencia y nuestra seguridad. En ese mundo híper conectado podrán suceder fallas y apagones. Pensando en el tema del avión, ¿Cómo podremos asegurar – frente a grandes apagones – que no se caiga nuestro sistema de vida? Muy simple. Innovar. Recordar lo que dijimos antes: no habitamos un mundo de certezas, sólo de probabilidades. Tenemos que disponer sistemas alternativos, como el circuito de los aviones. Generadores y/o baterías que aseguren mantener en funcionamiento el sistema de abastecimiento de agua; una red de iluminación que permita mantener la seguridad y los sistemas mínimos de comunicación social que permitan informar qué sucede y qué se debe hacer en la emergencia. Dos horas después del apagón ya no funcionaban los celulares, por falta de carga. ¿Por qué no conservaron las radios a pila? En los grandes edificios la exigencia de generadores y/o baterías que permitan el funcionamiento de algunos ascensores, el suministro de agua y la iluminación de seguridad. En cada departamento un sistema de iluminación alternativo, con baterías recargables. (realizar el debido mantenimiento). Tener una vieja radio a pilas, Por las dudas. Y no olvidar los fósforos. En las zonas rurales, puede ser más simple disponer sistemas comunales y/o individuales alternativos que puedan resolver las necesidades ya citadas. Como dicen por ahí: prevenir es curar. Espacio Cultural El Sitio Junio 22, 2019

194 La segunda muerte de Juan Domingo

He plagiado un trozo del título de una intrigante novela de Semprún, en la cual recorre gran parte de la guerra civil española; el espionaje ruso y norteamericano durante el comienzo de la guerra fría; los entretelones del Partido Comunista europeo, y el asesinato de Trotzky. En la novela de Semprún la duda, la intriga y el misterio acompañan todo el desarrollo, y no se termina de resolver con claridad la verdad-verdad. Los personajes tienen el nombre de la realidad, pero los sucesos de sus vidas transcurren dentro de densas nubes, casi imposible distinguirlos con claridad. Al final, como siempre, queda una aparente verdad sumergida en un mar de dudas. Esta historia tiene también una realidad macabra y una teoría loca. No pretende ser la descripción de una realidad, es solo una hipótesis terrible. La gran pregunta: ¿quienes y porqué cortaron y se llevaron las manos del cadáver de Perón a las pocas horas de haber sido sepultado? ¿Por qué las manos? La única hipótesis, terrible y macabra, es que alguien lo hizo para evitar posteriores reconocimientos de un cadáver que pudo no haber sido el de Juan Domingo. Es una teoría loca, pero, ¿Hay otra explicación que justifique el hecho? En esos tiempos no estaba el ADN, el reconocimiento se hacía solo a través de las huellas digitales. Los últimos meses de Perón, en Madrid primero y en Buenos Aires después, fueron difíciles de entender y explicar. Como que contradijo a toda su vida. ¿Era él o fue un actor sustituto puesto por el poder militar en complicidad con el círculo negro que rodeaba al líder en sus últimos años? No era una idea descabellada frente a los propósitos militares del momento cuyo principal objetivo estratégico era terminar con ese liderazgo inacabable. Había que desperonizar al pueblo. No era conveniente victimizarlo mediante un atentado, el mito entonces sería imparable. Se sumaría al de Evita. Había que hacerlo fracasar. Había que mostrarlo humanamente erróneo. Había que lograr que él mismo se destruyera. Se supo que los militares compraron algunas almas cercanas, pagando todos los sueldos atrasados y retenidos del General. Eso aliviaba la vida de Isabel, ya cansada por las estrecheces económicas. Perón se oponía a recibir ese pago, pero algo viejo ya, y enfermo, ¿cómo evitarlo? Su amigo fiel, Jorge Antonio, ya había sido expulsado de Puerta de Hierro por la propia Isabel y López Rega que habían conseguido tener en sus manos la administración de ese difícil exilio. Contaba el Propio Perón, a los jóvenes que lo visitaban que a Jorge Antonio debía verlo semanalmente en sus oficinas. Cuando hablaba con los muchachos lo hacía caminando por el jardín. “creo que adentro hay micrófonos”, decía. En definitiva, la vida de Perón en sus últimos años en Madrid comenzaba a ser la de un prisionero. Y como pudo saberse después, su salud lo amenazaba de muerte. Una muerte prematura, en el exilio, era perpetuar el mito. ¿Por qué no preparar un sustituto que lo represente en un fracaso? Todo esto sería una imaginería novelesca si no se hubieran robado las manos del cadáver. Ese hecho inicial de este relato le otorga cierta probabilidad. Cuando siendo yo responsable del Ceprocor, nos tocó hacer el ADN de los huesos de Perón para dilucidar la causa en la cual la supuesta hija Marta Holgado reclamaba la herencia, tuvimos esa duda. Nosotros teníamos el ADN del cadáver enterrado, como poder verificar si se correspondía con el del Perón auténtico? Le pregunté al abogado Fontaine, quién nos había contratado el estudio, qué parientes directos existían de Perón. Me dijo que había sobrinos, hijos de hermanos directos. La posibilidad de obtener de ellos un ADN compatible existía, pero, ¿podíamos hacerlo? ¿Quién nos protegería de los poderes, seguramente existentes, de ser ciertas estas fantásticas hipótesis? Era un riesgo mayor, indudablemente. No quise comprometer en esto a la gente del laboratorio. Porque no sabíamos qué podría sucedernos, de comprobarse la supuesta sustitución del cuerpo. He relacionado este relato con la novela de Semprún porque la dimensión de la intriga y el misterio son del mismo orden. Nunca se supo con total certeza quién fue el asesino de Trotzky. Queda en suspenso una pregunta: de ser cierta esta hipótesis, cuándo murió el verdadero Perón y dónde está su cuerpo? ¿Fue antes o después de los sucesos de Ezeiza, en su primer retorno? De haber sucedido, a mi juicio fue después de ese complejo retorno, y antes del regreso definitivo. Allí sucedió el inesperado cambio en las ideas y palabras de Perón. Un actor bien adiestrado, pudo hacerlo. Si, parece de novela, pero les recuerdo que el cadáver de Evita estuvo oculto 18 años en un convento italiano. Dieciocho años, sin que nadie, salvo los responsables, supieran su ubicación. La comprobación que no pudimos, o no quisimos, hacer nosotros podrán hacerla otros en algún momento del futuro. Por fortuna, los ADN no desaparecen. Solo bastará extraer el ADN de un pariente directo comprobado y cotejarlo con el existente en los archivos de la causa Holgado-Martinez residentes en la justicia, y hacer los cotejos. Sería saludable hacerlo, para esclarecer posibles dudas que no deben quedar en la historia. Y sobre todo esclarecer. Si hubo en aquéllos años un complot para desperonizar al pueblo, tuvo –lamentablemente- éxito. Ya no queda nada de aquel peronismo comprometido con la gente, lo que quedan son algunas “patrullas perdidas” dedicadas a sus propios intereses. Espacio Cultural El Sitio Junio 29, 2019

195 Lo que muestra el invierno

El frío destapa realidades tremendas. Cientos de personas viven en las calles de ciudades y pueblos. Durmiendo sobre cartones en aleros y rincones. Tapados con abrigos miserables. Sin nada caliente para tomar. Algunos de ellos quieren vivir así, aunque no podamos comprenderlos. Otros no, son solo producto de circunstancias adversas que no lograron superar. Terrible. Cierto es que hay algunas solidaridades reconfortantes: iglesias y municipios que dan albergue; clubes que abren sus instalaciones para que puedan tener refugio. Comedores solidarios que los alimentan. Jóvenes que les llevan por las noches sandwichs y leche caliente. Pero todo sigue siendo intolerablemente absurdo cuando uno compara situaciones con las que vemos en la televisión: bellas muchachas y muchachos esquiando en los centros turísticos, disfrutando del frío y de la nieve helada. Las escenas turísticas en la nieve reivindican el mismo frío que aborrecen los pobres y desprotegidos. Una minoría ciudadana carga los fines de semana sus equipos para el frío y los esquíes en aviones, en las grandes ciudades, y parten ansiosos y contentos hacia los centros exclusivos que los esperan. Los pasillos de los aeropuertos se pueblan los viernes por la tarde con ese colorido espectáculo, que por momentos suena obsceno, cuando se lo compara con aquella realidad de las calles. Algunos de nosotros nos conformamos explicando esta realidad con interpretaciones políticas o ideológicas que describen las exclusiones sociales. Otros no, otros pensamos sobre qué sucede con la vida, con la ceguera de muchos que no logran ver al otro, o lo ignoran, lo borran de sus realidades de privilegio. Y se exculpan mediante un cristianismo mal entendido. Son demasiado grandes las desigualdades. Cierto es que la vida – animal y vegetal – es una lucha de competencias. Las plantas se apropian del sol ganando altura. El pez grande se come al chico, dice el dicho popular. Pero no alcanza. Como acabamos de decir, nn la realidad de los humanos son demasiado grandes las desigualdades. Y esas distancias, que hace algunas décadas creíamos que disminuirían, aumentan cada día, frustrando aquellas ilusiones de jóvenes idealistas. Los optimistas del progreso no se dan cuenta, o lo pasan por alto. Pero los otros pensamos que esto va bastante mal, con rumbo incierto, hacia violencias que serán difíciles de controlar, multiplicándose en un sector social que no encuentra salidas a su compleja realidad. El frío y el hambre son dos adversarios peligrosos. Andan con navajas. Debemos tratar de que esas navajas se utilicen para cortar el pan solidario, la comida compartida, el abrigo generoso a tiempo. No son tantos los muy desamparados. No debe ser difícil encontrarle una solución y dejar de creer que son ellos mismos los responsables de su destino; dejar de decir esa frase insultante sobre que “no quieren trabajar”, en un país donde la desocupación crece y la marginación se multiplica. Basta de ollas populares para hacer ruido político, hacen falta ollas en las cocinas de las casas, uniendo familias desencontradas.. Hace falta que los desamparados tengan casa. Seis décadas atrás no eran los clubes los que brindaban refugio a la gente de la calle, eran los sindicatos, los movimientos sociales, los partidos políticos comprometidos con el pueblo. Había un sector de la juventud que no soñaba con ir a esquiar, salía a la calle a luchar por los humildes, a tratar de construir un mundo mejor. Esa era la utopía. No sería malo recuperarla. Espacio Cultural El Sitio Julio 6, 2019.

