La grieta

Parte 1

En tecnología de los materiales las grietas tienen un nombre inicial más delicado: fisuras.

Las fisuras dentro de un material se originan a nivel atómico en sitios donde se produce una alteración en el orden cristalino. Eso se denomina una dislocación.

Dentro de los materiales sólidos hay muchas dislocaciones pasivas, que solo suelen ser activadas por la presencia de fuerzas exteriores que las propagan, generándose fisuras orientadas que avanzan –impulsadas por la fuerza – en la dirección de su vértice más agudo. Generalmente de forma transversal a la fuerza aplicada.  Esas fisuras a veces son detenidas o demoradas por un obstáculo, pero normalmente existen muchas, y si la fuerza aplicada perdura comienzan a conectarse entre sí formando una fisura mayor, que se convierte en grieta y se produce, finalmente, la fractura.

Eso sucede, contado de modo muy sintético y simplificado, en la rotura de los materiales sólidos.

Es muy conocido el ejemplo del vendedor de telas, que hace un pequeño corte en el borde (fisura) y aplica una tensión perpendicular, estirando la tela, y la fisura (ya grieta) se propaga transversalmente y genera el corte.

Las llamadas “grietas” sociales, ideológicas, económicas, culturales, étnicas, etc. que existen y suceden en las sociedades tienen sus parecidos con las que acabamos de describir.

Primero aparecen pequeños desentendimientos, desarreglos, digamos. Luego se van convirtiendo en pequeñas fisuras que lentamente se propagan y aumentan su tamaño. A veces suceden acontecimientos que las frenan o reducen, pero también suceden otros que las alimentan y las aceleran. Las fisuras de diferente origen se van sumando hasta convertirse en grietas de apariencia infranqueable.

Las grietas, muchas veces irreales o artificialmente exageradas por la política,  impiden el entendimiento y limitan la capacidad social para resolver  problemas.

Es importante estudiarlas, y tratar de llevarlas al plano de la racionalidad.

En nuestro programa radial de los viernes por la tarde, en El Sitio FM, estamos analizando las posiciones, pensamientos y situaciones que fueron generando la grieta histórica que por momentos recrudece y separa a los argentinos.

Aquí, en este espacio iremos presentando síntesis y conclusiones en sucesivos capítulos semanales.


Parte 2 –  Prefacio

Me preguntaba un amigo: Cómo vas a encarar el tema de la grieta?

Las grietas, le dije.  Se habla de una, pero son muchas.

De todos modos, hablaremos solo de las grietas en Argentina, al menos por ahora.

Creo que trataré de novelarlo un poco, para quitarle la enorme dosis de dramatismo que tiene. Porque no son años, son siglos de agrietamiento, de todo tipo.

Siglos?  Preguntó mi amigo.

Si hermano, es una pendejada creer que solo existe una grieta de tipo ideológico izquierda/derecha; pueblo/antipueblo, etc. Ese enfoque parcial proviene de la política, y se presta a sus intereses.

Es posible que muchas de las grietas confluyan  en la cuestión política ideológica, pero sus orígenes – y es importante saberlo y admitirlo – son anteriores.

Hicimos tres programas radiales, en capítulos, que abarcaron gran parte del desarrollo histórico de los agrietamientos, ahora solo trataremos de lograr una síntesis. En La Causa Federal tratamos la grieta que se inició en 1810 y perduró hasta finales del siglo XIX. La guerra entre Unitarios y Federales, que tuvo muchos matices, incluso grietas menores dentro de los propios bandos.  En el programa Movimientos Sociales en la Argentina de comienzos del siglo XX, iniciamos la historia de las “grietas políticas” : socialismo/anarquismo; conservadores/radicales/ civiles/militares, sin meternos todavía con peronismo/antiperonismo. En el programa Civilizaciones y Culturas Originarias de América, recorrimos el agrietamiento étnico, que se inició con la Conquista y perdura hasta nuestros días.

El armado de esos programas nos obligó a leer y estudiar esas cuestiones, que ahora tratamos de sintetizar en términos de “una” grieta. Pero han sido muchas. Y diversas.

Y me dices que piensas novelarlas?

Si, hacerlas más entretenidas para uds. y para mí también. De paso atiendo al escritor frustrado que llevo en mi mochila.  Veremos qué sale de todo esto.

Y cuando comenzarás?

Enseguida, ni bien termine contigo.

Comenzarás hoy mismo?.

Si, en realidad ya comencé, no te diste cuenta?


 

Parte 3

La Sala de Representantes estaba totalmente colmada, el bullicio característico en esas reuniones llenaba el poco espacio que quedaba.

Se hizo silencio, entraron Martín Rodriguez y Bernardino Rivadavia.

Mientras el Gobernador saludaba protocolarmente a algunos de los presentes distinguidos, Rivadavia miraba a la multitud pensando, sabiendo, que no era querido por todos, quizá por pocos.  Recordó aquel momento, en sus primeros años, cuando Liniers lo nombró alférez y fue rechazado por el Cabildo. Posiblemente sintieron que me gustaban los ingleses. Luego recordó su retirada inevitable del Primer Triunvirato, acusado de “españolista”, nada menos que por el propio San Martín.

No eran antecedentes tranquilizadores. Y ahora?

Martín Rodriguez lo sacó de esas cavilaciones. Escuchó como solemnemente lo designaba Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores. Sabía que eso era equivalente a ser un “gobernador en paralelo”. Sabía que tendría a su cargo todas las responsabilidades del gobierno.

Subió al estrado, con voz calma expresó:

“La provincia de Buenos Aires debe plegarse sobre sí misma, mejorar su administración interior en todos los ramos; con su ejemplo llamar al orden a los pueblos hermanos; y con los recursos que cuenta dentro de sus límites, darse aquella importancia con que deberá presentarse cuando llegue la oportunidad deseada de formar una nación”.

No supo hasta mucho después que en ese instante una extraña grieta comenzaba a avanzar hacia el norte de Buenos Aires, que pasando Ramallo se bifurcaba, una se orientaba hacia el litoral del Paraná y la otra de perdía en el horizonte norte hacia los llanos riojanos.

Tampoco escuchó entonces el retumbar de galopes lejanos, de jinetes con vinchas coloradas, que recorrían caseríos, sumando a los jóvenes a las montoneras..

Le gustaba estar en esa sala colmada de gente bien vestida, educada.

Ser liberal no era otra cosa que ser consecuente con su tiempo. Sumarse al progresismo que había iniciado la Revolución Francesa. Plegarse a las ideas de desarrollo y progreso que proponían Francia e Inglaterra. Abandonar esa visión estancada, heredada de España, que el propio Napoleón había condenado.

Supo que tenía que enunciar políticas, eso expresaba la mirada angustiada que le dedicaba Martín Rodriguez.

Rivadavia miro a todos los presentes y dijo:   tenemos la aduana, una fuente de recursos legítimos que defenderemos a cualquier precio; bajaremos las tasas aduaneras para favorecer el libre comercio, debemos aprender a competir. Ordenaremos el funcionamiento del Estado y modernizaremos el sistema económico. Fundaremos la Bolsa de Comercio y el Banco de Descuentos, apoyándonos en la capacidad y experiencia que nuestros amigos ingleses generosamente nos ofrecen. Solicitaremos créditos para financiar y sostener nuestro desarrollo.

Seremos un país, fundaremos una nación, Europa espera mucho de nosotros…

Sancionaremos una ley para imponer el sufragio universal para que todo hombre libre, natural del país o avecinado, vote a partir de los 20 años de edad…. Podrán ser elegidos para ocupar cargos públicos todo hombre mayor de 25 que posea alguna propiedad inmueble o industria… solo quedarán excluidos de votar  los analfabetos, los dementes, los vagos, los criminales con pena corporal, los deudores del tesoro público….los domésticos y peones votarán bajo la influencia de sus patrones…

Lo interrumpió un aplauso sostenido.

Miró firmemente a todos y expresó: “nuestro gobierno reputará decente a toda persona blanca que se presente vestida de fraque y levita”.

Sancionaremos una amplia amnistía, para que puedan regresar  a la  nueva provincia los opositores que debieron exiliarse; pasaremos a retiro a todos los oficiales que ya cumplieron con la Patria…realizaremos una reforma eclesiástica para que las iglesias no se involucren en las cuestiones terrenales del Estado… respetaremos la libertad de prensa…   refundaremos el viejo Colegio de San Carlos y fundaremos la Universidad de Buenos Aires….

Nuevamente los aplausos interrumpieron su discurso.

… Impulsaremos el desarrollo del conocimiento y de las ciencias…. Eliminaremos toda censura a libros y publicaciones…..  somos liberales.  Y Unitarios.

Mientras hablaba, entusiasmado, no se daba cuenta como rápidamente la ciudad se modernizaba… como se instalaba el Museo Argentino de Ciencias Naturales; el Archivo General;  el Registro Oficial; el Departamento Topográfico y Estadístico; se ensanchaban las avenidas y se levantaban importantes edificios públicos….en las cercanías se fundaba el Cementerio de la Recoleta y se iluminaban las calles.

Fomentaremos el trabajo. Todo aquel que tenga empleo tendrá su papeleta de conchabo, y aquel que no la tenga será enviado como soldado a los fortines a defender la línea de frontera del ataque de los malones indios, que tanto daño causan a la población.

Organizaremos un plan de colonización territorial a fin de atraer pobladores a las tierras del campo, fomentaremos la inmigración europea…traeremos gente que sabe de estos oficios. Y sobre todo, que quiere trabajar.