196 El diagnóstico

No cabe duda que es el instrumento inicial que nos permite poner orden en nuestros análisis y conclusiones. Dice Wikipedia: “El diagnóstico (del griego diagnostikós, a su vez del prefijo día-, “a través”, y gnosis, “conocimiento” o “apto para conocer”) alude, en general, al análisis que se realiza para determinar cualquier situación y cuáles son las tendencias. Esta determinación se realiza sobre la base de datos y hechos recogidos y ordenados sistemáticamente, que permiten juzgar mejor qué es lo que está pasando.” Partiendo entonces de esta propia y simple definición podemos concluir que el diagnóstico no es – no puede ser – una simple opinión sin fundamentos. Pero a eso, a opinar sin fundamentos, estamos acostumbrados los argentinos, y posiblemente otros pueblos también. Lo cual pone en seria duda esa condición de raciocinio que nos adjudican a los humanos. Uno de los tantos dichos populares que me quedaron de mis vivencias en Venezuela es propicio para la situación actual: “la cosa se está poniendo color hormiga”. En el mundo actual, con el formato que ha adquirido la vida y el consumo, no es fácil hacer diagnósticos que luego conduzcan a decisiones aceptables por la compleja sociedad distribuída en diferentes regiones, clases sociales y categorías etarias que la integran. Los economistas simplifican la cuestión y lo restringen a las macro variables de la economía, lo cual dice poco a la hora de recetar. Conceptos como déficit fiscal; balance comercial; paridad cambiaria; recesión; inflación; y otros similares a los que nos hemos acostumbrado a escuchar, aún sin entenderlos demasiado, encierran conjuntos de realidades verdaderas donde anidan las micro causas que los producen. Pero parece que estudiar lo micro es lo difícil, para todos, economistas y políticos. Un buen médico clínico no puede curar a un enfermo sin llegar a los detalles del mal funcionamiento del organismo. Los indicadores que les brinda el moderno instrumental que disponen no sirve de mucho si no sabe articular la información y llegar a conclusiones precisas. Lo mismo sucede con las sociedades y los países. Si tomamos el déficit fiscal, por ejemplo, el poder de la opinión nos lleva a pensar que se origina en los sueldos – generalmente altos – que percibe la clase política. Sin embargo, los indicadores – el instrumental – sitúa una causa mucho m{as compleja de resolver: el 70% del gasto del Estado es para cubrir jubilaciones, pensiones y subsidios sociales. Eso no se cura con una aspirina. Si nos detenemos en la balanza comercial, las opiniones nos llevan a la chiquita de que exportamos commodities de bajo valor agregado y compramos productos tecnológicos. Se ha llegado a utilizar un indicador absurdo: comparar cuánto vale el kilo de soja o trigo y compararlo con un kilo de camionetas o computadoras. Una estupidez para engañar analfa culturales. Un insulto social con el que nos entretienen algunos periodistas. Nuestro país no pasó del indigenismo primitivo (que sabía hacer las cosas de su tiempo) a la desencontrada realidad actual. En el medio, fabricamos maquinarias; locomotoras; trenes; vehículos; aviones; reactores nucleares; instrumental médico; calderas; plantas eléctricas; papel; carbón; petróleo; acero, alimentos elaborados de todo tipo para el consumo interno; maquinarias para elaborar esos alimentos; computadoras (si, computadoras, en los 70 Fate, diseñó y fabricó la primera, quizá limitada, pero era algo); en los últimos años vivimos un gran desarrollo de la electrónica y de la llamada industria del software; y de la maquinaria agrícola. En ambos casos demostramos ser exportadores competitivos. Sin embargo, los medios ocupan parte de su tiempo y páginas en martillar sobre los precios internacionales de la soja, del maíz y del trigo. Quizá ahora, sumen la carne. Esa tendencia informativa nos alimenta opiniones que conducen a diagnósticos confusos. Y mucho peor: a resignaciones impropias. Si, resignaciones impropias. Un país que supo hacer todo lo que hicimos trascendimos aquel modelo agropecuario original (el granero del mundo), más allá que podamos aprovechar las ventajas comparativas de disponer tierra, agua y cultura de siembra y cría. Nuestra producción industrial y tecnológica –dicen- no es competitiva. ¡Al carajo! No cerremos las puertas, pero las entornemos por un tiempo. Aprendamos a vivir un poco con lo que tenemos y sabemos hacer, y a medida que avancemos, podremos ir abriendo de a poco la entrada, al compás de la salida. Entremos a las universidades y les digamos: Muchachos, a desarrollar… bájense de la cima del iceberg, ensanchemos la base, Uds. saben hacerlo, y si se lo olvidaron, pónganse a revisar los viejos conocimientos. Esa amplia micro economía que alguna vez nos animamos a tener, es lo que debemos recuperar para poder participar, con justicia, en este mundo cruel, globalizado. Ni cerrar ni abrir la puerta por completo. Entornarla, como la persiana en las siestas soleadas del verano. Sobre estas cosas debieran hablar los candidatos. Espacio Cultural El Sitio Julio13, 2019

197 El discurso convencional

Desde hace un tiempo vengo intentando salirme del discurso convencional, ese que imponen las ideologías. Siento necesario que adoptemos una objetividad nueva, la que despiertan las nuevas tecnologías y culturas. El sueño de nuestros abuelos era que consiguiéramos un buen empleo (en una empresa grande y seria) y lo conserváramos por toda la vida. Allí residía –según ellos- la seguridad de la familia. Hoy, los biznietos se ríen ante tales concepciones. No abuelo, trataré de hacer un poco de música; luego viajar por el mundo. Eso abuelo, viajar por el mundo. ¡Trabajar siempre en lo mismo? Eso es súper aburrido, abuelo. Eso sucede en la clase media y hasta un poco más abajo. Los primeros apuntan al rock ya la música electrónica, los otros se conforman con la cumbia o el rap, ahora el regaeton. Los hijos de la clase alta, más que hijos son herederos. Y se deben a ello. Ante aquella “comunidad desocupada” las buenas almas se alarman. Hay que educarlos, dicen unos. Debemos reimplantar el servicio militar, dicen otros. A la Silvina se le acaba de ocurrir una idea intermedia, a cargo de sus gendarmes. El servicio cívico. No cabe duda que los argentinos tenemos alma de inventores. El viejo servicio militar – la colimba, como se la llamaba- era una cosa más que retrógada, inservible. Te cortaba la vida útil por la mitad. No te dejaba estudiar. Trataban de hacerte dócil. Querían domarte, como a los potros. Quitarte todo pensamiento diferente. Te pintaban de blanco, como a los árboles. Una gran pregunta: ¿Deben existir los militares? Posiblemente la respuesta mayoritaria diga SI, porque subyace en nuestro interior la historia del mundo. Leída o escuchada a medias sabemos que fue una sucesión de dominaciones y saqueos. Sabemos incluso que hace solo ochenta años cincuenta millones de personas murieron en Europa defendiendo sus ideas, sus libertades o sus tierras. Sabemos que no hay territorio en el mundo que no esté bajo amenaza de dominación o saqueo. Así es el mundo. Lamentablemente. Y a medida que sea más poblado y se acrecienten la escasez de los recursos y de la energía será cada vez más peligroso. Se democráticamente llegamos a la conclusión que hay que tener fuerzas armadas, debemos procurar formarlas. Con la mayor capacidad posible. Libres de ideologías antidemocráticas o de ocurrencias demenciales o mesiánicas. Sin tapujos ni disfraces podemos (y debemos) crear carreras para formar militares. Lo odioso e inaceptable de aquel servicio militar (la vieja colimba) era su obligatoriedad masiva. Sorteaban tu vida y te robaban uno o dos años en plena formación. Porqué no sacarse la careta y crear un servicio militar, no obligatorio, profesionalizado, que genere una posibilidad laboral, permanente o transitoria si, a muchos jóvenes que andan sin destino. Ofrecerles una vida digna, con capacitación. Porque la cosa ya no es aprender a disparar un fusil, más bien es manejarse con las nuevas tecnologías. No hace falta tampoco cortarles el pelo a todos, parejito. Ni hacerles sentir el peso de la superioridad. Muchos pilotos de aviones comerciales hicieron su aprendizaje de vuelo en escuelas de aviación militares. Muchos ingenieros de puentes y caminos descubrieron su vocación en cuarteles. Otros se hicieron expertos en comunicaciones. O inventaron y fabricaron cohetes de tres etapas para poner satélites en órbita. Debemos dejar de ser un país fragmentado. Si, hay que unir al ministerio de educación, a las universidades, con áreas adecuadas de las fuerzas armadas, para generar carreras de formación militar. Destinadas no a todos, sino a unos cuantos jóvenes que pueden encontrar allí su destino. Con el límite de lo necesario, y de lo suficiente. Sin prejuicios, debemos pensarlo. Espacio Cultural El Sitio Julio 20, 2019.


198 Blanco, negro y gris

Estamos en época reduccionista, dice mi amigo Horacio en un generoso comentario que me dedica. Me quedé pensando en esa definición que posiblemente explica el cero deseo de votar que siento. No solo ahora, sino desde hace un tiempo. No haré proselitismos de nombres. Nos dan a elegir blanco o negro (como en Las Damas), o una supuesta tercera vía gris que es solo una mezcla diluida de los otros dos. Eso es en realidad el gris. Hasta ahora no están presentes los colores. El rojo y el verde son casi imperceptibles. El amarillo es como piensa la mayoría que se calla la boca porque es inoportuno decirlo, vaya a saber uno quién se enoja y como puede eso perjudicarme. Perjudicarme a mí, claro, del resto que se haga cargo Dios. Por algo somos creyentes. Y a veces practicamos la limosna. Me gustó lo de reduccionistas, que nos sintetiza en emoticones y silencios. Y nos reduce, claro está, a observadores no comprometidos o a partícipes no reflexivos, adoptando la simpleza de la manada. Sigamos al que va adelante, por ahí logra esquivar el precipicio. No nos preocupemos, dice mi otro amigo Alberto, nosotros ya estaremos muertos. No nos queda mucho hilo para enrollar. Que se hagan cargo los del medio y los que vienen. Esa es la condena generacional. Pero esta vez las generaciones no nos peleamos discutiendo entre la monarquía o la república; o entre el tango, el rock o el folclore. Eso ya pasó. Tampoco nos separan el rap y el trap. Ni la profunda distancia entre Antiguos y Breves. Hemos acordado, convenido incluso, de unos es la noche, de los otros el día. Nos cruzamos y hasta nos saludamos en los amaneceres y atardeceres, que en ambos casos –salvo regiones muy australes y poco habitadas – tienen la duración escasa de los crepúsculos. Esta vez la cosa supera lo meramente cultural. Se trata de la permanencia de la vida. Posibilidad expresada con acierto en términos de agua, energía y recursos naturales. Porque los sintéticos, como su propio nombre los describe, se producen a partir de los otros. Sin embargo, dicen los más avanzados en la cosmología, el universo es pura materia y energía. Rebosa de energía, se la ve de noche brillando en todas partes. Energía que emite la materia que contiene a todos los elementos necesarios para reproducir recursos. Pero no sabemos alcanzarla. Y menos aún se nos ocurre cómo traerla. No es necesario traerla – dicen los Breves – podemos ir nosotros a seguir viviendo allí, una vez que superemos todas las nostalgias. Miren hasta dónde llegamos, que lejos estamos de aquellas opciones iniciales que siguen hablando de producto interno, de dólares o yenes. De carreteras y puentes. De autopistas y aeropuertos, cuestiones que solo pueden valorar – digamos – un tercio de los votantes? Avión para todos, dicen contentos los liberales. ¿Para todos? ¿Quiénes son los todos? Piensa un niño que no consigue papel y piolín para su improvisado barrilete. Merluza para todos. Decían antes los populistas, creando una alegría mensual o quincenal. Que nunca alcanzaba. Ni lo uno ni lo otro, dicen los grises sin que se les ocurra algo novedoso. La pobreza que tenemos es mucho más grande que la que vemos afuera y alrededor. La pobreza la tenemos adentro, inscripta en una maldición de perdedores. Mientras más del 30% esté fuera del juego esto no es un país, ni siquiera una tribu. Nuestra organización social ha retrocedido a tiempos de liberales y conservadores; no hemos logrado consolidar el famoso proyecto de país que tanto perseguimos desde aquellas luchas mal resueltas entre federales y unitarios. Se mantienen las realidades y distancias, parques, avenidas, museos, y ferrocarriles soterrados frente a la recolección de cosas viejas en carros a tracción a sangre. No nos dediquen lisonjas. No queremos ser el motor de un país que arrastra camarotes de lujo para unos y vagones de carga para otros. Si, Horacio, por ahí se me escapa el indio “renegau”, no reduccionista, de aquellos tiempos en que creíamos y decíamos que el futuro debía ser con todos y para todos. Apostando nuestro presente, mal invertido tal vez, en derrotas sucesivas. Pero, como dice Alberto, seguramente moriremos sin ver realizados nuestros sueños. Los Antiguos dejamos muchas cosas sin resolver, tendrán que hacerse cargo de ellas, los Breves. Espacio Cultural El Sitio Julio 27, 2019.

199 ¿Volverán las oscuras golondrinas?

Pero eso será pasado octubre, cuando se hayan alejado los cuervos de las azoteas. Cuando esa generosa neblina de primavera con aroma a néctar ya se esté retirando. Y en el cielo aparezcan las primeras formaciones de nubes tipo cúmulo. Tendremos que soportar primero ese lapso cargado de trampas y sutilezas que separará a las PASO de las verdaderas. Desfiles de promesas y mentiras en plena primavera. Los jóvenes por supuesto mirando hacia otro lado, pensando en el amor y en las cosas buenas o apetecibles, como esa/ese que va allí, cruzando la calle. Las promesas de amor ¿Deben cumplirse?  Sí, eso se piensa cuando se las formula. ¿Y las promesas políticas?   Vaya uno a saber. No importa quien gane, queremos, necesitamos tener un país. Con un proyecto que pueda decirnos hacia dónde vamos. De ser posible, que no tengamos que seguir pensando en dólares, que podamos pensar en pesos, como alguna vez…¿Se acuerdan los Antiguos?  Los Breves no conocieron esos tiempos. Pero que no vuelva a repetirse la historia de esos pesos con coma flotante que cada nuevo ministro la desplazaba un par de posiciones. Hacia la derecha, por supuesto. Nos gustaría que cuando se vayan las oscuras golondrinas, allá por marzo abril la inflación fuera de dos dígitos, como prometen todos. Y que en el interior del país comencemos a escuchar el rítmico ruido de los trenes, con ese pitazo que se escucha en todo el pueblo. Que no importemos tantas cosas inservibles, y que las útiles no sean de la generación abandonada. A ver si con la globalización nos modernizamos en la tecnología, precios incluidos. ¡Qué manera de soñar hermano!!  ¿Te golpeó la primavera prematura de julio? Algo así, se me dio por pensar en positivo. Eso es bueno, pensé aquella vez, antes de tropezar en la baldosa floja, caer y fracturarme. ¿Qué te fracturaste? Las esperanzas.  Además te digo: estamos recién en agosto, falta mucho para que vengan las oscuras golondrinas. Pero, ¿vendrán, verdad?  No digo todas, pero al menos algunas. Y mira, dicen que vienen desde California. De ser así deben atravesar un territorio aciago, no sabrán dónde posarse a descansar. De entrada las corrieron del muro de Trump, porque ensucian. Las ahuyentó un huracán en Centroamérica. No les será fácil posarse en Venezuela. Mucho ruido en las calles. Y oscuridad. Posiblemente traten de pasar de largo en Ecuador, por las dudas. Las alturas de Bolivia exigen mucho esfuerzo de trepada. Una opción es Paraguay, porque en Brasil se posaban en los techos de las cárceles, que se han vuelto inseguros. El otro problema es la comida. Les han fumigado todo, casi no les quedan bichos. Y no les caen bien las hamburguesas. Terrible destino el de las golondrinas, será su vida el vuelo permanente? Es posible, como parece ser igual la de las nuevas generaciones, que tampoco encuentran sitio para posarse por un tiempito, menos ahora, que el celu reemplazó a la compu, y no requiere asiento. Y los amores duran poco. Espacio Cultural El Sitio Agosto 3, 2019.