Promulgaremos una Constitución Nacional y sumaremos a las provincias díscolas a este nuevo proyecto de organización y modernización del Estado.

Mientras aturdía el aplauso final, Rivadavia pensaba; “seré el primer presidente de esta república…”.

Debía apresurarse. Se estaba haciendo tarde. Lo esperaba a tomar el té, el embajador británico junto a importantes banqueros. Un millón de libras esterlinas, dicen que Rivadavia solicitó ese día por el oro de Famatina.

Solo  estorbaba la existencia de Quiroga.

La multitud abandonaba la sala murmurando, opinando…  un mendigo ciego que estaba en la puerta pensaba…”éste durará poco…siento el relincho lejano… y un galopar que no presagia paz, precisamente. Una vieja costurera que venía con su bulto exclamó:  Miren !!  y señalaba a la serpenteante grieta que partía de la Plaza de Mayo, rumbo al norte.

El ciego que no podía verla pero si sentirla, expresó: que Dios nos salve.

 


Parte 4

Calfulcurá despertó sobresaltado. En la entrada de su tienda había un extraño pergamino. El material parecía fibra de palma endurecida. No lograba descifrar el texto. Llamó a Nepe, su viejo hechicero y asesor.  Nepe le dijo: son símbolos representados en aimara antiguo, es un mensaje.

No se podía dudar de él, sus antepasados conocieron a Atahualpa y a Garcilaso; y él mismo había pasado un tiempo en Cuzco en secretas reuniones promovidas por facciones incaicas que querían reconstruir su imperio.

Que nos dicen allí, preguntó Calfulcurá.

Está fechado en el año cristiano de 1558, dice que serás derrotado, que es inútil que negocies con Rosas… tarde o temprano nos matarán a todos y nos quitarán las tierras definitivamente.

Y quien carajos trajo ese mensaje? Preguntó algo asustado y preocupado Calfulcurá.

Un águila, respondió la mestiza. Se posó al pié de tu árbol, dejó el rollo, y voló nuevamente hacia las alturas.

Carajo, es lo que me faltaba. Y se fue en silencio a la reunión de sus caciques. Nepe lo acompañaba, con rostro de desconcierto. Sus antepasados le habían explicado la visión circular del tiempo. Pero no comprendía cómo ese mensaje había perdurado y viajado durante tres siglos.

Lo que más le preocupaba es que intuía que contenía una verdad tremenda…sintió que era un anuncio inexorable.

El texto del mensaje ya había trascendido en toda la tribu. (campamento, le decían ahora).

Los caciques estaban discutiendo cómo repartir las cosas traídas por la tropa de Rosas cuando trascendió el mensaje. Entonces callaron. Y esperaron las palabras de Calfulcurá, que con rostro sombrío se sumaba a la reunión.

“Hay que botar toda el aguardiente en el arroyo” , dijo. “Eso decía el mensaje que recibí”.

Los caciques lo miraron desconcertados. Todos sabían que mentía…pero porqué?

No queremos más guerra, dijo Nepe. Y guardó silencio sobre lo que decía el último párrafo, que a nadie, ni a Calfulcurá comunicó: “lo que vendrá será peor”.

Calfulcurá regresó a su tienda y pidió a Nepe tabacos.

Fumó en silencio, dejando que el humo lo envolviera lentamente, y se fue entregando a las ensoñaciones.

Vio a sus hermanos ranqueles del oeste junto con mapuches y tehuelches afilando flechas y lanzas.

Se vio a sí mismo organizando el malón más grande de la historia asaltando esa ciudad que los cristianos llamaban Azul. Se vio peleando con el tal Bartolomé Mitre quien castigó a los indios de Tapalquén, pero luego estos reaccionando y masacraron cientos de soldados.

Se vio nuevamente en batalla al pie de la sierra de San Jacinto dejando en el campo, muertos, 18 jefes y oficiales y 250 soldados.

Se vio luego atacando y golpeando a los huincas en Rojas y Pergamino arreando 60000 cabezas de ganado y decidido esta vez, junto con Catriel, a terminar con los invasores.

Por último, se vio a si mismo muriendo, derrotado y humillado, en Salinas, con las manos y el alma llenas de sangre.

Vio como el águila regresaba, atravesando el altiplano repartiendo mensajes  similares y perdiéndose luego, agotada, en las neblinas del Caribe. La vio desfallecer junto a la tienda de Emiliano Zapata, entregando el último mensaje.

Vio a su hijo Namuncurá, temeroso e inexperto recibiendo una herencia política sin saber qué hacer con ella. Pensó: yo quería que estudiara, como los huincas…

Cerró sus ojos, sintió un gran cansancio. Nepe estaba silencioso a su lado. La mestiza, afuera, pensaba en cuál sería su futuro ahora.

Calfulcurá vio que una enorme grieta se iniciaba y avanzaba hacia el ponente, serpenteando toda la llanura pampeana,  cruzando la cordillera y deteniéndose recién en el mar, al norte del Bio Bio. Una grieta oscura y profunda, por momentos ramificada, cargada de presagios.

Supo que el mundo ya no era su mundo, que la tierra, la Pachamama, estaba partida en mil pedazos separados por ríos de lodo y sangre.

Supo que sus hermanos morían o padecían el destierro.

Vio tropeles de ganado sin cuero arrastrados hacia el mar por una mano gigantesca.

Vio gusanos mecánicos arañando la tierra, volteando los árboles y encerrando el agua de los ríos.

Se sumergió en la grieta de la noche. Para siempre.


Parte 5  – La Rioja,  noviembre de 1863

Juan Vicente Peñaloza sabía que ese día iba a morir. Es decir, sabía que lo matarían.

Por eso fue a Olta, a su viejo rancho, tomó mate sentado al costado del algarrobo y miró la niebla del pasado recorrido. Tenía ya 65 años, más o menos, casi que había perdido la cuenta.  Sonrió  hacia adentro mientras pensaba: fueron muchos más años de los que creo o cuento….

Sintió el profundo deseo de tirarse en su catre de cuero y allí fue, a dormitar y seguir recordando…  que lo parió…qué manera de pelear al pedo …

No era derrota lo que sentía, era desesperanza, impotencia…   se asomó en la puerta del rancho un joven pelo chuzo y le dijo: mi general, dicen que la tropa viene para aquí… no se preocupe m´hijo, vienen a negociar. Vaya y dígale al resto de la gente que se vayan para sus casas….que todo estará tranquilo….

Seguro mi general?  Somos solo veinte, pero podemos juntar trescientos en media hora… Ud. lo sabe…

Vaya nomás…  la guerra ha terminado.

Quedó solo en la penumbra del rancho… su mente regresó a la niebla del recuerdo.

Debimos proteger a Facundo… él era quien podía organizar esta alocada patria, se dijo, sintiendo su culpa. Yo debí protegerlo.

Debimos acompañarlo a Urquiza después de Cepeda…  el hombre venía golpeado adentro, en sus ideas….ya no soportaba tanta sangre…. En su última carta me dijo: “Vicente, el precio que estamos pagando por esta puta patria es demasiado alto…. Nunca terminaremos de dominar a Buenos Aires…. No alcanzan las batallas…”

El galope se acercaba, era un solo caballo, se apeó el comandante Ricardo Vera, quien había sido su amigo, su compadre.

El Chacho le acercó un mate y le preguntó: quien viene a cargo de la partida?  El Mayor Irrazabal, dijo Vera.   “Ese viene con órdenes de matarme”  dijo el Chacho. No mi General, ríndase, yo respondo por su vida.

El Chacho entregó a Vera su cuchillo presintiendo ya el lanzazo que lo atravesaría algunos minutos después.

El dolor le avivó los recuerdos….creyó ver  entre la niebla acercarse llorando a Victoria Romero que le acercaba un tecito curatodo….pero ella no estaba allí, hacía semanas que lloraba alejada de todo…   siguió recordando, sintiendo como los interminables llanos pasaban raudos bajo su tropa…lo recordó a Irrazabal, cuando  seis meses atrás lo derrotara en Piedras Blancas…  dos meses después Paunero acababa con 300 montoneros y se llevaba 700 prisioneros…

El estruendo de los cuatro disparos lo sacó de las ensoñaciones. Sintió su pecho perforado y supo que la vida, esa vida, por fin terminaba…. Y ya no sintió cuando un sablazo violento cortaba su cabeza y la clavaban en la pica.

A mucha distancia de allí, Sarmiento le decía a Mitre: no podíamos hacerlo de otra forma, tenemos que escarmentar a estos revoltosos que no quieren el progreso de la Patria.

Si, así deben terminar los bandoleros dijo Mitre, finalizando la conversación.

En la plaza de Olta, al pie de una pica, arrancaba una grieta silenciosa, rumbo al sur.


Parte 6

Estaban sentados alrededor de una mesa cuadrada, dispuestos a jugar naipes. Pero eran solo tres. Domingo Faustino, Bartolomé y Nicolás.  Falta uno, dijo Domingo Faustino.

Lo llamaron a Julio Argentino y completaron la partida.

Faustino dio vuelta un ocho… ya acabamos con los caudillos  rebeldes…. Ahora tenemos que terminar con los indios, dijo.

Bartolomé pensó apenas unos segundos para apoyar la apuesta, mostrando un nueve.

Nicolás se levantó de la mesa y se acercó a un ventanal. Miro la llanura y preguntó: en nombre de qué haremos esa guerra?

Del orden y el progreso respondió Bartolomé.

Esos deben ser los valores, aprobó Domingo Faustino

Debemos comenzar a construir el país del futuro. Estas pampas vírgenes serán una fuente inagotable de riqueza. Europa tiene hambre, nosotros le daremos comida, concluyó.