200 El valor relativo de los números

Este es nuestro editorial número doscientos. En realidad no debiera tener importancia el número, equivalente a cualquier otro de tres cifras. Pero los humanos tenemos tendencia a darle un lugar especial a determinados acontecimientos. ¡Doscientos editoriales!!  Parecen un montón, pero también lo eran la semana pasada, apenas uno menos. Es como que se trata de cumpleaños especiales. Los doscientos años del 25 de Mayo. Los doscientos años de la Independencia. Etcétera. Los doscientos editoriales de El Mangrullo. Vamos a intentar un homenaje al título.  ¿Cómo nació la idea Desde El Mangrullo? Fue cuando pensamos – acertadamente – que a la realidad convenía mirarla desde unos metros arriba, por encima de la copa de los árboles (por aquello de que el bosque no nos deja ver el árbol, o viceversa).  Para eso se inventaron los mangrullos, dijimos. Pero también sabíamos que los mangrullos tienen una triste historia cuando los construyeron para hacer la guerra a los pueblos originarios, con el claro propósito – logrado –  de quitarles sus tierras, entonces libres. Libres ellos, los originarios,  y libres las tierras. Fue una guerra inconducente, que nos trajo a este modelo socio económico del cual no logramos desprendernos para sumarnos a la modernidad. Porque conformarnos con ser productores de alimentos primarios es como aceptar ser ayudante de cocina en épocas de chefs.  Perdón, esto es solo una parábola de la escritura, no quiere ofender a nadie. Hemos hecho de todo para superar el modelo primitivo:  industrias textiles; fabricamos autos, motos, tractores, aviones, cohetes…; inventamos la birome; lanzamos satélites al espacio; trasplantes de órganos; logramos fabricar buenos artefactos hogareños; ganamos concursos de software; incursionamos con éxito en la energía nuclear; levantamos decenas de universidades en las más variadas geografías; máquinas de coser; marcapasos; sembradoras y cosechadoras novedosas; futbolistas famosos; buenos músicos; algunos escritores y poetas; junto con nuestros hermanos uruguayos inventamos el tango; tuvimos a Gardel;  creamos una reina para Holanda y, recientemente, una novia para el chico lindo de Titanic;  ¿podemos seguir con la lista?  Si, podemos, pero no es necesario. Es suficiente para hacer fatalmente tremenda la siguiente frase:  “nos salvará del infierno esta cosecha record..”  (¿Se acuerdan del film “Plata dulce”?) Esto sí que es estar atado a un destino inexorable. El campo. El famoso campo, que ha comenzado a degradarse aceleradamente. Se oculta la amenaza, pero se sabe. Ha sido tan grande el desequilibrio que le metimos a la naturaleza que no podemos esperar otra cosa que una muerte prematura. Como la de los atletas que recorren demasiado rápido la vida. Más temprano que tarde la riqueza del campo sufrirá el mismo deterioro que todas  las mono producciones. El cobre: el caucho; el tanino: el estaño; el cacao; el petróleo. La historia de  pueblos que alcanzaron la riqueza y la abundancia durante lapsos temporales breves, luego volvieron a la miseria original. Como algunos boxeadores irresponsables o ganadores de loterías imprevistas. Riquezas momentáneas con final poco feliz.. Ya dejó de ser mágica la palabra soja.  Ahora se pone de moda el viejo maíz, con otros fines. Y nuestra poderosa industria automotriz está pasando a ser reliquia frente a la reconversión que está sucediendo en el resto del mundo. Del primer mundo digamos, Y de sus países satélites. Era obvio que sucedería; cien años es una barbaridad para mantener el sistema primitivo de pistones y explosiones, en tiempos en que los residuos del petróleo comienzan a ser considerados venenosos. Las innovaciones intermedias se negaron en nombre de las enormes inversiones existentes.  No se le dio el pase a los inventos.  Ahora sucederá todo de golpe. En menos de 20 años todos los vehículos serán eléctricos. ¿Seguiremos nosotros aferrados a las carreras con las viejas coupecitas?  ¿Funcionarán con biocombustible? ¿Seguiremos fieles a las nostalgias? Desde El Mangrullo vemos que estamos en un atolladero. Festejando la venta a granel de la riqueza que nos queda. Esclavos del presente, porque no sabemos pensar en el futuro. Prisioneros de unos señores que se adueñaron de la tierra y la convirtieron en poder. Con una burguesía que no supo hacer sus deberes de industriales, Trampearon. No supieron competir –salvo contadas excepciones – y se redujeron a comerciantes. O financistas, que es una categoría casi inmoral en estos tiempos. Estamos festejando dar de comer a los chinos, inconscientes de que ellos nos comerán a nosotros. Así es la cosa. Hay que subirse al mangrullo y animarse a mirar un poco más lejos, en el espacio y en el tiempo. Dejar atrás  la polvareda. Decidir correr adelante. Alguna vez. Espacio Cultural El Sitio Agosto 10, 2019.

201 No hay mal que por bien no venga

Eso dice un conocido refrán popular. Y los refranes no nacen de la nada. No son imaginerías, Suelen ser mensajes vinculados al funcionamiento de los organismos o de los sistemas.. La fiebre o la diarrea son efectos, no causas. Pero mal atendidas se pueden convertir en causas de otras cosas. El buen médico conduce, no elimina. Fiebres y diarreas son reacciones necesarias del organismo que el buen médico sabe interpretar y conducir para que no se salgan de sus límites. Y las entiende como un indicio de algo que acontece, allí se enfoca entonces en la búsqueda del problema. De la causa. En los sistemas las crisis son parecidas a las fiebres o a las diarreas. Acertados los chinos cuando se dan a la palabra el significado de oportunidad. Las crisis bien vistas, además de ser indicios de mal funcionamiento, son promotoras de cambios necesarios. Parece haber llegado la hora de poner orden en esta democracia.. Veamos. En nuestra provincia las elecciones fueron en mayo, pero el nuevo gobierno – en este caso el mismo – se hará cargo recién en diciembre, siete meses después. Un gobernador gano en el marco de un país y asumirá en “otro” país. Absurdo. Aquí no produce mayores problemas porque se trata –posiblemente- de la continuidad del mismo equipo. Sin embargo, las alternativas nacionales produjeron ya algunos desacuerdos internos que seguramente alterarán la armonía previa. En algunas provincias hay ley de lemas, en otras no. En algunos municipios se permite la reelección, en otros no. Hay casos donde existe el famoso ballotage, otros donde no sucede. Cada cual pone la fecha electoral cuando cree que le conviene. ¿Somos realmente un país? Un desastre. Alguien dijo alguna vez: “hagamos muchas elecciones para mantener entretenido al pueblo”. En esta oportunidad las famosas internas abiertas produjeron un despelote mayúsculo, con un peligroso vacío de poder de consecuencias impredecibles. Plazos de tiempo difíciles de soportar. Equivalentes a una fiebre prolongada o a una diarrea sin límites. Disculpen el ejemplo, pero cagadas son cagadas. El efecto inmediato de la crisis sobre el equilibrio socio económico del país es tema aparte, posiblemente más grave aún. La crisis es la oportunidad que nos da el destino para que de una vez por todas unifiquemos el sistema electoral. Terminemos con ese juego de las elecciones. Volvamos a los buenos tiempos, se vota un mismo y único día del año en todas partes. Hacemos el gasto y el esfuerzo una sola vez. Y los ganadores asumen a los cuarenta y cinco días. No más transiciones interminables en las que suceden cambios perjudiciales, para los que se van, y para los que vienen. En la Ciudad de Córdoba, un intendente ya sin poder, se tiene que hacer cargo de los efectos de una crisis que poco tuvo que ver con su gestión, y le complica el final de su mandato. A nivel nacional, las PASO han creado una situación inédita y absurda. Nadie sabe ahora como haremos para llegar a fin de año, con un gobierno sin poder real. Que espera un hecho mágico que, de suceder, sería un segundo problema, con dolor de cabeza incluido. La democracia es la expresión del pueblo. No parece prudente que el pueblo se exprese dos veces sobre lo mismo en un plazo de sesenta días. Y si lo hace de manera contradictoria…¿Quién lo entiende? Este sistema electoral hay que corregirlo y ajustarlo antes que cause problemas mayores. Debe tener un único formato, con reglas generales bien claras, que dejen de confundir a la gente. ¿Habrá que reformar la Constitución? Lo hagamos, de paso corregimos algunas otras cositas pendientes que andan mal. Por ejemplo el sistema impositivo. El sistema socio económico también carga su fiebre y su diarrea. Suprimir el IVA en algunos productos para que los liberales no tengan que usar la mala palabra que les significa el “control de precios”, es infantil. Además no ofrece garantías, porque ¿cómo se controlará a los especuladores que se quedarán finalmente con ese IVA? Si los precios son libres, ¿Cómo se diferencia la baja del IVA si se aumenta el precio básico? ¿Confiando en los empresarios? Otro refrán popular: poner al zorro a cuidar el gallinero. La realidad de la crisis obliga al gobierno a caminar a contramano de sus ideas, y eso es peligroso. Pero además pone al desnudo esas ideas. Con las cuales, la economía viene funcionando mal, tanto, que le hicieron perder las elecciones. Tratar de interpretar a la fiebre como una falla del termómetro es una locura. Congelar el precio de los combustibles y la energía por 90 días. Se entiende. Se comparte. ¿Pero cómo podrá mantenerse eso si el dólar se escapa? Ese descuento lo cubre el Estado, es decir, los ciudadanos. De modo que en realidad se trata solo de financiación. Costará bastante poder dormir en estos meses. Estamos en estado de emergencia económica no declarada. De la cual pueden surgir cosas buenas o malas. Los dioses nos protejan. De paso, recordemos hoy al Libertador. Agosto.17, 2019.