Se la venderemos, aclaró Julio Argentino, y a buen precio.

Nicolás destapó el cognac llegado de París hacía pocos días, sirvió las copas y expresó: brindo por ese futuro.

Julio Argentino miró hacia el futuro: un retrato suyo que estaba colgado en la sala de los próceres con una breve leyenda lo describía como uno de los fundadores de la generación del 80´…  no sintió satisfacción ni alegría, solo una pena culposa le murmuraba en sus oídos.

Bartolomé tapó mesa y naipes con un gran mapa de toda la región central del futuro país.  Trazó un polígono que arrancaba en el Paraná, cruzaba Córdoba y San Luis, doblaba al sur de Mendoza atravesando el Neuquén y cruzando al sur de Tandil moría un poquito más al sur de Bahía Blanca.

Miró fijamente a Julio Argentino y le preguntó: que necesitas para limpiar de indios toda esa zona?

Soldados, oficiales, armas, pertrechos, y la decisión política de hacerlo y de asumir el juicio de la historia.

Domingo Faustino fue práctico, dijo: los ricos se olvidan rápidamente de las historias oscuras que dieron origen a su riqueza. Y bebió su tercer trago de cognac.

Pronto serás presidente, le dijo a Nicolás.

Julio Argentino vio debajo de la mesa un rey de copas que lo miraba fijamente y sintió un escalofrío en su espalda.

No te preocupes, le dijo Bartolomé, yo tengo el de oro.

Aquella partida pronto quedó solo en el recuerdo. Meses después Julio Argentino sentía que le sobraban hombres y pertrechos. Los bravos ranqueles morían antes de que sus tropas llegaran, víctimas de la fiebre amarilla.

Los mapuches que lograban escapar de la fiebre cruzaban asustados la cordillera refregándose nieve en sus cabezas acaloradas.

Solo hubo una que otra escaramuza.

Pasó su informe: la tierra está libre, podéis distribuirla para hacerla producir, recuerden que una parte les toca a mis oficiales y soldados…  hay, mucha, alcanza para todos, dijo Nicolás mientras redactaba una ley que posibilitaría la colonización.

Traeremos inmigrantes que saben del oficio….eso dijo.

Que haremos con los indios prisioneros?  Preguntó Julio Argentino.

Los que estén sanos los mandamos a trabajar en los ingenios. A los enfermos, ancianos y niños, los meteremos en diferentes lados, mezclados, de modo que confundan su origen.

A los más inteligentes los educaremos, dijo Domingo Faustino, sacando de su manga el as de espadas, y riendo.

Asunto terminado señores, ya tenemos un país.

A mezclar y dar de nuevo.


 

Parte 7

Nicolás Avellaneda reunió a sus asesores legales: necesitamos redactar, con cierta urgencia, un proyecto de ley para regular la inmigración.

Tienen antecedentes: Urquiza, nuestro enemigo amigo, fundó en 1855 una colonia con franceses en Corrientes, con asentamientos en Santa Ana, Yapeyú; Empedrado y Bella Vista, y otra en San José, en Entre Ríos. En 1856 el Coronel Silvino Olivieri creó la colonia Nueva Roma, con italianos, cerca de Bahía Blanca, pero lamentablemente murió antes de concluirla.

En ese mismo año se crearon una colonia suiza en Baradero; la Colonia Esperanza en Santa Fé y una colonia galesa en Gaiman, en la Patagonia.

Terminó Nicolás diciendo: señores estamos demorados, la historia nos tiene que mostrar como los autores del proceso inmigratorio que permitió el desarrollo del campo…

En el pensamiento memorioso de Nicolás resonaba aquel escrito que Alberdi le había adelantado hacía pocos días:  “ poblar es civilizar cuando se puebla con gente civilizada, es decir, con pobladores de la Europa civilizada. Pero poblar no es civilizar, sino embrutecer, cuando se puebla con chinos y con indios de Asia y con negros de África. Poblar es apestar, corromper, degenerar, envenenar un país, cuando en vez de poblarlo con la flor de la población trabajadora de Europa, se le puebla con la basura de la Europa atrasada o menos culta…”

Pero nada dijo sobre esto. Solo dijo: necesitamos esa ley.

Días después en su escritorio estaba el borrador de la  Ley de Inmigración y Colonización Nº 817 .

Llamó a sus amigos y aliados y leyó en voz alta: “ consideraremos inmigrantes a los extranjeros jornaleros, artesanos, industriales, cultivadores o profesores que con menos de 60 años de edad, buena moralidad y aptitudes suficientes, que lleguen en tercera ó segunda clase (en barco) al territorio de la República para establecerse en ella, respetando sus leyes y su cultura.”

Está bien dijo Domingo Faustino a Bartolomé, lo de Alberdi era muy exagerado, aunque razones no le faltan, en todo caso podemos aplicar silenciosamente criterios de selección en las receptorías, pero no podemos escribirlo en el texto de la Ley.

Es más, dijo Nicolás, fundaremos un verdadero hotel para recibir a los inmigrantes, no esas pocilgas que abundan por el bajo.. . y subsidiaremos el traslado desde Europa hasta el punto de asentamiento que fijemos…. Pondremos oficinas de selección y reclutamiento en nuestras embajadas….  Seremos un ejemplo para el mundo…

El aplauso lo inició Bartolomé proponiendo un nombre para el hotel: Orden y Progreso, que no prosperó…porque Domingo Faustino dijo: no, debemos llamarlo por lo que será: el Hotel de Inmigrantes.

Domingo Faustino le preguntó a Nicolás: se te acabó ese exquisito cognac que sueles tener?

Nicolás sonriendo respondió: no, nunca se acaba, se repone en cada navío que llega, y sacó de un mueble una botella lacrada y tres vasos. Dime Domingo Faustino, no quieres que te encargue algunas botellas?  No, gracias, mis ingresos de maestro no me permiten esos lujos….Vamos, y tu dieta de ex presidente?   La he donado para hacer escuelas en mi provincia….   Pasarás a la historia por eso… dijo Nicolás.

Bartolomé aprobó el volumen en su vaso y dijo: brindemos por el país agro exportador que estamos fundando. Dentro de quince años seremos el granero del mundo…

Buena definición ésa, dijo Domingo Faustino, también pasará a la historia.

En ese momento se abrió la puerta y entró Julio Argentino. No hay un vaso para mí? preguntó. Pos supuesto mi general, dijo riendo Nicolás…

Salud, dijo Domingo Faustino, apurando su primer trago.

 


Parte 8 –Primeras conclusiones

 

Las siete historias resumidas que hemos contado sintetizan el origen de una grieta histórica, nacida en el origen mismo de la Patria, cuyas consecuencias aún perduran.

Fue el enfrentamiento entre los dos modelos institucionales primitivos: el Federal, que pretendía crear una confederación de provincias sobre una base igualitaria, con una administración centralizada pero democrática, y el Unitario, que pretendía un país fuerte, con un gobierno central ubicado en la Ciudad de Buenos Aires.

Mientras tanto, Buenos Aires no compartía los ingresos que generaban el puerto y la aduana, que representaban la base de su riqueza y progreso.

Las provincias del interior central querían su parte.

Las del Litoral pretendían tener sus propios puertos y aduanas en los accesos navegables de sus ríos.

Buenos Aires comenzó a parecerse física y culturalmente a las capitales europeas lo cual permitió pensar y explicar que existían dos mundos: el de la civilización y el de la barbarie. Así lo definían los liberales unitarios como Sarmiento y Mitre.

La guerra civil desatada entre Unitarios y Federales dejó miles de muertos a lo largo de más de cuarenta años y muchas heridas sangrantes.

La posterior destrucción de las razas y culturas originarias sumó su cuota de desencuentro.

Desde entonces, una grieta ideológica y cultural separó a Buenos Aires del resto del país que, atenuada, perdura y se manifiesta principalmente en la distribución y aplicación de los recursos económicos nacionales (coparticipación), y en el nivel y calidad de vida de sus habitantes.

La exterminación racial de los pueblos originarios fue para apropiarse de sus tierras y posibilitar el desarrollo de un modelo agro exportador que propició siempre la concentración de la riqueza, impulsando la división de clases sociales, que se mantiene hasta el presente.

Esto representó el comienzo de una grieta social/racial cuyo emblema fue la denominación de “cabecitas negras” a los que, en busca de supervivencia o progreso comenzaron a poblar el conurbano bonaerense. En esa categoría genérica se mezclaron originarios, mestizos, gauchos empobrecidos y gringos venidos a menos por las circunstancias de la vida.

La lucha racial y de clases dio origen a la ideología del desprecio. Desprecio de las clases privilegiadas hacia los descendientes de los pueblos originarios, mestizados con el criollaje y también hacia los inmigrantes y sus descendientes. El desprecio hacia los inmigrantes europeos se hizo mayor cuando éstos lograron posiciones económicas que les ponían al alcance los mismos gustos refinados de la oligarquía agropecuaria.

Así  culminaba el primer siglo de vida independiente de la Argentina. Una abundante riqueza, principalmente concentrada en Buenos Aires, producto de las exportaciones agropecuarias, y con una población creciente de inmigrantes europeos que venían dispuestos a trabajar,  ávidos por lograr riquezas materiales que su continente les negaba.

Pero junto con ellos venían también las nuevas ideas que la sociedad industrial comenzaba a desplegar.

Con estos ingredientes continuarán, desde la próxima semana,  nuestras historias, que tratan de explicar el agrietamiento social, cultural, económico ideológico y político que atravesó y de los cuales todavía nuestro país conserva muchos aspectos.