202 El drama amazónico

En estos días pudimos leer titulares: “Arde la selva amazónica de Brasil: al menos 10 mil focos” ; “Fuego en Bolivia”, con fatales notas que cuentan como arden impiadosamente las selvas amazónicas de ambos países. Seguramente en Paraguay deben suceder incendios similares. No estamos frente a problemas de esos países, estamos frente a un drama mundial. Esas selvas son el pulmón del mundo. Allí la vegetación convierte el anhídrico carbónico en oxígeno, gracias al conocido fenómeno de fotosíntesis. Allí también se generan las condiciones climáticas del gran parte del planeta. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) contabilizó un récord de incendios en la Amazonia, con registro de al menos 72 mil focos desde enero, de los cuales 9.500 ocurrieron en la última semana. Numerosos incendios forestales han arrasado 900 mil hectáreas en los últimos dos meses en Bolivia, según lo informado este miércoles por el ministro de Defensa de ese país, Javier Zavaleta. Zavaleta precisó que los focos se concentran en el este, en el departamento Santa Cruz de la Sierra, en la frontera con Paraguay y Brasil. “Algunas zonas eran sembradíos. Otras eran lugares de pastoreo de ganado y otras, pampa o bosque”, indicó el funcionario. “Todos son por la mano humana. Tenemos la costumbre, antes de la época de siembra, de quemar los pastizales para limpiar los terrenos”, se lamentó. Suenan conocidas estas palabras, lo mismo suele suceder en nuestras serranías cordobesas, en los bosques patagónicos y en otras regiones de nuestro país. Pero lo de la amazonia es muy grave, sus consecuencias son predecibles: cambiará la vida en la Tierra. El Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) reportó que en julio aumentó 66 por ciento la deforestación en relación con el mismo mes del año pasado. En tanto, el pasado 9 de agosto la gobernación de Amazonas declaró el estado de “emergencia” ante los incendios forestales favorecidos por el “desmonte”. Según datos de INPE, en julio los desmontes crecieron 278 por ciento en todo Brasil. “La medida -explicaron entonces- tiene por objetivo contener los incendios que degradan la floresta, nuestro activo más importante”, indicó la gobernación. Los ambientalistas denuncian la política de Bolsonaro, pero el problema en todo nuestro continente viene de mucho tiempo atrás. Nuestro bosque serrano llegaba hasta Bell Ville – dice la historia – ; el “progreso” lo arrasó para ampliar la “pampa húmeda” y posibilitar los cultivos, los cuales ahora, mediante ajustes genéticos avanzan también sobre el bosque chaqueño en las provincias semiáridas del centro, del NEA y del NOA. En Brasil, en la época del furor del cacao, materia prima esencial para que los europeos fabricaran el chocolate, en tiempos en los cuales el poder estaba regionalmente distribuido en manos de los “coroneles” – cuenta en sus novelas el famoso escritor Jorge Amado – la guerra era contra la selva. Ganar selva para plantar cacao. La guerra ya era entonces mediante fuego. Voltearla y quemarla, era la consigna. Pero en aquel entonces el cacao no era un cultivo extensivo. Eran bolsones de árboles de cacao repartidos en “claros” entre las selvas del noreste brasileño, cercano a los puertos, para poder exportarlo a granel. Ahora Brasil apunta a la soja y al trigo, eso multiplica la deforestación. El problema económico y social impulsa las políticas “presentistas” en el llamado tercer mundo, sin embargo, las mayores ganancias siguen favoreciendo a los países y sociedades del primer mundo, donde se asientan las grandes corporaciones financieras, que manejan todo. Algunos critican que muchos países contribuyan a reparar Notre Dame y no dirijan esos fondos a la amazonia. Nosotros pensamos que son cosas diferentes, ambas pueden ser atendidas, hay suficiente dinero por ahí. Sin embargo. Lo que está sucediendo en la amazonia es muy grave. Y no se arregla solo con dinero. Debemos tomar conciencia. Pronto. No queda mucho tiempo. Espacio Cultural El Sitio Agosto 24, 2019. Nota de la redacción: Este editorial lo escribimos el jueves pasado por la mañana. En 48 horas quedó superado por las circunstancias. Ayer, viernes, creo que por primera vez en la historia, el tema ambiental se hizo presente en la alta política. Francia comunicó que no firmará el acuerdo Mercosur-UE en rechazo a la política ambiental de Bolsonaro. Lo mismo están planteando otros países europeos. Se anuncia que hoy la nube de humo de la amazonia, que se desplaza por la alta atmósfera, penetrará en territorio argentino. A mi juicio, ya llegó, el cielo de Córdoba se muestra totalmente brumoso en toda su extensión. Agosto.24, 2019.

203 El mundo se complica

Los historiadores han descrito etapas aleatorias en la historia del planeta, desde los mismísimos orígenes. De las realidades sucedidas en los primeros millones de años no hay muchas evidencias o registros, pero si huellas de diferentes sucesos. Sabemos, por ejemplo, que existieron los dinosaurios y otros animales gigantes, de tierra, aire y agua, que por alguna razón desaparecieron para dejarnos, como una herencia ahora maldita, los llamados combustibles fósiles, que amenazan hacernos desaparecer a nosotros, los inteligentes. A propósito, alguna vez diferenciamos tres conceptos: astucia, inteligencia y sabiduría. Pensarlo. Sabemos también que hubo un enfriamiento brusco, instantáneo, capaz de atrapar y conservar intacto, a un viejo mamut dentro de hielos árticos. Visitando un cementerio de dinosaurios a la orilla del lago que ahora forma el embalse del Río Neuquén, me contaba un arqueólogo: es que antes que se formara la cordillera de los andes este era un río enorme, y aquí había un recodo donde se acumulaban – arrastrados por las crecidas – los huesos de muchos animales. Hay tantos huesos diferentes que no logramos armar los respectivos esqueletos. “Antes que se formara la cordillera…”, pensé, un hecho relativamente reciente, en la historia de los tiempos. Imagínense de pronto levantarse semejante roquedal. Se sabe también que hubo un “diluvio universal”. Como que alguna vez el planeta, o una gran parte de él, se inundó, obligando a Noé a construir el famoso arca para salvar reproductores de las especies y conservar la vida diversificada. Allí debió nacer el dicho.: salvarnos con todos. Hermosa leyenda aquella. Algunos científicos realistas circunscribieron la inundación a la región de la Mesopotamia, ubicada entre los ríos Eufrates y Tigris, región bastante poblada entonces, originada quizá pos sendas crecidas y desborde de esos ríos. Sin embargo, mayas y aztecas hablan también de un diluvio. Habitantes de San Carlos Minas me dijeron a comienzos de este siglo, que a ellos les sucedió algo parecido unos años atrás, señalándome hasta dónde había llegado el agua en la torre de la iglesia. Luego de millones de años en los que sucedieron catástrofes tras catástrofe, sin registros grabados. No hace mucho, apareció la escritura y comenzaron a realizarse los balances de la historia. Algunos todavía imprecisos por esa diferencia odiosa entre historias y leyendas. Fue quedando constancia de la lucha del hombre contra la naturaleza y de la lucha entre los pueblos, disputando todo lo disputable: el agua, la tierra, los alimentos, los metales, la energía. Una historia (o leyenda) bastante dura la de nuestra raza. Cargada de violencia más que de amor. Muchos amores conllevaron dolorosas cuotas de violencia. No pocos ni pocas terminaron su vida prematuramente por culpa del amor o de los celos, triste corolario de los desencuentros. A veces las muertes fueron por cosas más concretas, como las ambiciones. ¿Cuántas guerras se pueden contabilizar a lo largo de la historia documentada? Una infinidad. Sin que se llegara a aprender la lección. Sin que los recuerdos de lo vivido y sufrido sirvan de referencia. Ayer nomás, como dice la canción de Los Gatos, dos grandes guerra mundiales dejaron muchos millones de muertos, pero en lugar de inducir ideas para la vida, condujeron al diseño de armas cada vez más poderosas. Con un pequeño porcentaje de las que existen podemos en pocos minutos terminar con el planeta. Paralelamente e inconscientemente los hombres (y mujeres) desarrollaron armas más silenciosas y de apariencia inofensiva, incluso catalogadas como instrumentos para facilitar la vida. Para resumir, podemos llamarlo: el conjunto del confort. Para lograr ese conjunto de comodidades en menos de doscientos años (durante la llamada era industrial) pusimos al borde de la extinción a una enorme cantidad de recursos minerales, orgánicos y energéticos, y estamos llegando, con una velocidad increíble a contaminar todo, incluidos los mares. Los mares, aquellos espacios acuáticos que los Antiguos creían infinitos. Para los Breves pronto serán lagunas inmundas. Hace una semana vimos arder la amazonia, un intento de acabar de una vez por todas con el famoso oxígeno. Esa es un arma de la gran puta, dijo un fanático belicoso. Dicen que para no quedarse atrás, arden también las selvas africanas. Hay fuego por todos lados. Y ni un miserable dragón ha quedado vivo para echarle la culpa. Espacio Cultural El Sitio Agosto 31, 2019.

204 La infelicidad nacional

Ayer, por casualidad, leí en La Nación una nota que decía: “La Argentina se ubicó en el último escalón de los países más felices del mundo según el último ranking elaborado por la consultora global Ipsos. Según el relevamiento, la felicidad está más extendida en Australia y Canadá (ambos con el 86% de los adultos describiéndose a sí mismos como “muy” o “bastante” felices), seguidos de China y Gran Bretaña (ambos 83%) y Francia (80%). Por el contrario, solo una minoría de adultos en Argentina (34%), España (46%) y Rusia (47%) dicen que están contentos.”
Como vemos, al final del texto se confunden dos conceptos: estar felices o estar contentos.. Son dos cosas diferentes: la felicidad es un estado, por lo menos, semipermanente, la alegría (estar contento) suele ser un estado transitorio. Pero cuando revisamos la distribución de porcentajes podemos arribar a una conclusión más alarmante: los encuestadores parece que vinculan la felicidad a la capacidad de consumo. No sería extraño en estos tiempos de confusiones sustanciales. ¿Qué es ser feliz? ¿Sentirse satisfecho con la vida? ¿Haber alcanzado objetivos? ¿Vivir un amor correspondido? ¿Una buena relación familiar? ¿Ver crecer bien a los hijos? ¿Poder acceder a cualquier cosa que se te ocurra? En términos de consumo las mediciones pueden ser precarias., y a veces contradictorias. La famosa felicidad que produce estrenar un auto dura lo mismo que el característico olor a plástico que sentimos cunado subimos por primera vez.. ¿Y aquellos que tienen diez autos, los disfrutan? ¿Son diez veces más felices? He leído escritos, poemas quizá, que decían: “la felicidad duró un instante”. O algo un poco más generoso: “fueron felices por algún tiempo”. De modo que no puedo entender la metodología empleada ni la medición de IPSOS, que dio origen a ese artículo. Recuerdo también, a propósito, un refrán popular: “Cuanto más tonto, más feliz? Esto es entendible, como aquello de “quien no ve, no sufre”. Pero los países que ocupan los primeros puestos en el ranking de IPSOS, no son precísame tontos ni ciegos. Son países de alto estándar de vida. De alto consumo. Extrañamente no figura en los primeros puestos EE.UU.; seguramente producto de las grandes diferencias sociales. O de las permanentes balaceras. En los últimos recodos de la vida no es fácil pensar en la felicidad sin recurrir al pasado. Uno recuerda y piensa en “los tiempos felices”. Y recuerda a la felicidad como algo permanente, aun sabiendo que aquéllos días estaban poblados de alegrías y también de penas. Pero no alteraban la felicidad, pensamos ahora. Era la felicidad de la juventud, tonta e irresponsable. Quizá también un poco ciega, para poner a valer a ambos refranes. Pero felicidad al fin. Lo demás, es pura tontería. Espacio Cultural El Sitio Septiembre 7, 2019.

205 Sobre nosotros

Hoy hablaremos de nosotros. Los que integramos el equipo productor del Espacio Cultural El Sitio, los que publicamos textos, los que los leemos y sumamos comentarios y aportes. También los que nos acompañan en silencio, a veces con un “me gusta” y otras veces simplemente sonriendo para adentro. Todos esos somos nosotros. Nuestro Espacio está dedicado a la comunicación. Defendemos a las palabras, escritas o habladas. Usamos el idioma castellano pero no renegamos ante palabras impuestas por otras lenguas. No usamos el idioma inclusivo pero lo respetamos, posiblemente avance en el tiempo y, sin que nos demos cuenta, nos vaya sumando. Rescatamos la tendencia a utilizar la igualdad de género en las palabras y las frases. Tratamos de hacerlo, como acaba de recomendar la Universidad Nacional de Córdoba. Tampoco renegamos de los emoticones o emojis (como les guste llamarlos), muchas veces son suficiente para concretar un saludo o una respuesta. Pero todavía nos gusta escribir. Tratamos de aprender a escribir cada vez mejor para que Uds. nos sigan acompañando. Hacemos de todo un poco: notas, comentarios, editoriales, relatos, cuentos, y por fin, nos animamos a intentar novelas. Todo lo publicamos en las redes y en nuestra web, con acceso libre y gratuito. Para nosotros, escribir es un placer, un juego, una satisfacción que nos hace sentir bien. Apostamos a la Música, a la Literatura y a la Vida. Escribí las tres palabras en mayúsculas porque forman el título de nuestro principal programa radial: el nocturno de los jueves, que realizamos con Marina. Hemos aflojado un poco en la FM, por diversas razones; una es reducir un poco el costo eléctrico (que nos persigue), pero la razón principal es que domina nuestro tiempo la escritura. Y el tiempo no alcanza – ciertos inspirados días – para ambas cosas. Pero por el momento no abandonaremos a la FM, quizá todavía no descubrimos la fórmula de su reconversión, pero la estamos buscando. En nuestros escritos dominan los relatos, los cuentos cortos y los editoriales de opinión. El género novela (o cuento largo) es un desafío que aceptamos sabiendo que no es fácil de alcanzar. Pero quien no intenta, nunca llega. Los cuentos cortos y los relatos son cómodos para el lector. Y esto es muy importante en los tiempos que vivimos en los cuales es posible encontrar la libertad de algunos minutos y difícil relajarse por algunas horas. Los cuentos y los relatos se leen en ese ratito que disponen. Posiblemente sea el formato literario del futuro. Vemos la aceptación de los relatos del pasado, La que estamos llamando huellas de la memoria. Y nos ha sorprendido que gusten no solo a los Antiguos sino que también algunas de ellas hayas sido muy aceptadas por los Breves, que les permitió visualizar el mundo de sus padres y abuelos. Hemos creado personajes extraños como los perros parlantes; los robots; tipos como Amaicha González; o el Anciano de Mindanao, capaces de comunicarse a través del tiempo para recuperar memorias perdidas. Eso forma parte del mundo de la Fantasía, que convive con el de la Realidad para atenuar sus asperezas. Muchas veces, a lo largo de la vida diversa y cambiante que los dioses me diseñaron, pensé que mi última etapa sería así, escribiendo. De modo que me siento realmente satisfecho de disponer de la libertad para hacerlo. Quiero, por {ultimo decirles que me hace muy feliz que todos Uds. nos acompañen. Lo seguiremos haciendo. Hasta el final. Gracias. Espacio Cultural El Sitio Septiembre 14. 2019.

206 Vuelve, vuelve primavera

Así pedía una vieja canción de los sesenta. Ahora se ha convertido en un clamor, ante el desorden climático reinante. En un mismo mes tuvimos cinco inviernos, dos otoños y tres o cuatro primaveras que duraron, a lo sumo, un par de días. Hoy se inicia la primavera formal, la del calendario. La que anuncia el comienzo de la vida. Ya la anticiparon – esta semana – las acacias, mostrando sus primeras hojas y sus flores blancas. El día de la primavera es el día de la juventud, también es el día de los estudiantes, instaurado en aquellos tiempos en que ser joven y estudiante eran casi la misma cosa. Hoy, lamentablemente convivimos con estadísticas crueles que nos muestran cantidades de chicos sin escuela. Que sin embargo han aprendido a manejar el celular convencidos que con ello es suficiente. De todos modos es un día de alegría y de fiesta. Se festeja masivamente en varios puntos de nuestra y de otras provincias, en contacto con la naturaleza. Ese es un mensaje: en contacto con la naturaleza. Con la complicidad de la naturaleza que satura el aire con las feromonas del amor y de la vida. Aún en las grandes ciudades se busca sitio en la naturaleza. Se recurre a los grandes parques. Los jóvenes no se encierran en oscuros locales. Ese día la vida pide transcurrir al aire libre. Como un gesto de fidelidad con el lejano origen. Imágenes de aves volando sobre flores o de potros briosos recorriendo las campiñas, haciendo estallar nubes de mariposas coloridas. Esas son las postales de la primavera. Esa hermandad con la vida que representa la primavera ha generado la buena iniciativa de disminuir el consumo de alcohol y de sustancias tóxicas en los festejos. Una propuesta hecha por los propios jóvenes. Aplausos por esa iniciativa Aplausos también para los responsables de cuidar que en las rutas no sucedan accidentes que opaquen los festejos. Control estricto en los vehículos, tanto particulares como públicos. Que la primavera sea una verdadera fiesta, con los estandartes del amor y de la alegría; con respeto hacia el género; sin bulling; sin agresiones. Este día una sola bandera debe flamear en todos los lugares: la bandera de la esperanza. Esperanza orientada hacia la libertad, hacia la igualdad, hacia la justicia, los valores irremplazables que necesita la juventud. Mi memoria recuerda primaveras felices, caminando en grupos hacia La Toma, en la Capilla de mi adolescencia. Recuerda también primaveras comprometidas en la etapa universitaria, como aquella marcha desde Alta Gracia clamando, justamente, por el derecho a la participación y a la libertad. En esta primavera debemos brindar por la democracia, que aún incompleta, nos permite ser como somos, y nos compromete a mejorarla, para que la libertad conlleve a la igualdad. Para que en un futuro cercano podamos nuevamente decir que en nuestro país todos los jóvenes son estudiantes. Esa debe ser la consigna de este día, para que el festejo sea completo. Feliz día chicas y chicos, recuerden que no hay flor más hermosa que la sonrisa. Ni actitud más contagiosa que la alegría. Espacio Cultural El Sitio Septiembre 21, 2019.

207 Final de semana

Ha finalizado una semana singular. En los tiempos que vivimos suena a música una semana en la cual mucha gente – principalmente jóvenes – instituciones y organismos internacionales se embanderaron con la causa ambiental tendiente a detener el efecto invernadero y su consecuencia sobre el clima y sobre la vida. Una sorprendente movilización global. Nuestro Espacio Cultural no está alineado con ninguna de las organizaciones “verdes”, somos independientes, pero defendemos la buena causa de defender y recuperar el medio ambiente. Continuamos enamorados de los arroyos cristalinos, de los lagos limpios y de las serranías verdes y frondosas, con pájaros multicolores habitándolas, sin el terror del fuego. Nos gustan las nubes clásicas, esas blancas que se inflan en el horizonte anunciando lluvias no traicioneras. No nos gustan los tornados ni los huracanes violentos. Ni el granizo a mansalva. Ni la nieve exagerada. Ni las sequías contradictorias. Nos gustó esta semana en la cual la ONU le abrió (por fin) puertas a las generaciones del futuro para que puedan decir lo que piensan, lo que sienten y lo que quieren. Apreciamos que una pequeña adolescente señale con el dedo los pecados de las generaciones que irresponsablemente contribuyeron primero, y se desentendieron después, de los desastres ambientales. Ayer se cerró la semana con marchas multitudinarias de jóvenes en muchas ciudades de ciento sesenta países del planeta. Millones de jóvenes de todas las edades se movilizaron en paz. Con sus pancartas, desplegando un universo de creatividad en sus expresiones. Greta vivió su “friday for future” en Canadá. Por la mañana se reunió con el presidente Trudeau a quien le expresó lo mismo que viene expresando a todos los gobiernos del mundo: “actúen, ya los científicos dijeron que es lo que sucede y lo que debe hacerse, por favor, háganlo”. Supuestamente Greta se quedará por tierras americanas hasta diciembre, ya que fue invitada por el presidente chileno para que participe en el COP25 que se celebrará en Santiago en ese mes. La reunión a realizarse en Chile será muy importante, su objetivo es reponer los objetivos aprobados en el COP21 de París (2015) pero adecuados a las nuevas y graves realidades que revelan los estudios publicados. Los tiempos se han acortado; el margen de maniobra de los políticos también. Es una realidad. Sobre ellos se avecina una avalancha mundial juvenil inédita y concreta. Los jóvenes del friday for future no se andan con distracciones ideológicas. Exigen acciones, no discursos. Exigen que los países cumplan con los compromisos ambientales asumidos en el COP21 y exigirán que se adapten a las conclusiones a las que se arribe en el COP25 de Chile. El 2020 será un año decisivo para todos, para los jóvenes y para los gobiernos. Esta ha sido una gran semana para la humanidad globalizada. Lo que viene ahora se tratará de un “seguimiento”, país por país, cada cual debe cumplir su compromiso. El mundo cambiará. La producción ya no podrá ser la misma. El consumo tampoco. Retornarán algunas viejas fórmulas. Ya han retornado en los países avanzados de Europa. Habrá que disminuir el consumo de energía y la inversión de recursos en cosas prescindibles. La vida moderna que se viene, entre otras cosas, tendrá que ser más simple. Y necesariamente verde. Espacio Cultural El Sitio Septiembre 28, 2019.

208 El retorno del pasado

¡¡Cómo nos cuesta mirar hacia adelante!! Los argentinos andamos buscando nuestro destino atrás, en las viejas ideas, de izquierda o de derecha, pero viejas. Hasta la famosa grieta está invadida por telarañas. Pero no todos lo ven. Desde el comienzo de nuestra historia algunos pensaron que nos salvaría el campo. Está claro que el campo nunca salvó a todos, solo a algunos. Y estos no tuvieron ni tienen la visión patriótica de ampliar el horizonte de inversiones más allá de sus propios intereses. Muy pocos de ellos han industrializado su producción. Hoy vemos nuevamente, como hace cien años, las medias reses y los cuartos preparadas para viajar, ahora a China. La mayor parte de los granos viajan a granel Han abandonado la producción destinada al consumo interno. Todo se ha dolarizado. Sin embargo sigue existiendo un amplio sector social atrapado por la vieja postal del campesino madrugador y sacrificado, haciendo las tareas. Nada más falso. Los nuevos “campesinos” se pueden contar con los dedos de las manos. Y viven decorosamente en lujosas propiedades citadinas. Si, hay muchas excepciones, pero en los grandes números, que son los que condicionan al poder político, representan muy poco. Pesan poco, para decirlo en lenguaje productivo. Si resulta difícil resolver el presente con las viejas fórmulas, imaginemos lo absurdo que resulta pensarlas para construir el futuro. Seguimos sufriendo el síndrome unitario. Pero a nadie se le puede ocurrir – con sensatez – reflotar a las montoneras gauchas para defender los intereses del “interior”. No podemos resolver un equilibrio social que permita sacar del abismo económico y cultural a millones de argentinos. Pero resulta infantil pretender recrear a las guerrillas de los sesenta y setenta. Ya fueron. Cada vez que alguien las saca a relucir debe ser porque no se le ocurre ninguna propuesta inteligente o, si es periodista, porque no logra hilvanar un tema que lo ponga en escena. El mundo ya no transita por caminos pueblerinos. Viaja por autopistas asombrosas. Los trenes vuelan sobre colchones de aire a velocidades increíbles. Los aviones conducidos por computadora poco a poco se irán volviendo confiables. Si las máquinas pueden conducir una nave a Marte y hacerla aterrizar, ¿Por qué no podrá guiar un vuelo desde París a Nueva York? Un amigo acaba de decirme: “los taxistas se equivocan cuando creen que el enemigo es Uber, la amenaza son los cercanos autos sin chofer…”. Y no se equivoca. El primer avance responde a justicia de género: autos que pueden estacionar marcha atrás sin la ayuda de la conductora. Hace décadas que ingenieros y tecnólogos están fabricando series de controles automáticos y robots inteligentes para sacarse de encima la mano de obra no calificada, molesta y exigente. Me imagino cercanas barredoras robotizadas que limpiarán las calles de piquetes y marchas inconducentes. Toda esa cháchara electoral sobre los fantasmas del pasado es una estupidez. Siempre son más poderosas las razones del presente y las amenazas del futuro a la hora de apelar a decisiones. No volverán las montoneras gauchas para evitar la invasión extranjera sobre las economías regionales mediante los ferrocarriles ingleses. Tampoco regresarán las guerrillas de los setenta a vivir nuevas derrotas. Ni los militares mesiánicos atrapados por un nacionalismo irracional en tiempos de globalización cultural. Sus hijos ya estudian en Europa y se aplican tatuajes, o cambian de sexo sin muchas vueltas. Tampoco se puede pensar en políticos republicanos – verdaderos prohombres – que piensen en la Patria de todos. Los nuevos están afiliados a los grupos de poder. Definitivamente, debemos animarnos a pegar un salto hacia adelante, rumbo a lo desconocido. Después de todo, ese es el destino de la humanidad. Que los robots nos lleven por un buen camino. Esa es la esperanza. Espacio Cultural El Sitio Octubre 5, 2019.