Parte 9 – Los inmigrantes

1889 – Alta mar

Giuseppe, italiano de Cúneo, venía apoyado en la baranda, miraba el horizonte para tratar de superar el mareo y la náusea.
A su lado Antonio, de Cataluña, no sentía mareos, desde chico había acompañado a su tío en la pesca del atún.
Hablaban un idioma intermedio, se entendían bien.
Giuseppe tenía al menos dos oficios, sabía cuidar la vid y curtir el cuero. Creo que en Argentina me irá bien, me espera un tío que vive allá desde hace seis años.
Antonio pensaba que su destino era un poco más incierto, quería vivir en la ciudad, le habían contado que Buenos Aires era una ciudad hermosa. Aunque sea de barrendero, se dijo en silencio.

Este barco se balancea mucho, dijo Giuseppe. Ahora están fabricando unos barcos grandes que llaman vapores, andarán más rápido y el balanceo se sentirá menos. No tienen velas, los impulsa un motor a vapor.

Mi tío, dijo Giuseppe, es anarquista. Piensa que todos los males que padecemos es por culpa del sistema, de la organización del estado, del orden impuesto… no dejan que la gente sea libre…por eso Europa está como está…

El mío, dijo Antonio, piensa cosas parecidas, dice que es socialista, que todos debemos ser iguales, tener las mismas oportunidades…. Tiene una panadería en Buenos Aires.

Mañana llegaremos al Rio de la Plata, les dijo un oficial del barco, deben tener preparados sus papeles y equipajes… tienen familia que los espere?
Si, respondieron ambos.
De todos modos les convendrá quedarse un par de días en los alojamientos cercanos al puerto hasta que completen todos sus trámites y retiren sus pertenencias.

Giuseppe y Antonio no pudieron evitar que los envolviera una gran ansiedad mezclada con dudas y esperanzas… una nueva vida, se decían.

Tu piensas en volver a Italia? Preguntó Antonio.
No lo sé, realmente no lo sé. Mi tío me dijo en una carta que debía tomar la decisión como si fuera para toda la vida, que después tendría tiempo para decidir.
Yo quiero volver a España, debo lograr juntar una pequeña fortuna en tres o cuatro años, he dejado una novia en Cataluña, se llama Dolores. Y ella no quiere dejar su pueblo. Mi tío logró tener su panadería en tres años, trabajando como ayudante. Me dijo que en América todo sucede rápido. Quiero volver y casarme con ella.

Al amanecer el oleaje había disminuido, sintieron que estaban entrando al Río. Todo estaba envuelto en una densa niebla. En la cubierta se cruzaban órdenes entre la oficialidad. Las velas mayores ya habían bajado. Seis marineros preparaban una escala de descenso. Comenzaron a divisar el contorno de la costa, y hacia el norte, el perfil de algunos edificios. El corazón les palpitaba alocado.

El barco se detuvo a unos cien metros de la costa. Pequeñas barcazas se acercaron a su costado. Los marineros bajaron la escala y organizaron el descenso ordenado de los 400 pasajeros y 42 tripulantes. El barco fue amarrado desde proa y popa a sendas boyas blancas.

Descendieron y se integraron a una larga cola. Un funcionario criollo, con una planilla en su mano, les pedía los datos.
Antonio dio sus datos… el funcionario jocoso los miró y les dijo: “comida para la indiada…”
Giuseppe, preocupado le preguntó a Antonio: Que es la indiada. Asi llaman a los aborígenes que viven en la tierra, dicen que los han combatido y derrotado…pero nunca se sabe…. Aborígenes? Preguntó Giuseppe. Que son?
Los pueblos que vivían aquí, antes de que llegaran los colonizadores….como vuestros etruscos …. ahh, ma, io a los etruscos, sabes por dónde me los paso? (1)

Poco después llegaron al hospedaje, lo llamaban “Rotondo” porque parecía circular, pero en realidad su base era un polígono de dieciseis lados. El guía les dijo: estarán aquí por solo unos días, esto está repleto, este edificio fue obra del ingeniero civil de origen escandinavo Hjalmar Fredrik Stavelius. Es nuevo, lo terminaron hace un año.

Mucho gusto, pensó Antonio, mientras miraba las literas en los pasillos.

Tu crees que podremos hacernos ricos, le preguntó un desconsolado Giuseppe… es posible: esto es América.

Escuchaste Dolores? Seremos ricos y felices, allá, en Cataluña. Espérame.

(1) Frase que inspiraría muchos años después a Vittorio Gassman en el film Il Sorpasso.


Parte 10 – Final del siglo XIX – Prefacio

En el año 52 sucedieron dos cosas importantes en Buenos Aires – dijo Julio Argentino a su contrincante ocasional, su concuñado – la Batalla de Caseros, que puso fin a las locuras de Rosas, y la llegada a Buenos Aires de este juego impresionante.
Y avanzó dos posiciones su peón de Rey.

Tu te aprovechas de mí, eres un militar, un estratega, expresó algo desorientado Miguel Angel Juarez Celman, por entonces Presidente de la Nación..
No te engañes ni me engañes, los políticos siempre han logrado manejar a los militares en este país, y algo me dice que eso seguirá sucediendo, cada vez que las urnas les sean infieles…
Miguel Angel avanzó dos posiciones su peón de Reina.
Siempre me gustaron los caballos, porque sorprenden, dijo Julio Argentino mientras avanzaba el derecho. Miguel Angel decidió defender su peón avanzando una posición su peón de Rey.
Julio Argentino bebía cognac, Miguel Angel solo café.

Llevo solo un año en la presidencia, y mis amigos del Partido me dicen que tú ya no me apoyas, es cierto?
Julio Argentino lo miró fijamente y le dijo: Si, es cierto. Y adelantó su Reina Pero no es a mi a quien debes temerle…
A quienes entonces?
A los curas, esos que conocías en Córdoba, no miran nada bien tu clara posición anticlerical…. Además, es cierto que propones muchas obras y progreso, pero eres excesivamente personalista… también están los revolucionarios….se organizan…no sé que se proponen…
Mira quien me lo dice, mi concuñado, el que inauguró el modelo presidencialista…a partir de allí el Senado es una tribuna de discursos vacíos y los Diputados hacen su práctica post universitaria…lo llaman la academia de la oratoria.
Es cierto… pero hay momentos y momentos, el tuyo no tiene por qué ser igual al mío…jaque…dijo Julio Argentino.
Me distraes y te aprovechas… piensas realmente que es mala mi situación?

Por el momento no tanto porque el país está creciendo y su economía también…pero creo que exageras con las inversiones y las privatizaciones…ese anuncio de privatizar el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, que es una de las empresas más exitosas del Estado no es bien visto por muchos… y hablo de tus potenciales adversarios…tampoco gusta que tomes tanto crédito inglés…dicen por ahí que los ingreses han concentrado todas sus inversiones en Argentina, porque es dónde más rinden…
Pero eso no es bueno, acaso?
Según algunos no lo es…
Quién? Leandro Alem, por ejemplo?
Por ejemplo. Y Mitre, que ahora lo acompaña. Y tiene bajo su ala el periódico más importante…
Miguel Angel adelantó un caballo, neutralizó el jaque y amenazó a la Reina adversaria.
(Mierda…pensó Julio Argentino…éste aprende rápido… y retrocedió su Reina.

Se sucedieron algunas jugadas, al final de las cuales Julio Argentino había terminado con dos peones y un alfil de Miguel Angel, que solo había logrado ganar un caballo, y sentía que el juego se le escapaba de las manos.

Julio Argentino, se paró, bebió de un trago el resto del cognac, tomó a su Rey y se lo entregó a Miguel Angel, y le dijo: en el ajedrez y en la política no se trata solo de ganar, se trata también de pensar en la próxima partida.

A que te refieres?

Hace un par de días, un joven hasta ahora desconocido, un tal Francisco Barroetaveña, publicó en La Nación un artículo crítico a tu gestión que tuvo mucho éxito entre los jóvenes… cuídate, los que vienen no serán años fáciles.

Cuando salió Julio Argentino, Miguel Angel trató de encendió un puro, el olor a pólvora de la cerilla le ensombreció el rostro.


Parte 11 – Final de siglo – Epílogo

Dime, te llamas Nicéforo como segundo nombre? Deja ese asunto para el futuro, llámame simplemente Leandro y preocúpate de otras cosas más importantes…. Cuantos fusiles tenemos? Setenta y ocho en buen estado, algunos pistolones y trescientos kilos de dinamita en una barcaza anclada en el Riachuelo… Tu crees que podemos hacerlo?

Mira hermano, en este país, desde que nació, todo se arregla con las armas, la democracia es un fraude permanente, nuestros dirigentes se dan vuelta como tortillas…alguien le tiene que poner el cascabel al gato. Confías en mi?
Por supuesto, yo y todos los que te acompañamos en esta patriada…
No sé cómo terminará esta lucha…. Tenemos gente en el ejército y en la marina que nos apoyarán….pero tenemos también muchos traidores en nuestras propias filas políticas…

Vamos a descansar, mañana tendremos un día duro y decisivo, fundaremos el partido que abrirá sus puertas a las nuevas generaciones…

Esa noche Leandro Alem tuvo sueños de doble signo.
Antes de dormirse tuvo una visión poco frecuente: vio a su padre ahorcado, colgando en la Plaza de Monserrat.
Sus sueños le mostraban imágenes sueltas y dolientes de un futuro que nunca se terminaba de definir. Se vió al día siguiente, conduciendo una gran asamblea en el Jardín Florida. Junto con Alvear, proponiendo la formación de la Unión Cívica. Se vio entusiasta, arengando a los cerca de tres mil asistentes que clamaban por cambios. Todos jóvenes.