209 Cultura, lectura, educación.

La relación entre estas tres palabras son el objeto de un programa radial que iniciamos esta semana con Marina. Sabemos que es un tema complejo, que admite muchas concepciones e interpretaciones, pero no es malo pensar un poco en sus aspectos generales, provocar una reflexión – pensamos – y arrancamos. La definición más aceptada de cultura es que representa el conjunto de conocimientos, creencias, costumbres, forma de vivir y de pensar, de los pueblos o etnias. Algo que se parece a los conocimientos adquiridos y consolidados a lo largo de su desarrollo, y que caracterizan al grupo y a sus individuos. Se acepta que la cultura se trasmite implícitamente, de generación en generación y forma parte de un patrimonio que caracteriza al pueblo o etnia. Obviamente cada cultura se fortalece con la incorporación de nuevos conocimientos y saberes. La educación, en cambio, es impartida. La integran conocimientos, reglas y conductas que deben enseñarse a partir de la niñez para formar y capacitar a los integrantes de la sociedad. Se trata de alcanzar la formación necesaria que exigen los oficios necesarios y el comportamiento social que requiere la convivencia. .Incluye, como una cuestión fundamental, el manejo del idioma. Muchos conocimientos suelen ser transversales a las culturas, y a veces generan conflictos. Un ejemplo histórico han sido las controversias entre la ciencia y las religiones. Pero ambas, incluidas las contradicciones, integran también a las culturas modernas, que van integrando los nuevos saberes y formas de vida.. La escritura y la lectura, desde sus orígenes han representado el instrumento principal que utilizaron las culturas y el conocimiento para su trasmisión generacional explícita entre individuos y grupos. La existencia de diferentes idiomas practicados por los pueblos han significado un inconveniente que ha limitado las relaciones de intercambio, incluida la comprensión entre culturas diferentes. En las últimas décadas las grandes transformaciones que se produjeron en el mundo han generado una sensación de crisis que envuelve a las tres palabras origen de esta nota. La posibilidad de comunicarnos con audio o imágenes en tiempo real han disminuido el uso de la palabra escrita. Por consiguiente, de la lectura. Si algo faltaba para consolidar esta tendencia fue la aparición de los celulares que a bajo costo nos permiten comunicarnos con todo el mundo, en tiempo real, mediante mensajes escritos o audios directos o grabados. E incluso, reemplazar palabras por imágenes trasmitidas o símbolos sintéticos, como los emoticones. A mediados del siglo pasado, pueblos orientales que utilizaban sistemas de ideogramas para comunicarse, comprendieron la demora que eso representaba en el aprendizaje de los jóvenes. Les ocupaba gran parte de su vida aprender a leer y escribir, y eso los demoraba en el aprendizaje de la ciencia y la tecnología, indispensables para competir en los nuevos mercados. No vacilaron mucho. Adoptaron otros idiomas – particularmente el inglés – en el proceso de formación escolar y universitaria. ¿Representó eso un fuerte cambio cultural? No lo sabemos. En nuestras latitudes tenemos la sensación que cada vez leemos menos. Optamos además por lo breve. Lo sintético. Nos cuesta seguir las reflexiones largas. Preferimos pensar en las conclusiones más que en los fundamentos. ¿Representa esto un cambio cultural? Que leemos menos es un hecho comprobable. Casi no ingresan ya revistas en los hogares. Tampoco los periódicos. La gente no compra muchos libros. Optamos por las noticias sintetizadas por la web. Las revistas históricas han sido reemplazadas por programas televisivos de divulgación o debate. Las novelas escritas, por telenovelas o series, o películas, en sistemas digitales. Muchos de nosotros, que nos gusta leer libros, hemos optado por las versiones digitalizadas, que leemos en pantallas de computadoras – bajadas gratuitamente mediante internet – o llevadas a lectoras tipo kindle, que presentan ventajas, como ajustar el tamaño de las letras para evitar los molestos anteojos de lectura. Además, no consumir papel, se ha vuelto una consigna ecológica. Estamos metidos en un tema complejo, difícil. Pero consideramos importante enfrentarlo y reflexionar. Aún con las pocas armas que disponemos. Todavía no hemos iniciado la cuestión de la educación. Tema crucial. ¿Verdad? Quedó flotando un gran interrogante: en los tiempos que se vienen, ¿Terminaremos prescindiendo de la escritura y la lectura, reemplazadas por audios, imágenes y otras formas de trasmisión de conocimientos? Tema fuerte, no apto para Antiguos. Espacio Cultural El Sitio Octubre 12, 2019.  

210 Andar a la deriva

Un buen concepto surgido de la náutica. Los navegantes quedaban a la deriva cuando perdían el velamen que los empujaba o el timón que les permitía conservar la dirección en la travesía. La vida, individual y social, es una travesía. Sin velamen ni timón, la raza queda a la deriva. Posiblemente extraviada en un destino no esperado. Es necesario reconstruir esos dos elementos: el empuje y la capacidad de elegir el camino. Decidir hacia dónde queremos ir y qué necesitamos realmente para el viaje. Desprendernos de las cargas inútiles. Solo lo necesario. Encender nuevamente los faros costeros para no estrellarnos en las mismas rocas o arrecifes. No escuchar el canto de sirenas, recomiendan los que atravesaron muchas realidades. Confiar en el norte que nos señala la brújula, y saber mirar en el cielo las referencias que indican donde estamos en cada momento.. Evitar el naufragio. No es fácil la vida de los náufragos. Estamos navegando en una democracia insegura, con mucho oleaje y sin referencias claras. Unos señalan una dirección y otros la contraria. Una típica situación de inseguridad en la cual se debe optar por avanzar o volver al punto de partida. Como si hubiera un solo camino. Sin embargo hemos repetido muchas veces esa ruta y no logramos alcanzar el futuro ni recuperar el pasado. Hace falta la valentía y la perseverancia para construir un nuevo rumbo. Necesario. Imprescindible. El palo mayor es en los barcos lo que el mangrullo en las llanuras. Subirnos a él y estudiar el horizonte. Ponernos de acuerdo. Manos firmes en el timón. Y emprender el viaje con la convicción que podemos llegar al destino. Espacio Cultural El Sitio Octubre 19, 2019.  

211 Jaque a la semi democracia

Los tiempos han cambiado, ya no son los militares los que jaquean a la democracia. Por el contrario, los gobiernos electos son quienes los llaman para que la defiendan. Un escalofrío político recorre a Latinoamérica, dejando una estela de incertidumbre e inestabilidad. No se consolida el sistema. Por el contrario, se debilita. Por momentos desfallece. Parece que la nueva democracia online no funciona. Sin presencia popular no hay democracia. Sin oposición tampoco. Se equivocan aquellos líderes que quieren conducir procesos hegemónicos desde la democracia. La hegemonía era una característica de la monarquía, y se supone que es lo que vienen tratando de superar las democracias republicanas. Parece tan simple el asunto, y sin embargo se alimenta un complot permanente en contra de las oposiciones. ¿Para qué disponer de un parlamento si no quieren que allí se discutan las cosas del Estado? Si, las grandes cosas del Estado, que se supone deben ser aprobadas luego del debate sincero, profundo y participativo. Es una flagrante contradicción que los llamados demócratas del presente pretendan imponer sus decisiones y criterios al estilo monárquico. ¿Subyacen dictadores en el interior de sus espíritus inconformes?
Los cierres de campaña con grandes movilizaciones populares son una esperanza, parece que se re enciende la participación. La crisis de las democracias es justamente la ausencia de participación. No es efectiva la participación online. Es fácil mentir ante la pantalla de una computadora o de un celular. No es tan fácil hacerlo frente a una multitud que puede expresar sus desacuerdos. La democracia no debe ser elegir a un presidente o a un gobernador. Debe comenzar antes, en la elección de los candidatos, para que dejen de ser postulados por las mesas chicas del poder. El dirigente debe venir ganando fuerzas desde abajo, recorriendo los escalones que conducen a las responsabilidades máximas y ganando las voluntades para su postulación. Con sus propuestas. Con sus actitudes. Cuando se la construye de ese modo, la autoridad nace de forma natural, no se la debe imponer desde la ideología de la prepotencia. La democracia solo podrá sobrevivir si se la práctica desde el comienzo mismo de los procesos. En los barrios. En las escuelas. En las asambleas vecinales. En los partidos. Conscientes o no de estas cuestiones los antagonistas de la elección de mañana han apelado a reconstruir los actos públicos y las movilizaciones en vivo; han puesto sus rostros en directo frente a las multitudes, es un buen síntoma. Es posible que esas multitudes se conviertan en veedores permanentes del cumplimiento de las promesas expresadas. En ese caso, es posible que reviva la democracia. Brindamos por ello. Cuando escribimos esta nota, todavía no había salido el pueblo chileno a la calle, a ratificar la democracia. Ahora está todo dicho. Espacio Cultural El Sitio Octubre 26, 2019.

212 La nueva etapa

A partir de diciembre se inicia una nueva etapa en nuestro país. Lo nuevo siempre genera esperanzas. El resultado electoral fue bueno, ha distribuido poder y responsabilidades. Ha logrado también que el futuro adquiera más importancia que el pasado. Y esto no es algo menor, en un país en el cual las energías se gastan más en las críticas y justificaciones que en la elaboración de proyectos. Alberto propone superar la grieta. Es una buena propuesta. Debe tratar de convencer a los de afuera y a los de adentro. Habrá un Congreso con participación repartida. Plural. El pueblo debe exigirle que trabajen en leyes y proyectos, que no se dispersen en homenajes y discursos retóricos, menos aún en chicanas ideológicas. Hablen en concreto. Tampoco debemos admitir que lo pueblen de asesores ñoquis, como suele ser la costumbre. Y que los viajes y viáticos sean solo los necesarios. Pasajes intransferibles, para evitar el negocio de la venta. En cada rincón del inmenso Estado se debe practicar economía, como forma de honrar la disminución del déficit fiscal. Algunos dicen que por allí no pasa el problema. No importa, los funcionarios deben dar el ejemplo, si quieren tener la autoridad para exigir que todos cumplamos con las obligaciones tributarias. El nuevo gobierno tiene que encontrar la forma de reducir los impuestos. Tienen razón los empresarios y emprendedores cuando dicen que con ese costo impositivo es imposible competir. Como contrapartida, tolerancia cero a la evasión. Con las nuevas herramientas informáticas es posible controlar totalmente el cumplimiento tributario. La penalización al que trampea debe ser inexorable. Las retenciones, bien calculadas, son un buen instrumento como anticipo tributario, reducen la evasión. Trazado un plan productivo, se deberán generar incentivos para lograr los objetivos de ese plan. La elaboración de ese plan es una de las tareas más complejas y necesarias que debe encarar el gobierno, con la participación de todas las instancias concurrentes. Personas con atributos e instituciones deben unirse en esa tarea. No se puede avanzar sin un plan. Y en los tiempos que se viven deberá actualizarse en plan al menos cada cinco años. Cinco, no cuatro, para que no lo cambie cada nuevo gobierno. El plan debe ser Política de Estado. Para lo cual debe disponer de todo el consenso necesario. De ese plan socio productivo se desprenderán las políticas educativas, universitarias, de ciencia y tecnología, con sus respectivas inversiones. Primero el plan, luego esas políticas. No al revés, como sucede muchas veces en las cuales los vagones quieren arrastrar a la locomotora. El tema energético debe ser cuidadosamente estudiado para el corto, mediano y largo plazo. En acuerdo con las condiciones y exigencias ambientales.. Respetando los compromisos asumidos ante la ONU en la materia. La recuperación y preservación del medio ambiente y de los recursos naturales debe ser Política de Estado y representar un fuerte compromiso con las generaciones del futuro.. Para ello debe planificarse y controlarse el uso del territorio y la explotación adecuada de todos los recursos. Parece de perogrullo escribir todo esto. Pero nadie dijo nada sobre estas cosas en las campañas electorales. Y debieron ser realmente los temas decisivos. Ahora no podemos seguir callados. Con mucha modestia, nuestro espacio cultural se anima a hacer propuestas. No es tan difícil hacer un plan o proyecto. Primero se debe hacer el esqueleto, definir las cosas macro, luego se van agregando los detalles. Estudiando las dudas. Consultando a especialistas. Una vez logrado, el plan debe ser escrito, para que todos los ciudadanos puedan conocerlo, opinar, sugerir, participar. Posiblemente ese sea el mejor camino para superar la grieta. Eso pensamos y decimos. Espacio Cultural El Sitio Noviembre 2, 2019.

213 La guerra ambiental

Una verdadera guerra, por momentos soterrada, por momentos asoma a superficie con avances y retrocesos. Comencemos por lo positivo: los avances. El principal es un innegable crecimiento de la conciencia ambiental de la gente. Que todavía no se manifiesta en muchas acciones colectivas visibles, pero se percibe la preocupación y la consiguiente decisión de comenzar a actuar y participar. Posiblemente cuesta mucho elaborar programas efectivos para la participación social en campañas para la recuperación y defensa ambiental. Generalmente se proponen acciones que exigen esfuerzos tras los cuales la gente muchas veces percibe que han sido en vano. Un ejemplo muy ilustrativo es la separación de los residuos hogareños. Mucha gente ha hecho el esfuerzo de separarlos y luego el servicio de recolección los vuelve a juntar, ante la impotencia vecinal. Pero, por suerte, podemos enumerar muchas acciones que, aunque todavía aisladas, envían un esperanzador mensaje: barcos recogiendo plástico en los mares y océanos; trampas en ríos para retener botellas plásticas y evitar que lleguen a lagos y mares; fábricas de ladrillos utilizando Pet triturado como material compuesto; desarrollo de nuevos materiales biodegradables; creciente resistencia social a proyectos de minería a cielo abierto; resistencia creciente al uso de materiales contaminantes; tendencia explícita a volver a lo “reutilizable” (envases) en reemplazo de lo “reciclable” (que supone alto consumo de energía); conciencia y apoyo a la generación de energía renovable, hidráulica, eólica, solar y biomasa, principalmente; resignación ante el inevitable uso de energía nuclear en sustitución del petróleo; creciente conciencia en contra de los desmontes y en favor de la preservación de espacios verdes en ciudades y pueblos; oposición colectiva creciente al empleo de agroquímicos y tóxicos hogareños; creciente respeto por todas las especies que pueblan el planeta y comprensión a las reglas naturales que impone la diversidad biológica. Preocupación explícita por el estado de ríos, lagos y lagunas. Y por supuesto, de los mares y océanos. Todo esto habla de un avance de la conciencia social para defender el medio ambiente. En contraposición, los intereses económicos de empresas y de grupos poderosos insisten en llevarse por delante el planeta para satisfacer ambiciones desmedidas. Las empresas no quieren hacerse cargo de los residuos contaminantes que generan sus productos (caso ejemplo: los envases plásticos); la utilización de materiales “irrecuperables”, como sachets o pañales descartables; la falta de compromiso de la inversión privada para desarrollar procesos de reciclado o reutilización de residuos; la producción descontrolada de productos químicos tóxicos o venenosos que a la naturaleza le es imposible asimilar y que puede llevar siglos su eliminación, en el supuesto que dejen de utilizarse. Las empresas saben del alto costo que puede representar para ellas hacerse cargo de la recuperación. Nos preguntamos: ¿Ese costo no debiera incluirse cuando se reemplazan materiales reutilizables (envases de vidrio, por ejemplo) por los desechables. Han hecho un negocio redondo y ciego: se quitaron costos de mano de obra utilizada en aquellos procesos de recolección y lavado, y le dejan el problema de la contaminación a la sociedad. Por último la complicidad del Estado que no controla lo suficiente ni legisla para poner freno a semejante desastre. Los funcionarios miran para otro lado. Lo básico sería que existan leyes que regulen el uso de los materiales y substancias. En el caso de los envases de todo tipo, que por su masividad constituyen uno de los grandes problemas del presente, es inaceptable que no existan leyes que obliguen a las propias empresas a recolectar y procesar los residuos que ellos generan. Estamos ya bastante cerca del límite. Un colapso de dimensiones indeterminadas se aproxima en muchos frentes concurrentes. A las guerras es necesario prevenirlas antes y no tener que llorarlas después. Espacio Cultural El Sitio Noviembre 9, 2019.

214 Historia: La Hora del Pueblo

La Hora del Pueblo fue el título de un documento multipartidario firmado el 11 de noviembre de 1970, que a su vez dio nombre al agrupamiento de partidos políticos argentinos que lo firmaron y se reunieron para presionar a la dictadura militar, autodenominada Revolución Argentina, a abrir una salida electoral que diera origen a un gobierno democrático. La Hora del Pueblo tuvo éxito en su objetivo y dejó de funcionar poco antes de las elecciones del 11 de marzo de 1973. Luego de la caída del dictador Juan Carlos Onganía, acontecida en beneficio de su sucesor, Levingston el 8 de junio de 1970, se inició un acercamiento político entre Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín. Ambos eran en ese momento, las máximas expresiones de los sectores peronista y antiperonista, en que el país se había dividido desde 1945. Balbín, por entonces líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo, tomó contacto con Juan Domingo Perón, que había sido derrocado en 1955 y permanecía exiliado en España y proscrito en Argentina. Balbín le transmitió su propuesta de reunir a los partidos políticos a fin de acordar una serie de líneas democráticas comunes y emprender colectivamente negociaciones con la dictadura para la “salida política” del régimen hacia un gobierno elegido por la población. Perón a su vez, apoyó la propuesta de Balbín y le escribió una carta personal, fechada el 25 de septiembre de 1970, en la que el fundador del peronismo le dijo al presidente de la UCRP: “Estimado compatriota: (…) Tanto la Unión Cívica Radical del Pueblo como el Movimiento Nacional Justicialista son fuerzas populares en acción política. Sus ideologías y doctrinas son similares y debían haber actuado solidariamente en sus comunes objetivos. Nosotros, los dirigentes, somos probablemente los culpables de que no haya sido así. No cometamos el error de hacer persistir un desencuentro injustificado. (…) Separados podríamos ser instrumentos, juntos y solidariamente unidos, no habrá fuerza política en el país que pueda con nosotros y, ya que los demás no parecen inclinados a dar soluciones, busquémoslas entre nosotros, ya que ello sería una solución para la Patria y para el Pueblo Argentino. Es nuestro deber de argentinos y, frente a ello, nada puede ser superior a la grandeza que debemos poner en juego para cumplirlo.” La Hora del Pueblo avaló la designación del dirigente radical Arturo Mor Roig como Ministro del Interior del gobierno militar, a fin de garantizar un proceso electoral relativamente limpio. El gobierno militar no permitió que Juan Domingo Perón se presentara a elecciones y pretendió implementar un audaz proceso bipartidista denominado Gran Acuerdo Nacional (GAN), diseñado por el mismo Mor Roig. El GAN finalmente fracasó y señaló los límites de La Hora del Pueblo, pero el acercamiento entre peronistas y radicales continuaría en el tiempo. El 7 de diciembre de 1972 una amplia gama de partidos acordaron las Coincidencias Programáticas del Plenario de Organizaciones Sociales y Partidos Políticos, que a su vez serían el sostén político del Pacto Social, y sería uno de los elementos más importantes en la conformación de una democracia estable a partir de 1983. La historia pone ante nosotros ejemplos importantes sobre cómo se pueden superar las grietas en favor del bien común. Espacio Cultural El Sitio Noviembre 16, 2019.

215 Demasiada pobreza

El concepto de menesteroso se aplica a una persona que no tiene lo necesario para vivir. La palabra menesteroso suena más triste que uno de sus sinónimos: pobre. Nuestra memoria tiene grabadas en el recuerdo escenas de filmes o novelas de la edad media en la cual los menesterosos pedían ayuda como clemencia a los poderosos señores feudales cuya generosidad llegaba hasta la limosna. Esa insultante realidad fue aceptada durante siglos por las estructuras del poder, incluida la Iglesia.. Los días de misa era un espectáculo común ver a los menesterosos en el atrio esperando la salida de los poderosos para pedirles la limosna. Posiblemente la mayoría de esos menesterosos trabajaba alguna huerta en los alrededores de la muralla de las ciudades y, lo que es más agraviante, pagaba tributo al Sr. Que le concedía ese derecho de trabajar y producir para él. Debe haber corrido mucha sangre en todas las latitudes del planeta a lo largo de varios siglos de luchas populares en contra de ese sistema de explotación, basado en la pobreza, como variable de ajuste del poder. Durante las grandes luchas obreras desarrolladas durante el siglo pasado teníamos la convicción que íbamos hacia un nuevo destino humano, tal vez, alguna forma de socialismo basado en el trabajo, como mecanismo de distribución de la riqueza. Lamentablemente nos equivocamos. Tengo la suerte – prolijamente elaborada – de concurrir poco a la ciudad, gracias al formidable avance de las posibilidades digitales de manejar todo dialogando con máquinas neutras, respetuosas de la dignidad del ciudadano, aun cuando por momentos nos cueste realizar algún trámite y debamos pedir auxilio directo a un o una operador/a, tan neutro/a como la máquina inicial. Gracias a esto hacía casi un par de años que no concurría al banco que me paga mensualmente la jubilación. Hasta me había olvidado del espectáculo de la larga cola humana, cercana lo menesteroso, aguardando durante horas en el atrio bancario. La semana pasada tuve que cambiar mi tarjeta de débito, y el sistema me obligó a ir personalmente a retirar el nuevo plástico. En esas ocasiones, mi mente adopta un mecanismo de defensa, se convierte en algo así como un periodista que se interesa por saber qué piensa toda esa gente irrespetada y maltratada, porque ni asientos disponibles suficientes hay para semejantes esperas. Estuve casi tres horas allí, conversando con eventuales vecinos de la cola que se renovaban lentamente, lo cual permitía que la conversación se extendiera – a medida que la confianza crecía – a temas personales de todo tipo. La gente se desahoga hablando con una cierta cuota de humor para disminuir lo inevitablemente trágico que nos reúne allí: la pobreza. Porque solo los pobres pueden soportar pacientemente esa deplorable cola para completar algún trámite medieval que le permita acceder al moderno cajero automático. (Un verdadero absurdo la permanencia del trámite medieval en la era electrónica). La pobreza puede ser digna. Hasta pude ser una elección de vida. Lo menesteroso no. Lo menesteroso no es una elección, es un castigo. Las estadísticas logran situar límites como la famosa línea de pobreza, por debajo de la cual se hace difícil alcanzar el consumo mínimo necesario para la vida. Pero el sistema no traza una línea más importante: la línea de la dignidad, por debajo de la cual el pobre se convierte en menesteroso, En los tiempos actuales no es necesario ser demasiado pobre para caer en lo menesteroso. Cuando el sistema te doblega y te impone arrodillarte, te vuelve menesteroso. Te traslada a aquel atrio donde esperar la limosna del poderoso. Te obliga a encontrar algún amigo que te consiga un camino de privilegio para alcanzar una meta inalcanzable por el camino del derecho. Pero suceden cosas. Mientras estaba en esa interminable cola, escuchando las quejas y esperanzas de la gente con la cual hablaba, sabía que una corriente de protesta ha comenzado a viajar por toda Latinoamérica. Una protesta inapelable, como la de Chile. La protesta de Chile es especial, porque no se trata del resultado de un país empobrecido sino de una cuestión de reaparición feudal. Un sistema que quiere obligarte a vivir con lo que te queda después de pagar el tributo. Cuidado. Adelante nuestro se proyecta un horizonte de violencias que tiende a pasar de lo individual a lo colectivo. Algo parecido a una revolución. Una revolución que todavía no tiene una propuesta. Pero que de pronto, un grito, puede desatarla. Una peligrosa revolución posiblemente anárquica, a la cual sólo le falta encontrar un rumbo. Con ese pensamiento regresé del banco, la semana pasada. Espacio Cultural El Sitio Noviembre 23, 2019.

216 COP25 La grieta planetaria

No será una reunión más, viene con el aspecto de decisiva. Los informes científicos revelan el agravamiento de la situación en la atmósfera: sigue aumentando el porcentaje de los gases de efecto invernadero. Los informes políticos cuentan que los compromisos asumidos por los países en el COP21 de París, no se vienen cumpliendo de acuerdo con las pautas trazadas. Países muy contaminantes, como los EE.UU. se retiraron de aquel acuerdo y juegan su desafía a los dioses. El capitalismo consumista frente a los dioses. Tremendo combate. Mortal. La recomendación del grupo científico asesor es terminante: reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles; racionalizar la producción y uso de la energía; fijar un plazo no lejano para dejar de utilizar por completo el uso de aquellos combustibles. Significa dar por terminada la era del petróleo. No es poca cosa. El petróleo, al irse, se lleva también los plásticos. Fin de la era del plástico. El tema produce un agrietamiento múltiple. Pueblos que no se resignan a reducir su consumo. Pueblos que tienen sus economías apoyadas en la explotación petrolera. Pueblos que quedarán sumergidos en los mares si se derriten los casquetes polares. Ciudades costeras amenazadas por la invasión de los mares. Empresas que no quieren reducir su negocio. Gente confundida, que no sabe a quién creer. Pero está la realidad. El planeta entero a merced de las inestabilidades imprevistas, en naturaleza y magnitud de las catástrofes climáticas. Ciudades y pueblos amenazados por tormentas irascibles. Cultivos destruidos por inundaciones o sequías. Hielo a granel desde el cielo en los veranos; y nieve exagerada en los inviernos. Desequilibrio intenso en la naturaleza. Eso estamos enfrentando, con una velocidad de avance preocupante. Todo esto comienza a debatirse en próximo lunes, en Madrid. Esta vez es diferente: se ha dado participación directa –quizá limitada- a organizaciones ambientales y a la “generación joven”, que heredará el planeta. Greta es un símbolo. Solo un pequeño símbolo de un movimiento enorme que se gesta en todas las latitudes. Porque la era de la conciencia parece haber llegado. Porque ya no son hipótesis sobre lo que “puede pasar”, ahora se trata de lo que está sucediendo. Se trata de la propia realidad la que muestra el cambio climático. Lo saben las plantas; lo saben los pájaros, que nos miran desconcertados; lo saben los peces que buscan las playas para morir; lo saben las selvas, derribadas por deseos de riquezas de corto plazo. Sin embargo todavía hay quienes lo niegan y se oponen a las pautas acordadas ante la mayor organización que han logrado los países del mundo: la ONU. Posiblemente responden a sus intereses. Solo a sus intereses mezquinos. No hay otra explicación. Hay quienes aducen que las medidas propuestas generarán crisis sociales en muchas latitudes. Pero, ¿Qué pasará si no lo hacemos? La agenda del COP25 debe reponer los objetivos planteados en París, en el COP21, pero ahora en un plazo más corto, porque la situación se ha agravado en estos cuatro años. Lo que se esperaba concretar en el 2040, ahora debe plantearse para el 2030. Esto es casi YA. Debemos reaccionar. Informarnos. Pensar. Hablarlo con nuestros amigos y vecinos. Analizarlo con nuestros hijos y nietos. Y actuar. Presionar a nuestros representantes políticos para que sumen a nuestro país sin titubeos a este compromiso planetario. Esta grieta, si no la resolvemos pronto, nos tragará a todos. Espacio Cultural El Sitio Noviembre 30, 2019.