Sueños cargados de dudas, de contradicciones.
Dudaba de los adultos que acompañaban el movimiento, Aristóbulo del Valle, Pedro Goyena, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen y sobre todo Bartolomé Mitre.
Son iguales a los otros le repetía un susurro en medio de su sueño.
Estaba dormido realmente?

Sintió que un viejo coronel, que había conocido durante la campaña de Corrientes, le decía: todo está listo para el levantamiento, lo haremos, pero seremos derrotados… Tenemos tropas y armas, tenemos el descontento popular, pero nos falta unidad, tú lo sabes, dentro de los nuestros estamos los que pensamos en la necesidad de derrocar a este gobierno reaccionario y llevar adelante una revolución que recupere el sentimiento democrático, que termine con el fraude y la corrupción… pero están también los que solo quieren presionar para asegurar sus espacios en las provincias y distritos…

En un momento despertó sobresaltado y transpirado…. Con alivio comprobó que no había ningún coronel al lado de su cama. Tomó un vaso de agua y trató de dormirse nuevamente. Pudo verse derrotado, caminando solo hacia Talcahuano y Lavalle, saludó a un grupo de soldados que se negaban a rendirse. Sintió el cuerpo de un subteniente que se arrojó sobre él y lo cubrió cuando una ráfaga de fusilería pasaba sobre sus cabezas. Allí, tendido en el piso sintió un grito alentador:
Ha renunciado Juarez Celman !!

Nuevamente sintió la presencia del viejo coronel a su lado. Mitre nos traiciona, le dijo. Está haciendo acuerdos con el partido conservador….Lo invadía el desprecio…se oyó gritándole a Mitre: yo no acepto el acuerdo, soy radical intransigente…
Nos separamos, mañana mismo nosotros seremos la Unión Cívica Radical…al carajo con Ustedes.!!!

El viejo coronel sonrió, te comprendo y te acompaño le dijo.
Que quieres que hagamos? Si vamos a elecciones nos volverán a derrotar con fraude, ahora se unirán con los que hasta ayer eran de los nuestros…
Miró al viejo coronel que ya parecía transparente, se oyó diciéndole: tomaremos nuevamente las armas…. el viejo coronel, con una mirada triste, le decía: nos levantaremos una y otra vez, pelearemos, pero seremos nuevamente derrotados.
En medio de ensoñaciones y presentimientos sentía que el viejo coronel había dicho una verdad irrefutable…

Sintió que se abría la puerta del dormitorio y entraba silencioso su querido sobrino Hipólito.
Ven, siéntate aquí, a mi lado. Yo sé que tu tienes tus propias ideas, que no crees que esta lucha frontal que propongo sea lo correcto. Es posible que tengas razón, yo sé que mi vida viene siendo extrema…pero así soy.
Si, le dijo Hipólito, te escuche al final de la arenga, cuando exclamaste: que se rompa, pero que no se doble…. A la gente le gustó esa frase tuya.

Abrió los ojos. Hipólito ya no estaba allí. Quizá nunca estuvo pensó. Quizá me he extraviado en estas historias sin sentido…qué absurdo se vuelve todo cuando se pierden las guerras ganadas… y por un momento pensó en Urquiza, a quien alguna vez admiró.
Luego repasó prolijamente las luchas realizadas durante treinta años… sus triunfos efímeros…recordó el vacío de aquellos años, cuando se alejó de todo para no volver…
Sonriendo pensó: pero volví.

La mañana amaneció lluviosa, miró el calendario: 1 de julio de 1896.
Buscó su sombrero y su tradicional poncho de vicuña. Salió a la calle, subió al carruaje diciéndole al cochero: vamos al Club El Progreso.
Sonaban los cohetes y petardos de la celebración de la fiesta de San Juan y San Pedro que no finalizaba aún comenzado el día.
Los estruendos en la calle taparon el estampido del disparo en la sien con el que Leandro acabó con su vida.


Parte 12 – Comienzos del siglo XX

Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen cumplía 44 años doce días después del suicidio de su tío Leandro.
Los sucesos de los últimos años, sumados al trágico final de su tío, lo condujeron a una etapa reflexiva durante la cual su personalidad fue volviéndose reservada, prudente.
Está finalizando el siglo y todavía no hemos terminado de nacer, le comentaba a un compañero del partido, los conservadores han gastado ya su ciclo pero no se quieren dar por enterados, concluía con una sonrisa.

Juan Hipólito miró a la concurrencia que llenaba el salón…ochenta, calculó, mientras acomodaba sus papeles en el atril.
Los agrietamientos sociales pueden ser simples o complejos. Dijo, tratando de hacerlo en un tono neutro.
En los primeros, la grieta separa solo dos fracciones o grupos identificados por definiciones o situaciones precisas.
Sin embargo, son los agrietamientos complejos lo más frecuentes. Se asemejan a los deltas de las desembocaduras de los grandes ríos.

Estamos muy cerca del final del siglo XIX. La realidad social, política y económica de la Argentina se caracteriza por un agrietamiento complejo, cuyas consecuencias condicionarán el rumbo de la política en los próximos años.
Debemos tener en cuenta que nunca se terminó de resolver el enfrentamiento entre Federales y Unitarios, caracterizado principalmente por el poder hegemónico de esta ciudad de Buenos Aires sobre el resto del país.
Los Unitarios terminaron adoptando el ideario liberal; favoreciendo la concentración de la riqueza mediante una distribución caprichosa y oportunista de la propiedad de la tierra, la cual quedó en manos de poderosos hacendados, que tienen los ojos puestos en el comercio exterior, y poco les preocupa la distribución de los ingresos con otros sectores sociales que comenzarán a ser los protagonistas de los próximos años.
Ese debe ser nuestro espacio político. A ellos debemos dedicar nuestras luchas, y con ellos llegaremos al poder.

Los aplausos se prolongaron por dos largos minutos.

Hay otras situaciones sin resolver. Para propiciar el modelo productivo que nos caracterizó en las últimas décadas les arrebatamos los territorios y la cultura, cuando no la vida, a miles de indígenas que poblaban esos territorios. Por allí andan, abandonados en reservas o sumados a la explotación en los ingenios del norte, enfermos y desnutridos. Es una deuda moral de la República.

Hubo un gran silencio en el salón. Las nuevas generaciones desconocían, en general, las realidades que caracterizaron a la conquista del desierto, y no tenían claro en qué casillero ético debían ubicar a próceres como Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Roca, habían quedado atrapados, como muchos, por la teoría del precio que se debe pagar por el progreso…

Juan Hipólito prosiguió: he recorrido muchas provincias del interior. Hay resentimiento. No solo les matamos a sus principales caudillos y referentes sino que nunca cumplimos con los compromisos que estableció la Constitución Nacional, la cuales, siempre adecuamos a los intereses de esta insaciable ciudad.

Por último, tenemos otro problema creciente: la presencia de una nueva raza que surge iniciada por la inmigración europea, que al día de hoy, superan los dos millones de personas que arribaron y que muchos de ellos ya tienen hijos aquí. En esta misma sala, algunos de uds. seguramente se identifican en esa categoría…
(Se produjeron rumores y sonrisas…)
Pero la filosofía propia de los conservadores no les permite verlos como ciudadanos…los siguen pensando como transeúntes…además de un error, constituye una infamia….
(…. a los aplausos se sumaron las exclamaciones de apoyo….)

Terminada la presentación se fueron juntos caminando Juan Hipólito y Carlos Alvear, quien ya ocupaba el lugar del amigo preferido.
Por qué no mencionaste a los socialistas y anarquistas? Le preguntó Carlos.
Porque todavía no sé que representarán para nosotros… aliados? Adversarios? Posiblemente terminemos representando a diferentes sectores de esta sociedad que nace, en ese caso es posible que podamos entendernos con ellos…. El problema vendrá si disputamos a las mismas gentes…

Siguieron caminando en silencio… se acercó un joven de tez blanca, pelo rubio cubierto por una gorra, campera oscura y les dijo: quieren comprarme un ejemplar de La Vanguardia? Ayudarán a nuestra causa…. Gracias.

Prefiero leer esto y no La Nación, dijo Juan Hipólito, y se fueron riendo.


Parte 13 – Los “locos lindos”

Buenos Aires, octubre de 1895.
El cafetín estaba situado a pocos metros de la esquina de Corrientes y Esmeralda. En un rinconcito cercano al ventanal conversaban Juan Bautista Justo; Augusto Kuhn; Esteban Jiménez e Isidro Salomó. Sobre la mesa, un ejemplar de La Vanguardia tenía algunos textos subrayados.
Decía Juan Bautista: “hay que construir una alternativa política al pillaje y la plutocracia. Los Pereyra, los Unzué, los Udaondo, son tan ricos que no tendrían por qué robar, son hoy los preferidos para los altos puestos públicos por los otros ricos, cuya única aspiración política es que sus vacas y ovejas se multipliquen sin tropiezos.”

Vamos a fundar el Partido Socialista, y participaremos en las elecciones del año próximo, enfrentaremos a todos, a los roquistas, a los alemcistas, a los mitristas.
Nuestro partido será ante todo el partido de los trabajadores, de los proletarios, de los que no tienen más que la fuerza de su trabajo. Le haremos un espacio a la pequeña burguesía, siempre que acepten el liderazgo de la clase proletaria.