217 Una ley que falta

En estos días, que se está desarrollando el COP25 para tratar de poner a salvo al planeta de las consecuencias de un modelo de desarrollo irresponsable, es ocasión propicia para tratar temas relacionados con el medio ambiente. El título de esta nota, una ley que falta, podría ser una cuestión obvia, pero en la distracción social que vivimos desde hace un tiempo, suceden cosas sin que nos demos cuenta. Comencemos con un ejemplo simple. En cualquier municipio o comuna existen instrumentos legales para impedir que alguien, irresponsablemente, vacíe su tacho de basura en la vereda de su vecino. Esa contravención es debidamente castigada y seguramente multada, para que no vuelva a suceder. Si ese simple ejemplo lo trasladamos ahora a la actividad industrial, ¿quién se hace cargo de los residuos de todo tipo que generan las industrias? La respuesta general es simple: el Estado, es decir nosotros, los vecinos. La ley que falta es la que debe establecer que quien produce algo, debe hacerse responsable no solo de la calidad de su producto sino también de la eliminación o destino de los residuos que genera. Por ejemplo, las empresas que embotellan líquidos en envases tipo PET tendrían que hacerse cargo de la recolección y direccionamiento debido de esos envases, una vez vacíos, para que no contaminen todo el medio ambiente, incluidos mares y océanos. ¿Por qué debemos encargarnos nosotros, la sociedad, de inventar mecanismos para su recolección si el negocio generador lo hicieron ellos? Esta reflexión debe ser trasladada a todo tipo de envases: plásticos, vidrios, cartones telgopor, etc. No puede ser que los fabricantes nos dejen toda esa basura sin ofrecer un mecanismo de retorno. Ellos se desvinculan irresponsablemente del problema que generan. Nos cobran el producto y nos dejan el pasivo ambiental de sus envases. Incluidas, por supuesto, las empresas que nos venden desde el exterior. Los residuos de allá, quedan aquí. Una ley implacable debe establecer que los fabricantes deben, primero, establecer la razón de uso de determinados materiales, tanto en los productos como en sus envases o embalajes, los cuales deben ser aprobados por organismos estatales pertinentes. Luego, como parte del contrato vendedor-cliente, la responsabilidad del residuo debe estar en el vendedor. Antes era así. Los repartidores se llevaban los envases vacíos, para reutilizarlos. Hemos retrocedido, no progresado, como dicen o creen algunos. Se han presentado proyectos de ley como el que estamos proponiendo, pero no se tratan, sea por la complicidad legislativa con el poder económico o por el decisivo poder real que aplican empresas y cámaras que serían afectadas por ella. Las empresa trasladan el costo de la recolección de los residuos que generan a las instituciones del Estado, al presupuesto público, es decir, a nosotros. Las mismas empresas se jactan de la trazabilidad de sus productos, pero el trazado, misteriosamente termina un poco antes que el producto deje el residuo. Una viveza más. Si las empresas implementaran mecanismos de recuperación de los residuos que dejan sus productos, los usuarios podrían recuperar el costo de la parte del producto que no consumieron, por ejemplo, el envase. Como sucede con las bebidas que tienen envases retornables. Un caso extremo y mayor es cuando los envases trasladan productos tóxicos o peligrosos. Allí la responsabilidad empresaria debiera inscribirse en el campo penal. Un envase plástico, o un aerosol, conteniendo restos de combustibles (thinner o pinturas por ejemplo) puede convertirse en un peligroso explosivo cuando se lo deja abandonado en basurales, donde suele haber niños pobres recuperando cosas. ¿Quién se hace cargo de esto? Está faltando una ley que regule todo esto, mientras tanto, parlotear acerca de la Responsabilidad Social Empresaria, es, en idioma popular, un verdadero “verso”. Eso pensamos. Espacio Cultural El Sitio Diciembre 7, 2019.

218 Al ritmo de la tecnología

Gracias a publicaciones que prácticamente todas las semanas publican algunos medios y a novedades y videos que me envía mi amigo Alberto, me voy poniendo al día sobre el vertiginoso avance insaciable de la tecnología. Insaciable. Posiblemente más que necesario, insaciable. Como un fiebre competitiva a ver quién puede más desde lo más pequeño. La consigna parece ser achicar tamaño y ampliar horizonte. Se nos viene una maraña de chips que se meterán en todas las actividades y realidades de nuestras vidas. Ya las redes sociales han terminado con las intimidades, todo se vuelve público, lo bueno y lo malo. Una sociedad al descubierto. Pero la cosa, en poco tiempo, irá mucho, mucho más lejos. Los drones nos espiarán por las ventanas. Satélites inescrupulosos seguirán nuestros pasos por calles y carreteras valiéndose de la simple señal de nuestros celulares. No servirá apagarlos. Un chip de seguridad continuará encendido. La tecnología del espionaje global ya está instalada. En todo el mundo. Con diversos objetivos: el sistema quiere saber qué pensamos, qué hacemos, a quienes apoyamos, qué nos gusta consumir, y qué posibilidad tenemos de hacerlo. Esto en lo personal; en las empresas e instituciones el espionaje debe ser mayor, y los objetivos más diversos. No es tan inofensivo el asunto: el espía va contigo, es el aparatito que llevas en el bolsillo o la cartera y te sirve para mandar mensajes, hablar en directo, grabar, sacar fotos y montones de cosas más. Todo lo que él hace queda registrado en algún lugar, nacional o extra nacional. Quienes no tenemos mucho por ocultar no nos preocupa demasiado el asunto, podemos vivir en transparencia. Suele ser molesto que, por ejemplo, uno entre al google map para indagar un sitio y a los pocos minutos te lleguen ofertas de viajes a ese sitio. Hace poco escribí un cuento novela que transitaba los mares de Malasia, Filipinas, Borneo, Vietnam y China. Se imaginan las ofertas de turismo que recibo? Tuve una discusión con mi proveedor de telefonía celular, y a los pocos minutos me comenzaron a llegar ofertas de la competencia. ¿Quiénes comercializan esos datos? – “es para financiar el mantenimiento del sistema”, me dijo un amigo que entiende del tema. Todo esto está ya manejado por robots implacables, con los cuales no tienes la menor posibilidad de preguntarles algo, porque los han diseñado sordos, a propósito. No escuchan, graban. Alguien dijo que parte del calentamiento global proviene del calor que disipan las enormes computadoras encargadas de controlar todas las interacciones digitales del planeta. Dicen que deben utilizar agua de grandes ríos para refrigerarlas. Este es el mundo que estamos fundando. Pero la transparencia total no la vemos todos, La ven solo, los señores que tras un vidrio reflectante nos ven a nosotros sin que nosotros podamos verlos a ellos. No se trata de una vida al descubierto, se trata de visibles e invisibles, de vendedores y consumidores, de poderosos y débiles, de ricos y pobres, como siempre. Al público nos venderán un noble robot que ayude en la limpieza y que corte el césped. No tendrá el laser letal que pueda defenderte de los malos. Esos los tendrán justamente los otros, los malos. Como en la famosa saga, existe “el lado oscuro”. Los robots serán una estirpe categorizada, nosotros, los mortales, seremos solo marionetas. Los tecnólogos al servicio de las nuevas ciencias debieran tomar conciencia sobre el destino que tendrán sus desarrollos. Recuerden que Einstein se arrepintió de sus saberes trasmitidos cuando vio o supo de Hiroshima y Nagasaki. Que algunos astronautas se volvieron extrañamente místicos luego de regresar del espacio. Que los que desarrollaron armas químicas y/o biológicas nunca más pudieron dormir en paz. Que hubo, no hace mucho, unos chicos locos que estrellaron los aviones en las torres gemelas. Y que otros, con simples camiones atropellan gente en las calles en represalias. Cuando los sistemas se hacen dominantes siempre nacen los rebeldes. Ya debe haber chicos desamparados juntando en los basurales restos de computadoras para tratar de armar sus propios robots, controlados solo por ellos. Los robots de la rebeldía. Los robots guerrilleros. De modo que no se confíen los poderosos, así debe venir la mano. Espacio Cultural El Sitio Diciembre 14, 2019.

219 El desencuentro humano

El resultado final del COP25 realizado en Madrid, decepcionó a todos: es una medida del desencuentro humano. De cómo el interés por el dinero y el poder, le ganan a la razón.
Cierto es que no todos creen que el cambio climático se deba exclusivamente a la emisión de gases producto de la combustión de los residuos fósiles, como el carbón o el petróleo, y menos aún a las emisiones ganaderas. Hay gente – incluidos científicos – que opinan que el mayor motivo se ubica en causas cósmicas, como una mayor emisión solar o el corrimiento del eje de rotación de la tierra. Y afirman que a lo largo de los tiempos hubo muchos “cambios climáticos” en nuestro planeta, incluidas glaciaciones seguidas de calores y sequías. Así lo piensa, por ejemplo, mi hija mayor, Florencia, que es arqueóloga, y que estudió muchos de esos traumas climáticos ocurridos en el planeta. Opina que los gases contribuyen con el fenómeno, pero que no son la causa principal. Obviamente también opina que la contaminación que produce la actividad humana, más allá de los gases, es fatal. Los plásticos y químicos en suelos, ríos, lagos y mares, por ejemplo. De modo que también tenía esperanzas que el COP25 comenzara a crear ese acuerdo necesario entre los países para proteger al planeta. Yo soy de los que atribuyen a las emisiones industriales la responsabilidad mayor del cambio climático, aún sin negar las posibilidades cósmicas. Tampoco niego la responsabilidad de los rumiantes en la generación de metano, y la de la desforestación de bosques y selvas productores del valioso oxígeno que respiramos. De modo que el COP25 para TODOS representaba la posibilidad de un triunfo de la razón sobre los intereses mezquinos de las corporaciones y acaudalados, que piensan que su islita se salvará del desastre universal. Los informes científicos que impulsan a la Asamblea de la ONU por el cambio climático apunta a la reducción drástica de la emisión de gases provenientes de los combustibles fósiles, pero incluyen a todas las contaminaciones que sufre el planeta, desde las derivadas de la producción industrial hasta que la que generamos irresponsablemente los simples ciudadanos, encerrados en un individualismo suicida. No es casual que la defensa del medio ambiente esté liderada por los más jóvenes. Ellos saben que el castigo caerá sobre ellos, sobre sus hijos y nietos. La cosa es simple: se trata de la lucha entre la razón y la desesperanza. Como lo expresa Greta: “quiero tener un futuro”. Espacio Cultural El Sitio Diciembre 20, 2019.

220 Destino Norte

El Norte es hacia dónde se orientan las brújulas, desde el comienzo de los tiempos. Posiblemente sea esa cuestión magnética la que dio origen al concepto de que todos buscamos nuestro Norte. Entonces, el Norte se convirtió también en un objetivo de la marcha humana. Buscamos nuestro Norte. Como las brújulas.
El cambio climático ha logrado que en nuestro país, un territorio que en otrora se caracterizaba por fuertes vientos del sur, como el Pampero, viva ahora con un casi permanente viento norte. Esto significa que debemos marchar en contra del viento. Es decir con un gasto mayor de energía, en tiempos que ésta viene alcanzando costos casi inaccesibles para la mayoría social. También significa que las areniscas nos golpean en la cara. Pero hay algo más grave: no sabemos hacia donde debemos ir. La veleta que tengo en mi techo, un desafiante gallo, no se anima a sugerir direcciones. Cuando le pregunto sobre sus indecisiones, me responde: no tenemos un plan. Así estamos finalizando el 2019. Como los originarios libres: en pelotas. Por el momento, el “plan” no es más que un collage de postales aisladas. Se solicita ordenarlas, por prioridades y posibilidades. Posiblemente sean dos formas incompatibles, de modo que deberemos optar por una u otra, lo cual puede resultar lamentable para unos cuantos. También significa que la esperanza, no es necesariamente un anuncio de buenas realidades, como se pretende desde la creencia. La esperanza es ese reflejo que nos mantiene respirando. Desde nuestro Espacio, a la realidad le hemos dado una tregua de seis meses para que resuelva el rumbo. Si poco a poco será sonrisa para todos o continuará siendo risotada de unos pocos. Que no son tan pocos, es cierto. Son bastante. Como la cuarta parte de la sociedad. Entonces, en realidad, hablamos de la posibilidad de la sonrisa para las otras tres cuartas partes del colectivo, como se dice. Veremos. Esperamos. Y deseamos que el 2020 nos traiga esas alegrías. Feliz año, Salud!!! Espacio Cultural El Sitio Diciembre 28 (Día de los Santos Inocentes), 2019.

 
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