La conversación recorría temas, hablaron del periódico El Obrero, que estaba quedando desactualizado, decía Juan Bautista: “…Marx nunca fue marxista. Era demasiado genial para suponerse fundador de una nueva doctrina que habría de llamarse marxismo, como se llama cristianismo al sistema de instituciones eclesiásticas que provienen o dicen provenir de Cristo.” Augusto quería tratar temas concretos: como seleccionaremos a los candidatos? Los compañeros proletarios lo decidirán en asamblea…. Pero tú, Juan Bautista, debes ser el primer candidato, eres el que posee el liderazgo y la capacidad… Por supuesto, dijeron a coro Esteban e Isidro.

Las cartas estaban echadas.
Las elecciones legislativas se realizaron el 8 de marzo de 1896. El debut político del Partido Socialista no fue muy auspicioso. Juan Bautista obtuvo 138 votos.

Describía una víctima del sistema: “ni siquiera nos votaron todos nuestros parientes”.
Y contaba sobre la farsa y el fraude: Para poder votar había que esperar turno en algún grupo reconocido por el presidente de mesa, que generalmente era el caudillo de comité. Después de una larga espera pudimos acercarnos a las urnas. Pero cuán grande fue nuestra sorpresa cuando el presidente de la mesa nos dijo, tranquilo y cínicamente, que no podíamos votar porque ya habían votado por nosotros. Quisimos protestar, pero la policía nos arrojó brutalmente del atrio. No nos arredramos, e instalados en nuestra mesa, en medio del malevaje que nos miraba huraño y de soslayo, ofrecimos boletas socialistas a ‘todo el mundo’. Algún lunfardo decía en alta voz a su compinche, señalándonos con el dedo: ‘Mirá, che, a éstos. ¡Qué locos lindos!…’.

La asamblea, cerca de los saladeros, escuchaba con atención a Juan Bautista:
“ Nuestro partido se define como obrero, pero nos acompañan médicos, abogados, trabajadores especializados. Defenderemos los derechos con nuestra acción parlamentaria. Nosotros sabemos que es más importante la actuación política que la sindical. Cumpliremos un papel fundamental en la lucha por la dignidad de los trabajadores; impulsaremos valientes propuestas de legislación obrera.
defenderemos la distribución de los ingresos; propiciaremos la creación de cooperativas de consumo y de construcción de viviendas; proponemos que se incorpore el voto femenino; exigiremos la separación de la Iglesia y el Estado y el reemplazo de un ejército permanente por una milicia civil.
Lucharemos contra la trata de blancas, a favor de la legalización del divorcio, el aumento del presupuesto educativo y la jornada de ocho horas.
Esa es y será nuestra plataforma de lucha.
Por los alrededores de la asamblea algunos descreídos anarquistas lo escuchaban y pensaban: realmente, son unos locos lindos.
Las palabras de Justo llegaron a los oídos de Hipólito, el cual le dijo a Marcelo T. debemos tener en cuenta a los socialistas, pueden llegar a ser aliados en el futuro…fíjate, piensan lo mismo que nosotros, la acción política es la decisiva, no la sindical…

 


 

Parte 14 Los panaderos

Desde que llegaron en aquel barco, en 1889, a Buenos Aires, Giuseppe y Antonio fueron amigos. El tío de Antonio era un hombre simple, solo conocía su oficio en la panadería. Antonio comenzó a trabajar con él. Giuseppe había conseguido trabajo en una talabartería.
En la casa de Giuseppe se reunía periódicamente un grupo anarquista, Antonio comenzó a concurrir a ellas y se fue identificando con ese ideal. Un día le dijo a su tío: se está organizando el sindicato de los panaderos, tienen un estatuto que redactó un tal Malatesta…. Si, dijo su tío, conozco a los anarquistas, pero no coincido con ellos, son muy violentos… Si, pero defienden a los obreros de las injusticias… Mira Antonio, esto no es Europa, este es un país que todavía ni siquiera existe…recién está comenzando a caminar… Tu eres socialista verdad tío? No lo soy, aunque simpatizo con ese pensamiento ordenado, que quiere construir organizaciones, mejorar el funcionamiento del Estado…

Antonio se sintió confundido. Pensó en los seis años que llevaba en Buenos Aires, en la novia que ya no tenía en Cataluña, y se dijo: pondré mi propia panadería. Y me uniré a los anarquistas.

Medio centenar de inmigrantes estaban reunidos en la plaza de El Retiro, debajo de un gran árbol originario, famoso por su sombra y por ser el hogar de centenares de pájaros chillones. Que alguien los haga callar dijo uno de los presentes, no escucho el discurso. Esos son como nosotros, los trajo Sarmiento de Europa.
A medida que se acercaba la noche, los trinos disminuían. Se podía escuchar la voz opaca del expositor: “El socialismo moderno se divide en dos fracciones que difieren en la táctica y en los medios para la realización del ideal. Una fracción con el nombre de socialismo autoritario o legalitario, a la nuestra la definimos como socialismo libertario o anarquista.”

Antonio, escuchaba atentamente, le gustaba el estilo desafiante, sin vueltas…mi tío, mas que socialista es conservador, pensaba…pero lo quiero y le debo mucho, sin su ayuda y apoyo no tendría la panadería…sintió alguna nostalgia por Dolores, pero se repuso, y siguió escuchando
”El socialismo libertario fue iniciado por Proudhon y desarrollado por Bakunin. Pretendemos la realización del ideal socialista por medios directos, francamente revolucionarios, sin recurrir a la lucha política, que consideramos inmoral y enervante, y sin recurrir a la intermediación de un estado obrero que consideramos burocrático, perjudicial y peligroso…. Que los campesinos hagan uso libremente de la tierra, que los mineros se incauten de las minas, que los trabajadores de la ciudad se apropien de las fábricas y talleres,… que el pueblo efectúe directamente la expropiación y socialización de la producción, del consumo, del cambio, de la instrucción….”
Lo importante de nuestro oficio –pensaba Antonio – es que no somos dueños, somos todos trabajadores. Miró la hora en el gran reloj que estaba siendo exhibido mientras se construía la Torre de los Ingleses y supo que tenía que ir a la panadería, en un rato llegarían los chicos que lo ayudaban en el amasado nocturno. Compró –para contribuir con la causa- un ejemplar de la Protesta Humana y se fue caminando con el periódico bajo el brazo. Era una linda noche de otoño en Buenos Aires.
Cuando llegó a la panadería ya estaban allí Franco y Roberto, los chicos que lo ayudaban y aprendían el oficio.
Los saludó alegremente: esta noche vamos a amasar el mejor pan de Buenos Aires…pan anarquista…ja, ja…y haremos facturas: sargentos, vigilantes, cañones, bombas, sacramentos, bolas de fraile, para que se enoje el obispo y medias luna, para provocar a los musulmanes…ja, ja. reían también a coro los chicos… y no te olvides las cremonas… (las cremonas eran un circulo que se veía como formado por una sucesión de A, de anarquía..)

Estaban en plena tarea cuando llegó el tío, hola Antonio, buenas noches chicos….hola tío, que sorpresa!! Es que tengo una idea y la ansiedad por compartirla contigo me empujó a venir…. De que se trata tío? Mira, podemos organizar unos carros techados, como la “jardineras” de España y vender el pan por la calle, a domicilio…hacemos sonar una campana y la gente sale a comprarlo…caliente, recién hecho…que te parece?

Me parece excelente!!! Comencemos lo antes posible…los chicos aplaudieron.

Así, en aquella Buenos Aires de finales de siglo, un tío algo socialista y un sobrino medio anarquista, ponían en marcha el primer delivery…

Las luchas y tiempos duros y difíciles vendrían algunos años después.


Parte 15 – La lucha obrera

Buenos Aires 1907-1911

Antonio tenía que pasar a buscar a Giuseppe. Le había dicho que habría una reunión importante. Mientras aguardaba la hora leía un viejo artículo publicado en La Nación: en octubre de 1901 que conservaba pegado en el lateral de su ropero. Era la crónica del asesinato por parte de la policía, del obrero Cosme Budislavich, considerado el primer mártir del movimiento obrero argentino.
Salió a la calle con la sensación de que algo importante estaba por suceder. Antes de llegar a la casa encontró a su amigo en la calle. Hola Giuseppe. Mira, desde hoy no me llames Giuseppe, llámame José. Porqué? Parece que la policía anda buscando al Giuseppe que pinta los carteles de la FORA. Y eres tú? Sabes que tengo facilidad para el dibujo, los muchachos me pidieron que pintara los carteles, y lo vengo haciendo. Y dónde te buscó la policía? Anduvieron por la talabartería, pero solo preguntando…

Mira Antonio, la cosa se pone pesada, la próxima semana se declarará la huelga general en Bahía Blanca. Mataron a dos obreros remachadores en el puerto. Aquí, en Buenos Aires los inquilinos están en pie de guerra, han decidió no pagar los alquileres, lo mismo parece que harán los de Bahía Blanca…Son muchos? Dicen que suman más de 140.000, que viven en 2400 conventillos… Además, tu sabes que en el V Congreso, con 100 sociedades obreras presentes nos recomendaron no dejarnos apresar, si es necesario apelar a la violencia para evitar la detención… Mierda, esto se parece a una guerra…

Antonio y Giuseppe (José, me cuesta recordarlo) se sentaron en un barcito a tomar algo y a charlar. Creo que me mudaré, si me quedo en casa me buscará la policía… Porque no te vienes a la panadería? tengo un cuartito atrás, podemos arreglarlo un poco….Me parece bien, creo que si…esta misma noche iré.
Y fue, y se instaló, y comenzó a ayudar en la panadería. Pasaron algunos días tranquilos, pero…

Antonio estaba con los chicos preparando la masa para el pan cuando entró José, corriendo, con la cara ensangrentada… Que te pasó? …Nos dieron con todo…Quien? La policía….murieron siete muchachos…fue ese maldito comisario Falcón…debe haber cientos de heridos…yo logré escapar. Estábamos en la marcha del 1 de mayo, los socialistas por un lado, nosotros por otro…a ellos no les hicieron nada, la saña fue con nosotros… Mañana declararemos la huelga general… les pediremos a los socialistas que nos apoyen…

Las ciudades se paralizaron durante una semana; los muertos fueron enterrados ante una procesión de 300.000 personas. En el acto hablaron Juan Bianchi por la FORA, Luis Lotito por la UGT y Alfredo Palacios por el Partido Socialista. El 8 de mayo se produjo el histórico hecho de que el gobierno, por primera vez, aceptó negociar con un Comité de Huelga.

Antonio entró al cuarto de José y lo encontró preparando un extraño paquete…Qué es eso? Una bomba, respondió con cierta excitación José… que vas a hacer? Ojo por ojo, diente por diente, ése será el lema desde ahora…

Pocos días después Antonio leía en La Nación: … el anarquista Simón Radowitzki, un adolescente ruso de 17 años, arrojó una bomba contra el carro que trasladaba al coronel Falcón, que falleció junto con su secretario Lartigau….
Fue al cuarto de José, con el diario y le preguntó: esa era la bomba? Si respondió con satisfacción José: funcionó muy bien.
Radowitzki fue detenido y condenado a reclusión perpetua en la cárcel de Ushuaia, convirtiéndose en mártir de los anarquistas, que encararon durante años una serie de acciones por su liberación.

Vinieron nuevamente algunos días tranquilos. José aprendió el oficio de panadero y juntos continuaban su doble oficio: panaderos y activistas.

Se acercaba un acontecimiento importante: el 25 de mayo de 1910. Se celebrarían los primeros cien años del país. Una euforia nacionalista inundaba las calles de Buenos Aires. Pero lo que era festejo para la clase media, era enojo para los dirigentes obreros.
Esta vez, juntos, anarquistas y socialistas declararon la huelga general. El gobierno decretó el estado de sitio y detuvo a los directores de los periódicos La Batalla y La Protesta; a los integrantes del Consejo Federal de la FORA y del Comité Central de la CORA (socialista).

Se organizaron manifestaciones nacionalistas anti-obreras, asaltando los locales anarquistas, socialistas y gremiales, y destrozando las redacciones de La Protesta y La Vanguardia. Las barriadas obreras reaccionaron a los ataques, y se produjeron muertos y heridos en ambos bandos, y aunque existieron sabotajes que empañaron los festejos, el gobierno pudo cumplir con el programa de la celebración.

La reacción gubernamental golpeó fuerte a los anarquistas, aprobando la “Ley de Defensa Social” y se suspendieron la libertad de imprenta, el derecho de manifestación, de asociación y de reunión. Se deportó al extranjero y se detuvo a centenares de militantes, trasladándolos al Penal de Ushuaia. El periódico La Protesta pasó a editarse temporalmente en Montevideo, pero pronto se comenzó a imprimir clandestinamente en Buenos Aires a mediados de 1911.

José, nuevamente Giuseppe, fue detenido y estuvo ocho largos meses en aquel penal. Regresó flaco y demacrado y se abrazaron llorando con Antonio, mientras los chicos los rodeaban aplaudiendo y gritando Viva la libertad !!, Viva la anarquía !!!!

El país comenzaba una larga etapa de conflictos sindicales y sociales. También políticos.


Parte 16 – La semana trágica

Buenos Aires, 1919.
Antonio y Giuseppe conversaban en la nueva sala de la panadería.
La nueva sala era una especie de barcito, había tres mesas y, se podía tomar café con facturas. La sala estaba cerrada, eran las nueve de la noche.
Prefieres café o una cerveza?

Mira Antonio, muchas cosas se precipitan. La división de la FORA nos ha debilitado, ya no estamos todos juntos los anarquistas. La revolución bolchevique en Rusia ha entusiasmado a los sindicalistas y nos han quitado espacio.
Si, dijo Antonio, por momentos uno siente ya el cansancio…varios años llevamos y los objetivos parecen cada vez más lejanos… Que piensas de Yrigoyen? Es un reformista de clase media, en el fondo responde a los intereses de las empresas, del capitalismo…pero tiene cierto arraigo popular… Si, eso lo vuelve más peligroso. Pero el problema no es él, son algunos de los que lo acompañan…nos odian. Si, porque renegamos de la democracia burguesa…. Así es.

El 7 de enero de 1919 Giuseppe arengaba desde un improvisado palco frente a los talleres metalúrgicos Vassena.
Compañeros, reclamamos aumento salarial, el descanso dominical y la reducción de la jornada a 8 horas… la patronal no acepta ninguno de nuestros reclamos, porque se siente apoyada por el gobierno… el único camino que nos queda es la huelga… Si, si, respondieron los trabajadores e iniciaron cánticos e insultos a la patronal y al estado… La policía decidió ordenar la dispersión, se iniciaron forcejeos, hubo disparos de armas largas… cuatro huelguistas muertos y más de treinta heridos fue el saldo del disturbio….
Ambas FORA, la de corte socialista y la anarquista llamaron a la huelga general.
Durante el entierro de los obreros fallecidos se produjeron grandes disturbios, policías y bomberos armados dispararon contra la multitud produciendo un número difícil de determinar de víctimas. Los medios que respondían al gobierno hablaban de 8 muertos, mientras el diario La Vanguardia afirmaba que las víctimas eran más de 50.
A partir de ese momento comenzaron a actuar grupos paramilitares, como la Liga Patriótica, de corte fascista, antisemita, xenófaba, defensora de los valores conservadores.

Hacía tres días que Antonio no tenía noticias de Giuseppe. Estaba preocupado.
Lo buscó en todos los sitios conocidos. Nadie lo había visto. Nadie sabía nada de él.
Comenzó a recorrer los hospitales. Hasta que lo encontró. Estaba muy mal herido: tres disparos le habían perforado el estómago. Estuvo más de doce horas abandonado en un baldío. Cuando por fin fue llevado al hospital, tenía una infección generalizada.
Antonio se sentó al lado de su cama le tomo la mano. Deliraba por la fiebre. Decía cosas inconexas, hablaba de cuando era niño y su abuelo lo llevaba al campo, allá, en Cúneo.
En un instante recuperó la lucidez y le dijo: Antonio fui muy feliz de ser tu amigo y compañero, me gusta mucho vivir en tu panadería…cerró sus ojos, y murió.

Salió del hospital llorando, puteando. En la calle un diariero gritaba los titulares de La Prensa: ante la amenaza de la guerra revolucionaria iniciada por los grupos rebeldes, el presidente Yrigoyen puso la ciudad en manos del General Luis Dellepiane con instrucciones de terminar con la subversión.
Antonio fue a su panadería, desde ese día no pudo superar la tristeza. Los chicos le contaron que había más de mil muertos por los grupos de Dellepiane. Dos de ellos le comunicaron que tenían miedo, que se iban de la ciudad, se volvían a sus provincias.

Antonio se sintió muy solo. Su tía había fallecido hacía un año.
Buscó un cartón blanco y escribió, con letras negras y gruesas: SE VENDE.

La venta de la panadería le había generado un buen ahorro. Compró un pasaje de ida para España, en un moderno vapor, de aquellos que habían hablado con Giuseppe cuando el balanceo del oleaje los tenía mareados en aquel viaje, …hace más de treinta años, pensó… qué será de la vida de Dolores en Cataluña….. cerró sus ojos, la recordó y disfrutó la fugaz esperanza de encontrarla. Qué tontería, se dijo, y se fue sonriendo a su camarote.

 


Parte 17 – Don Hipólito

Martín García, 1931

Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen tenía 79 años, no le sentaba bien el clima húmedo del penal. Tosía. Esa mañana estaba realmente congestionado.
Se le acercó un hombre de pelo blanquecino y mirada calma, me llaman el Polaco, fui anarquista, me tenían en la Isla de los Estados, eso si era un infierno, pero frío, muy frío.
Y porque estaba allí – le preguntó Don Hipólito– yo emití una amnistía.
Parece que nunca llegó al penal, pero no se preocupe, estoy bien, en realidad ya no estoy preso, ahora trabajo aquí.. hago de todo un poco. Ud. como se siente, Presidente?
Ya no soy presidente, solo presi. – rieron juntos – trato de ordenar mi cabeza, tenía intención de escribir mis memorias…
Otros lo harán por Ud.
Eso es justamente lo que me preocupa.
Pero seguramente lo harán algunos de sus partidarios…
Si, pero de cual bando? Ya le he perdido el rumbo a muchos correligionarios, algunos ya están negociando con Uriburo….Ud. debe saber cómo son estas cosas… Y dígame Ud. que piensa? Sigue siendo anarquista?
No, para serle franco dejé de serlo durante su segundo gobierno. Durante el primero estábamos en contra suyo, nos reprimieron, nos encarcelaron, mataron a muchos de los nuestros… pero en la cárcel, allá en el sur, reflexioné mucho sobre lo que Ud. quería hacer… y llegué a la conclusión de que lo suyo era más realista que nuestras utopías…

Sí, pero ahora pienso que no es mucho lo que pude hacer… no es fácil contrariar a los conservadores y a los ingleses y norteamericanos…además, la guerra y la revolución rusa complicaron bastante el panorama… que es lo que Ud. piensa que hicimos bien?

Bueno, en general una política popular y nacionalista; le pusieron frenos a los ingleses en los ferrocarriles, crearon uno propio; metieron al estado en el control del petróleo, creando YPF; defendieron el derecho de los campesinos; desarrollaron la educación; apoyaron la reforma universitaria; no contrajeron nueva deuda externa y cancelaron algunas que habían tomado los anteriores gobiernos…fue muy inteligente de su parte mantener la neutralidad en la guerra de las potencias…y también lo fue dejar a Alvear en la sucesión política….en fin hubo muchas cosas con signo positivo…

Y qué cosas no le gustaron?

En lo político, no haber evitado las matanzas en el conflicto con Vassena y el de la Patagonia…en ambos casos la represión fue excesiva…debieron haber buscado un camino de arreglo….en lo económico no haber podido estatizar la banca y el petróleo, se redujeron a controlar, lo cual fue bueno, pero no suficiente… en lo personal, que no haya comprado nunca nuestros periódicos…. Si lo hubiera hecho quizá podría haber estado advertido de la crisis mundial que se desató en el 29, que terminó pulverizando a su gobierno y traerlo aquí, a hablar conmigo.

Juntos rieron y tomaron mate, la conversación tomó otros rumbos.

Es importante –dijo Don Hipólito- que en la cárcel pueden ser amigos un radical como yo y un anarquista como tú..
Sí, la cárcel tiene la virtud de acercar a la gente encerrada, la condición de preso es superior a muchas diferencias….pero además, yo lo voté a Ud. en las elecciones del 28…

Parece que tu voto no logro mucho, mira dónde estamos….

No se preocupe, peor están los socialistas, que con revolución bolchevique y todo, no logran aproximar una elección…y cuando por fin hacen una buena elección es en contra suyo…. extraño verdad? De todos modos no les sirvió de mucho….ahí están, en el otro pabellón.

Epilogo

Don Hipólito murió dos años más tarde. Cientos de miles de personas acompañaron su cortejo en uno de los funerales más grandes que registra la historia Argentina.
Posiblemente muchas de ellas habían participado en las protestas que posibilitaron su derrocamiento.


Parte 18 – FORJA

Buenos Aires, Junio 1935

Ya había transcurrido la mitad de la Década Infame. Prácticamente todos los cambios realizados por Yrigoyen habían retrocedido. Nuevamente los conservadores y su política estaban en el poder. Un sector del radicalismo negociaba con el gobierno una posible participación. Se denominaba “la Concordancia”.

En una pizzería de Palermo se reunieron un grupo de amigos, entre los que se encontraban: Arturo Jauretche, Homero Manzi, Juan B. Fleitas, Manuel Ortiz Pereyra, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, Atilio García Mellid, Jorge del Río ,Darío Alessandro (padre)s y Raúl Scalabrini Ortiz.

– Ha llegado la hora, no podemos seguir formando parte de un partido claudicante, que lleva cinco años sin ofrecer resistencia al avance inescrupuloso de estos usurpadores de la democracia…
– Y menos aún sabiendo que algunos traidores están negociando con el régimen, a espaldas del resto.
– Hoy mismo debemos fundar un nuevo grupo, un verdadero movimiento…
– Propongo la consigna: Somos una Argentina Colonial: queremos ser una Argentina Libre.
– Debemos identificarnos, propongo un nombre: Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina

Así nació FORJA. Ninguno de los presentes imaginaba la trascendencia que tendría ese impulso de protesta, de no resignación, de un grupo de jóvenes, algunos radicales, y otros independientes, para el pensamiento político de las generaciones posteriores.

– Propongo que la conducción esté a cargo de Juan Fleitas y de Manuel Ortiz Pereyra.
– Aprobado, aprobado, aprobado,…
– Propongo que editemos Cuadernos para hacer conocer nuestro pensamiento…
– Y hagamos conferencias y debates…
– Tenemos disponible un sótano en Lavalle 1725, lo podemos usar…
– También debemos organizar actos callejeros…
– Aprobado, aprobado, aprobado…
– Debemos denunciar este acuerdo llamado la Concordancia, hecho a espaldas del pueblo y sin consulta a las bases de nuestro partido…
– Debemos oponernos a la política económica de entrega a los intereses británicos…
– No a la creación de un banco central controlado por Inglaterra…
– No al Pacto Roca-Runciman…
– No a la ruptura de relaciones con la Unión Soviética…
– Si a mantener la neutralidad en la guerra…

El impacto de FORJA en la cultura política argentina fue determinante en las décadas siguientes.
Hacia 1940, la facción liderada por Dellepiane y Del Mazo pactó su reintegración a la conducción nacional de la UCR, y abandonó el movimiento. Esto favoreció a la línea más radical, representada por Scalabrini Ortiz y colocó a Jauretche al frente, pero debilitó las bases del grupo.
En 1943 se alejó Scalabrini Ortiz.
Ante el golpe militar de 1943 que derrocó al gobierno fraudulento de Ramón Castillo, FORJA consideró que constituía la primera etapa de la política de reconstrucción de la nacionalidad y de expresión auténtica de la soberanía.
Luego del llamado a las elecciones realizado en octubre de 1945 FORJA anunció que sus objetivos se habían satisfecho y se disolvió. Algunos de sus miembros hicieron campaña por la candidatura de Perón.
El pensamiento político impulsado por FORJA sentó las bases del pensamiento nacional y popular en las nuevas generaciones y en la clase trabajadora argentina.
Se iniciaba una nueva etapa.


 Parte 19 – El camino de la Grieta

Claudio González y Raúl Montes, ambos estudiantes de historia, uno de la UBA, el otro de la UNC, se encontraron en el X Congreso Nacional de Historia, que se realizaba en Rosario. Duraba tres días. Las jornadas estaban pobladas de intensas sesiones, pero por las noches, en grupos, salían a cenar y a tomar algunos tragos.
La última jornada puso en la mesa de sesiones el tema de la grieta. Se escucharon diversas ponencias en un debate que se abrió.
Esa noche, ya finalizado el Congreso, Raúl y Claudio se sentaron en un bar.
A propuesta del cordobés (Raúl) se relajaron acompañándose de un par de “fernandos” cada uno, mientras trataban de sacar conclusiones sobre todo lo escuchado en las sesiones.

– Que importante y decisivo sería que la gente se preocupara por la historia…
– Para que la historia se meta en la gente deberíamos inventar un juego.
– No es mala idea…piensas en un juego de tipo informático, en la compu?
– No, creo que debería ser un juego de mesa, de esos que antes agrupaban a la familia.
– Y que se te ocurre?
– No se, debe ser algo llamativo, que tenga impacto en el presente…
– Que te parece algo así como “el camino de la grieta”? Los jugadores avanzan por un mapa que los referencia a hechos de la historia y van quedando atrapados en ciertas “postas”…por ejemplo, de pronto caes en la Década Infame…para salir y continuar debes explicar que pasó allí, una síntesis…el juego te permite usar la web para poder responder…. Un árbitro define si la respuesta es correcta…parecido al juego del “diccionario”, lo conociste?
– Si, lo jugaban mis padres…dicen que se divertían y de paso aprendían mucho sobre las palabras. Sigamos adelante con tu idea…me gusta.
– El juego podría ser sobre un gran plano, con sus caminos geográficos sobre el que situamos hitos de la historia… el jugador tira dados y avanza, pero cada vez que cae en una posta debe explicar lo que sucedió allí…
– Si, y en algunos sitios colocamos círculos con indicador que te obliga a sacar tarjetas, las cuales te exigen como prenda a explicar hitos…
– Esto va tomando forma….
– Imagínate, podrían ser juegos fantásticos…podemos diseñar diferentes versiones una sobre historia nacional; otra latinoamericana… la más general: el mundo.
– Es una buena idea por dónde la miremos…. Porque además del conocimiento genera un espacio participativo, de la familia, de los amigos… rompemos el esquema individualista de la compu, …nos obligamos a sentarnos alrededor de una mesa y dejar los celus de lado…salvo para buscar datos.
– Excelente, además, recorremos la historia de la grieta, y demostramos que su origen es múltiple, y que trasciendo lo político e ideológico…
– Si, ya me imagino un montón de hitos: federales y unitarios, las batallas de Caseros, Cepeda y Pavón; la conquista del desierto (pobres indios..cuantos murieron?);..
– los radicales a los tiros; los anarquistas y los socialistas; la semana trágica, la Patagonia; la Década Infame (pobre Yrigoyen…); el 17 de ocubre …la libertadora.
– además, imagínate, en la versión mayor, lo que será seguir el camino de las grietas en el mundo….una locura.
– Me gusta además el asunto de que el juego te obligue a buscar información en la tableta o en el celu, porque de ese modo unimos todo, y le damos valor al Wiki, no te parece?
– Si, creo que será un juego sensacional…

Raúl y Claudio volvieron a sus lugares de origen, pero siguieron conectados y continuaron intercambiando ideas y mejorando el diseño del juego.
– Creo que tengo al inversor que puede poner la guita…
– No me digas…
– Si, mu futuro suegro…se embaló con la idea, dice que tiene quien puede producirlo.

No sería extraño que a fin de año descubramos en librerías y jugueterías, una hermosa caja conteniendo un mapa color, unas tarjetas y un par de dados.
Con un título atractivo: La Grieta –versión nacional- . Para jóvenes y adultos.

Le auguramos mucho éxito.


 

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